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jueves, 16 de abril de 2015

Mis locos y yo


El otro día hablaba con Sberrow, quién me preguntaba qué tal mi búsqueda de trabajo. Yo le dije que muy bien, la búsqueda cada vez mejor. Creo que soy una buscadora de trabajo experta, qué coño. No conozco a nadie con más experiencia que yo.

He buscado trabajo cuando estaba en el paro, y he buscado trabajo hasta cuando trabajaba. Claro, que entonces buscaba porque trabajaba con gente chunga. Quizá mis principios no eran tan chungos, o quizá los recuerdo con añoranza pasado el tiempo y ésa los hace menos amargos.

Pero sí, en GatoHotels, la mujer del dueño, la que mandaba desde casa, estaba loca. Y su hija, directora de uno de los hoteles, también. Me regaló momentos de surrealismo impagables y alguno llegó a este nuestro blog. Y tuve que buscar trabajo.

Entonces cambié de curro a Alienigen Hotels. La buena noticia es que cobraba más. La mala, que estaban más locos y eran más cabrones. Malos que te cagas, que hasta Sberrow lo dijo. Y me vine a Madrid y tuve que buscar trabajo.

Hice dos másteres, un programa de RRHH, trabajé como autónoma y un año y medio más tarde encontré trabajo. Con los mercenarios, que al principio pensé que eran sólo unos piratas, pero al final también eran unos pirados. Mientras tanto, Sberrow seguía aguantando en Alienigen Hotels.

Tuve suerte, porque me despidieron los mercenarios casi a la vez que me contrataron en una super empresa. La Directora de RRHH quería alguien muy potente, tardó mucho en encontrarme, y al final me contrató. Luego se dio cuenta de que era demasiado lista para estar debajo de ella, así que me echó a los nueve meses. Ni la lactancia me dio.


Y entonces volví a trabajar como autónoma, y a estar en el paro. Y busco trabajo. Y en ésto llegó la conversación del otro día con Sbeerrow. Entonces caí en la cuenta: me estoy esmerando por entrar en empresas normales, y... ¡¡¡lo mío son los locos!!! ¡¡¡Por éso no estaba encontrando curro!!!

Pero hoy puedo haber cambiado las cosas. Ayer contacté a un tío por LinkedIn y hoy me ha entrevistado. El suelo de la oficina estaba sucio y el aire olía a tabaco. Las chicas de la entrada mantenían una discusión con el manos libres, muy alto y con poca educación. No, no han considerado prudente coger el auricular para que no lo escuchase todo. El jefe ha llegado tarde y la entrevista ha empezado por un "Qué, qué me cuentas?" no exento de vacile. Es una empresa familiar. Su padre y él se llevan mal. Se dedican a la venta a puerta fría de productos de otra empresa, han crecido desde cinco empleados a ciento y pico en tres años. Sin preguntar, me ha dicho que los jefes regionales no tienen estudios. A mis preguntas sobre la gestión de la empresa y la estrategia me ha respondido como un ñapas de primera división. Nos ha interrumpido el Neng vestido con una camisa guay y una corbata más guay, acompañado de vaqueros fardahuevos. Le ha hablado en voz baja al jefe, timorato. Era el regional de Madrid haciéndole una pregunta estúpida que dejaba claro que el jefe es un micromanager.

Sí, PUEDE QUE HAYA CONOCIDO A MI NUEVO LOCO. Ahora estoy más cerca de volver a tener trabajo... todo encaja!! ¡Deseadme suerte, que ya queda poco!

And eeeveeerything is aaaaalriight!


martes, 16 de septiembre de 2014

El arte de tropezar con la misma piedra

El otro día salí a hacer un recado al lado de casa. A la ida, crucé un paso de peatones, y al entrar en la acera de enfrente enganché el pié en una baldosa saliente y dí un traspiés. No fue nada, esa sacudida ridícula de cuerpo hacia delante, con pelos volando a lo conciertazo de heavy y sonrisa estúpida para afrontar las miradas de quién lo hubiera presenciado.

Llegué a mi destino, compré lo que necesitaba, olvidé el incidente y volví por la misma acera en sentido perpendicular al que había traído.

No me preguntéis cómo. Volví a quedarme enganchada en el mismo cochino saliente, y esta vez aterricé en el suelo, y me hice una rozadura en la rodilla estilo hostiazo de recreo.

Me sorprendí de lo tonta que había estado.

Pero es mi historia. Soy especialista en darme calamonazos contra las mismas paredes, en descubrir moratones o bultos de golpes en cualquier parte del cuerpo y no saber ni  cómo me los he hecho.

Hoy me he levantado con cara de lunes, y éso que es martes. Y llevo toda la mañana limpiando la casa, a ver si el orden me amuebla la cabeza, pensando en cómo tropiezo sin aprender. Supongo que sólo es miedo de que sigan apareciendo baldosas salientes y yo siga teniendo que percibirlas a base de tropezarme con ellas, porque todo lo que estoy haciendo ya lo he hecho antes. Vuelvo a buscar trabajo, vuelvo a intentar ser solvente y vuelvo a pensar qué más puedo hacer para hacer frente a las consecuencias de mis errores del pasado, que ahora dan menos miedo porque están pasando de temores a perjuicios materiales –y es mejor tener un problema que saber que vas a tener un problema-. Y vuelvo a intentarlo en una relación que pinta bien, o éso creo y me dice la gente.

Y me pregunto si esta vez voy a ser capaz de cambiarlo todo. O si me voy a seguir echando las rodillas abajo a base de tortazos ridículos en la calle.


Al menos sé levantarme sonriendo estúpidamente. Éso sí que lo he aprendido.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Epifanía

Las verdades más profundas sobre tí mismo te llegan de la manera más estúpida. A mí me pasó abriendo la puerta del armario del desayuno.

Pero ahí estaba mi verdad. Algo que justo en aquel momento, con  mis legañas de recién levantada, no recordaba haber hecho, me dio una bofetada de felicidad instantánea y me descubrí una sonrisa de las que duele en la cara y todo. Como que los músculos de las mejillas no están acostumbrados a ese estiramiento del moflete hacia atrás, y menos con el entumecimiento post despertar.

¿Qué podía arrancarme semejante sonrisa recién levantada? Y conste que desistí del mal humor matutino hace tiempo y decidí que no iba a despertarme enfadada. Pero de ahí a sonreír... ojo, hay un trecho.

Pues os diré qué fue. Fueron.

Rosquillas.

El día anterior había comprado con hambre. Todo el mundo lo sabe, no hay que ir a comprar con hambre porque entonces compras patatas fritas, mardalenas, cheetos, bombones, helado, queso untable, donuts y toda la mierda engordosa que una debe evitar tener como fondo de nevera si no quiere acabar como la madre de Gilbert Grape.

Pero yo compré con hambre, y compré rosquillas, y al día siguiente al despertarme no me acordaba, pero las rosquillas estaban ahí y me hicieron profundamente feliz. Y aquí vino la epifanía... puede que no me convierta en una vieja rodeada de gatos -que a veces intento mentalizarme y visualizarme para aceptar ese futuro probable-... pero está clarísimo que voy a ser una vieja gorda.

¡¡La comida me da felicidad!! Que yo soy como Esaú, que quedó como el tonto de la historia, pero que si a mí me ofrecen un plato de lentejas un día con hambre... a tomar por culo todo.

Y he aquí una de esas verdades que llegan a tu vida para no marcharse, sin necesidad de bola de cristal ni nada de éso. Soy una gorda, ahora de corazón, y físicamente en potencia... pero seré una gorda completa en acto con el devenir de los años.

Y digo ésto y añado que, desde la epifanía de las rosquillas, han entrado en mi despensa tres paquetes galletas príncipe y voy por la mitad del segundo panetone. A dos de diciembre.

ALERTA ROJA.


lunes, 16 de julio de 2012

Hold on...


Al despertar, duelen los ojos. Un poco secos. De la sal.

La botella de vino con Adalias dio para reír y para llorar. La sabiduría de su abuela nos consuela a las dos. La mayoría de la gente viene a este mundo para crecer, reproducirse, y llevar la vida que esperan. Otras personas vienen para vivir otras cosas.

Ahora toca caer. Ya sabes cómo funciona. Después de la subida, venía ésto; no me digas que no lo sabías. Volverás a subir, pero ahora, toca bajar. Coge aire y así gritas a placer.


Me acogió en su casa y dormimos juntas en la misma cama. No flipes muchacho, si pasas por aquí: no nos tocamos libidinosamente. Pero mola volver a escuchar la respiración de otro al dormir, aunque tengamos cada una nuestro sueño revuelto.

Nos levantamos, me invita a un zumo, rechazo el desayuno porque tengo que ir a casa; que tengo invitada a comer y a la piscina. El pensamiento que lleva instalado tres días en mi cabeza se mantiene constante, debajo del zumo, tras la conversación sobre los sueños, mientras camino por la calle y aunque trato de silenciar mi murmullo interior subiendo el volumen de mi MP3 y me acompañan dEUS, the Strokes, Patrick Wolf, The Kinks, Them, Pixies, Muse, The Doors, Massive Atack, Bowie. Cantadme fuerte, por favor. Y ellos me cantan, pero no acallan el rumor interno que pugna por mantenerse firme, como la verdad que lo provoca.
Encuentro una tienda de rebajas. Son trapejos, pero me hace ilusión. Busco colores y me los pruebo. Le gustaba que me vistiese de colores. Este vestido anaranjado me sienta bien. Un poco más corto de la cuenta… Lástima que no me lo vaya a ver.

Salmorejo, entrecot, baño en la piscina, charla, risas, un poco de trabajo. Shhh, espera, todavía no. No tienes que hacerlo. Más tarde, si éso, pero ahora, aguanta un poco más. Mi compañía se marcha, no sin ofrecerme más su tiempo y su oreja, por si necesito algo. No, estoy bien. Ahora haré ejercicio.

El MP3 se encarga del silencio. Yo de darle a las piernas. Corro sobre la  elíptica sin que la serotonina llegue a contrarrestar la amargura. Nada grave, es como beber agua después de  comer melón. Un par de explosiones de llanto mientras corro y decido parar después de ochenta minutos. Mañana voy a estar baldada. No, un mensaje no es buena idea. Llamar tampoco. Todavía no, ahora debo tintarme el pelo; Gato, deberías prepararte física y mentalmente para esa entrevista del miércoles. Quién sabe, debes estar bien. Cambia el foco de atención, no pienses en ésto… ahora no, mejor tíntate el pelo.

Y con el tinte en la cabeza me hago la cena. Son las doce menos diez. Perfecto. No es hora de llamar ni mandar ningún mensaje a la gente de bien. Ahora a enjuagar ese tinte,  ducharse y dormir como una  bendita. O casi. También para dormir, bendito sleep timer en el MP3 y el “( )” de Sigur Ros.

Mañana será otro día. Hoy ya está.

martes, 5 de junio de 2012

Difícil

A veces la cosa se pone difícil. Tan difícil que uno pierde la esperanza de que pueda salir bien, de que el sol salga por Antequera, y éso que siempre sale (o éso dice la sabiduría popular).


Así que un gato agarra su mochila, la de siempre, aunque esta vez con unos cuantos kilos de grava más -para qué llevar grava en una mochila, si pesa y es complicado que vayas a poder hacer algo con ella-; pero agarra sus kilos nuevos de grava y se pone a caminar otra vez, como si no hubiera un mañana. 

Pero claro, es que mira atrás y es como cuando el perro escoba de Alicia en el País de las Maravillas pasa barriendo el camino pasado, la adelanta, y borra el camino de delante... Y sabe que quedarse quieta es peor, pero ¿hacia dónde ir?


Y entonces se enrabieta, abre la mochila, agarra los puñados de grava y empieza a arrojarlos lejos con furia. No te necesito, grava estúpida. Pero no se puede deshacer de toda su piedra machacada. Así que apretándola en las manos hasta que le hace daño y se le saltan las lágrimas -estúpida grava, haciéndome llorar otra vez-, vuelve a meterla en la mochila.

Ya la tiraré mañana.

sábado, 26 de mayo de 2012

Das la mano...

... y se toman el brazo.


Es así. Y una, que es gilipollas, no deja de dar la mano. Porque ya llegará el que sepa apreciarla y te de la mano a su vez... ¿no?

ERROR.

No, la gente no se da cuenta de lo que les das, mientras pueden disponer de ello sin esfuerzo. No, no les importa cuánto te cuesta dárselo... Les importa cuánto les cuesta conseguirlo. Y si lo regalas... es que no vale nada.

Así se producen situaciones absurdas como la de ayer. Después de que alguien -a quién no puedo señalar para mantener su inmunidad blogosférica- me hiciera un favor como un castillo, averigüé las pocas opciones que tenía de sacarme de una poza de mierda en que me metí por Cerdocabrón. Sí, el ex-ex. Que hay más exes que duelen ahora, pero si hay un ex capaz de joderte seis años después, es que es un ex-ex y además se llama Cerdocabrón.

Una de las posibilidades de arreglarlo no es viable. Si alguien tiene 50.000 € para prestarme, que hable ahora o calle para siempre. Amhá, como iba diciendo, no es viable.

La otra posibilidad consiste en que Cerdocabrón mueva su culo hasta el banco y haga cierta renuncia.

- Pero claro, me imagino que con esta situación, no os llevaréis bien ni hablarás con él...

Efectivamente. No. Pero si ésto es lo único que se puede hacer, yo me aclaro la garganta, contengo la naúsea y hago lo que tengo que hacer...

- ¿Dígame?

- ¿Cerdocabrón?

- Sí, soy yo, ¿quién es?

- Soy Gato.

- ¡Ah, hola! ¿cómo estás? -suena sinceramente preocupado. La última vez que hablamos, hará más de año y medio, sonó ofendido. Claro que yo le estaba llamando de hijoputa para arriba...

- Pues mal.

Así que le explico el caso: "He hablado con la amiga de una amiga que sabe muchísimo de marrones como el nuestro, y  que me ha hecho el favor de examinar nuestro caso. Me comenta que la única opción que podemos intentar es la dación en pago; que no cumplimos con los requisitos pero a veces el banco lo acepta, así que necesito que vayas al banco y trates de arreglarlo". Me lo debes, hijo de la gran puta. Me lo merezco.

- Oh, sí, por supuesto, lo último que yo quiero es perjudicarte, te juro que lo he intentado todo pero los bancos no me han aceptado la operación para sacarte, y bla bla, bli bli.

Y un gato asentía: 

- Sí, sí, bien, lo comprendo; ve al banco y lo arreglas.

Creía que era obvio que estaba manteniendo la cortesía por pedirle algo que necesito y que podía negarme, aunque me lo deba moralmente. Pero la moralidad no es algo que prime en la vida de éste y otros muchos individuos con quienes me las tengo que ver. Así que un gato estaba siendo funcionalmente amable.

Pero no, no era obvio. Le doy la mano, coge el brazo y me empieza a llorar porque su ex le engañó con el negocio. Sí, aquella con la que crucé dos palabras tras estrecharle la mano, y me dió indicios suficientes como para decirle a Cerdocabrón: "No la contrates. Esa tía no es trigo limpio". Aquella con la que es posible que me pusiera los cuernos -ni lo sé, ni me importa-.

¡Oh, pobrecito...! Le engañó y se gastó el dinero. Ella se lo llevó y yo pago el pato. Y ÉL ME LLORA A MÍ.

- Ea, ea... ya pasó. Ve al banco y arregla lo mío.

Hechos son amores y no buenas razones. Sólo estoy siendo amable porque quiero que desaparezcas de mi vida para siempre. Y has generado tanta mierda, que antes de desaparecer, me gustaría partirte las piernas. Y que te rajen la barriga -por éso pagaría, que lo de tu sangre me da asco-.  Pero a tí, que además de Cerdocabrón eres un tonto del haba, no se te ocurre nada más que llorarme. A MÍ.

Colgué justo a tiempo para salir corriendo al baño a vomitar. Y mirando el blanco de la taza pensaba: ya me han vuelto a coger el brazo, cachen los mengues... ¿Por qué hostias todo el mundo cree que soy tan buena? Me está bien empleado: por dar la mano.

Así que me tengo que fabricar un nuevo gato. Pienso ser exigente, mandona  e interesada. Porque parece ser que ése es el único camino para que te traten como a una puta reina, que ser buena... no vale de nada. Comprobado. No lo hagáis nunca.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Mi psicopatita y yo

Después de sufrirlo durante meses, como las hemorroides, en silencio, voy a escribir sobre ello. Este es un post de "it's my party and I cry if I want to", o más bien,"es mi blog y me lo follo cuando quiero". Así que corazones sensibles necesitados de rosa y de historias en las que todo sale bien, debéis dejar de leer desde aquí.


Martínez, fundador de MM (Martínez Mercenarios S.L.) es lo que viene siendo conocido como un puto loco de los cojones. Hoy dice A, mañana dice B, y pasado H. Todo el mundo está en su contra. Todo el mundo es, parafraseo, un "pigmeo intelectual" que no sabe ni atarse los cordones de los zapatos. Puede decirte ahora mismo que te agradece mucho que le escuches e intentes solucionar el problema que se acaba de inventar, y exactamente tres minutos después, decirle a Carol, su secretaria, que no le escucho ni hago nada por él porque no me da la gana.


Y va in crescendo. Como ni familia ni amigos le soportan desde hace tiempo, su círculo se cierra. Así que ha de llenar sus fines de semana con otras compañías. Por éso se dedica a llamar a todo cristo (de la empresa) en fines de semana y festivos, para que vengan a trabajar con él. Como es el jefe, la gente se acojona y le coge el teléfono, claro. Y así tengo yo a una horda de mercenarios y secretarias hartos, quejándose, pero cediendo a los chantajes de este cabrón cada vez que los reclama.


Un gato quiere matar. O al menos, ver morir. Martínez Junior y Raravis se niegan a hablar con su padre. Las excusas son variadas, desde "yo no tengo ascendencia ninguna con mi padre, no va a servir de nada" hasta "no me sale de los cojones".


Pero todo lo que se ve que está fatal y parece insostenible tiene una tendencia inevitable a empeorar, para demostrarme lo equivocada que estaba. Así que, como tres jefes eran poca cosa, esta semana recibo una llamada:


- ¿Gato?

- Sí, soy yo, dime, Luci Mari.

- Te llamo porque, no sé que te habrán dicho mis hijos, pero tienes que ponerle una secretaria a mi marido YA. Porque yo no pienso soportarle un fin de semana más así.

- Discúlpame, Luci Mari... estamos buscando a gente, pero no es posible tenerla tan rápido. La empresa de trabajo temporal nos ha mandado un perfil de una mujer de 47 años, que a Martínez no le ha parecido adecuado. - el hijo de la gran puta las quiere jóvenes, para que además de aguantarle sin cuestionar nada por la falta de experiencia, estén buenas- y sigo buscando. Además de que saldría como a 200 € por fin de semana y tus hijos no están dispuestos a pagarlo, aunque éso sería una solución a corto plazo -mientras encontramos a una pringada, que pringado tampoco le va bien, que necesite aceptar un curro mal pagado para trabajar hasta las 10 de la noche y los fines de semana, aguantando a un ególatra esquizoide-, ya que buscamos a una secretaria a media jornada que cubra cuando Carol termina la jornada: noches, viernes por la tarde y sábados.

- No me digas que con la crisis que hay no vas a encontrar a nadie, será porque no quieras.


Un gato se muerde la lengua. Mucho.


- Estamos haciendo lo que se puede, Luci Mari, tenemos mucho trabajo además de esto. Voy a hacer lo que pueda, pero no te garantizo que hayamos encontrado a alguien antes de este fin de semana.

- Mira, Gato, soy la accionista mayoritaria de Martínez Mercenarios S. L. y tienes que hacerme caso a mí. Me da igual lo que te digan mis hijos, así que consigue a alguien ya. Que se acerca el fin de semana y me lo mandáis a mi.


WTF???

¿Que YO, currante de vuestra jodida empresa, TE MANDO a casa a TU puto marido en el fin de semana? ¿¿Pero es que aquí nos hemos vuelto todos locos??


Mientras tanto, el otro me cuenta que piensa en cuchillos, en matar a su mujer y a sus hijos. Y me entero, por el financiero, de que cierto intento de agresión ya ha sido cometido. Pero como nos gusta demasiado el dinero, negociamos con el loco, tapamos y maquillamos, y seguimos adelante. Que la pasta está por encima de la dignidad, la ética y otras mamarrachadas por el estilo. Éso sí, que las consecuencias de ese pacto perverso las apañe otro. Asalariado a ser posible, que no pueda negarse.


Un gato recomendando psicólogos desde mayo. Mi mayor triunfo ha sido conseguir que el cabrón de Martínez pida cita. Seis meses después. Ahora sólo falta que vaya. Y que le sirva de algo. Casi nada. Aunque mi diagnóstico definitivo es que no padece ningún trastorno de personalidad: se trata de un malvado frustrado porque no cuenta con el poder de antaño para joder al prójimo, y esa frustración creciente le hace pegar las dentelladas y justificarse con mentiras increíbles que sólo él se cree ("tengo un cáncer, me voy a morir y esta empresa se hundirá conmigo", "si hubiera tenido un cuchillo en aquel ascensor, hubiera matado a mi hijo", "tengo demasiado trabajo y necesito una secretaria el fin de semana", "puedo morir matando" y un laaaargo etcétera).


Y yo que pensaba que había vivido mucho y que estaba preparada para situaciones surrealistas en empresa. Chúpate ésta, gato imbécil.

viernes, 13 de mayo de 2011

Soy un desastre con patas

Tengo un don innato, y digo innato porque lo vengo observando desde que tengo uso de razón: Pongo un pié en la calle y me empiezan a pasar cosas surrealistas. Hace unos años, conocí a Gato, y poco a poco descubrí que tenía el mismo estigma. Nuestra presencia conjunta, como la denominaría posteriormente ella, se convirtió en El Quinto Elemento Chungo.

Algunas de las cosas que me suceden, las callo, porque si no me ganaría el mote de Antoñita la Fantástica, y sinceramente, Sberrow mola más. Sin embargo, muchas otras, para desgracia de mis amistades, cuentan con testigos de primera mano, por lo que se está empezando a gestar la leyenda de que cuando nací unos extraterrestres me abdujeron y me insertaron un imán de super-potencia-atracción-surrealística.

La cosa no pasaba de ser meramente anecdótica, hasta que me separé. Tras la separación, mi imán ultrasónico se ha reiniciado y ha instalado las actualizaciones, descargándose una versión más completa, cuyo resultado me otorga el poder de atraer a los tíos más tarados y chungos a varios km a la redonda.
No, nenas, no sintáis envidia, pues como he dicho: sólo funciona con frikizumbados.
(Nota aclaratoria: Gato, por suerte, no ha sufrido dichas alteraciones del software, y el suyo ha derivado en liarla parda en cada trabajo en el que aterriza).

Pronto se cumplirá un año desde que estoy felizmente soltera, y durante este tiempo, podría llenar el blog de desastres amorosos a los que vengo condenada. Ahí van un par de ejemplos, a modo ilustrativo:

- 6 am, fiestas autonómicas, Sberrow hace acto de presencia en una estación de tren, a la espera de volver a casa tras una divertida noche. Toma asiento. Unos quillos, de cachondeo puramente, empiezan a hacer tonterías diciéndose entre ellos, que esa chica ha llegado sola. Aparece un tipo de las sombras, con claros signos de que durante su vida ha abusado de las películas de Meg Ryan, y ello le pasa factura. "Estoy aquí si me necesitas". Sberrow alza la mirada pensando que de qué va todo eso, está demasiado cansada. En ese preciso instante llega el tren, el sujeto sin mediar palabra la coge del brazo, la arrastra hasta unos asientos del tren enfrente de una pareja mayor y le dice con voz estudiada de galán de sobremesa "aquí estaremos bien, pequeña". Ella, perpleja y buscando la cámara oculta, ha sido incapaz de reaccionar. Debo haber bebido demasiado, piensa. La línea de tren sufre un percance debido a unas obras, y tarda más de una hora en llegar al destino. Una hora en la que la pobre sberrow, inusualmente callada y pensando que le han metido setas alucinógenas en la bebida, tiene que soportar un monólogo con frases del tipo: Te he visto bajar las escaleras y he pensado que eras una mujer segura de ti misma. ¿Tienes estudios universitarios? sí, debes tenerlos, la forma en que te expresas lo denota (sí, mis monosílabos deben ser muy cultos). Me encanta tu perfil, la forma en que no me dices nada, tus silencios...Te he visto y he sentido que serías la madre de mis hijos. Llegados a este punto, Sberrow piensa porqué cojones nunca se ha comprado un spray de pimienta.

- 4 pm, en plena Plaza España, Sberrow va acompañada de una amiga, y ambas han decidido tomarse un café para descansar del día de compras. Un sujeto atraviesa toda la plaza de forma decidida, con la mirada directamente fija hacia ellas, mientras se acerca. La amiga piensa que conocerá a Sberrow y va a saludarla, Sberrow piensa lo mismo. Ambas han llegado a una conclusión errónea. Llega a la altura de Sberrow, la mira, ésta se agarra el bolso. "¿Te puedo coger de la mano?"

- La ponen en contacto con un master de la isla, al que no conoce personalmente, no importa, la intención es que la acepten en una partida de rol en mesa. Sberrow, que de vez en cuando es hasta sensata, le solicita que antes de entrar en la partida preferiría conocerlo personalmente y poder hablar del sistema utilizado, los pj's, y los detalles. Quedan en una cafetería céntrica, un día cualquiera, después de una dura jornada laboral. Tal vez la indumentaria no sea la más adecuada, piensa, debería haberme traído unas zapatillas para cambiarme y una camiseta. En fin. Entra en la cafetería, el master se pone de pie, la repasa con la mirada "no me puedo creer que juegues a rol!", Sberrow duda entre salir corriendo o llamar al camarero para que pase el mocho. Suspira, pensando que ha sido una mala entrada pero la cosa mejorará cuando entren en materia, y toma asiento. Acoso y derrivo en toda regla. Y un monólogo sobre disciplinas y batallitas mientras intenta acortar distancias. Sberrow se larga sutilmente y pone una excusa para el siguiente fin de semana, fecha prevista para el inicio de la trama. Unos días más tarde, su e-mail está colapsado por mensajes del tipo (que pasa al top five de tíos más raros que haya conocido jamás).

- 3 am, un viernes noche cualquiera. Sberrow se encuentra acompañada de tres amigas, a la salida de un local decidiendo sobre donde continuar la noche. Se acerca un chaval de unos veintipocos. "¿Buscas compañía masculina?" "No, gracias" "para ti son sólo 30€"
¿¿¿¿¿¿Acaso tengo pinta de tener que pagar para echar un polvo??????
Sberrow se larga a casa, los años le pesan ya demasiado. En cuanto llegue a casa, buscará en las páginas amarillas un cybercirujano que sea capaz de extraerle el injerto alienígena.

sábado, 30 de octubre de 2010

Reingeniería de gato (a lo Madonna)

Pues nada, que estaba yo pensando que vaya putada, buscando curro y esto no tiene pinta de mejorar en breve, y ni siquiera me leen el currículum, y a ver qué puedo hacer que no haya hecho todavía, que me quedan pocos meses de paro ya...

Y me dije ahostiándome la frente: ¡TATE, TRABAJAR GRATIS!

Ya, como ideaza ya sé que tampoco tiene mucho lustre. Lo de gratis, digo.

Pero es que tengo una amiga consultora que tiene mucho potencial. Se trata de presentar propuestas y proyectos para intentar cerrarlos. Beva, que está muy liada, pero con pocos proyectos facturables en marcha, me ha ofrecido que vaya de su parte para intentar lanzar proyectos a la red de clientes, más que interesante, de su empresa. Así que me ha dado una cuenta de mail y me ha hecho tarjetas a cuenta (se las pago cuando cobremos algo, :D). Pero ya puedo decirlo... ¡¡soy frilans!!

Así que vuelta a los tacones y la sombra de ojos discreta (no como en la boda de Misia, que me laqué los párpados de verde que ni la pintura de exteriores de los bancos de parque...), y a vacilar como si estuviera montada en el dólar cuando vamos a una empresa. Y vuelta a los fines de semana pegada a la pantalla y los libros. En una de aquellas tenemos suerte y nos sale un bolo, que diga, un proyecto megachachi o shea.

Y si no, por lo menos voy recuperando el trato con gente de empresa (que la última vez que hice una entrevista, me dí cuenta de que se me estaba olvidando mi propia experiencia laboral...)

Lo mejor han sido las averiguaciones legales.

- Sí, que mire, que le llamo para informarme, porque voy a interrumpir mi prestación para hacer un proyecto como frilans, y que no sé dónde tengo que ir primero, si al Inem, o a la Seguridad Social o a Hacienda.... sí... ahá, modelo 037, mmhhsí... primero con los de renta, luego con los de iva... esteeee... ¿cuánto cuesta el IAE?... ¡¡qué alegría!! Es que como es mi primera vez como frilans, no sé nada, verá... pero sí... bueno, primero con los de Iva, a ver cómo se paga éso...

Truco aprendido con inspectores varios: con el sector público, usad un rol pardillo esforzado. Casi siempre funciona...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Como los salmones

Como siempre, vaya. ¿Que hay que hacerlo? Pues tú con el agua de contra.

Así que este fin de semana nos enfrentamos a mi mudanza nº N, de cuando n tiende a infinito (ya sabéis, el ocho tumbao), despues de haber hecho una limpieza peor que la de la mierda de la Toñi -sí, verídico- y después del fin de semana tengo mi lectura del trabajo de fin de máster.

Para animarme recibo ayer un mail en que cierta figura de poder (que no de autoridad) en el master, me dice que no sabe ni como me han dejado presentarme, que mi trabajo es deficiente y un borrador. Y entre los componentes del tribunal me ha colocado a la versión hijoputa de Rainman, a un señor teletrasportado desde los años sesenta que se empeñó en enseñarnos la técnica del brainstorming (y en la lluvia de ideas gritaba ""NO, ÉSA NO VALE!!"), y a una profe cuya asignatura me quedé con ganas de cursar, pero vamos, que no sabe de mí nada... de nada.

Un desastre. Y yo que les tengo que hablar de la teoría del caos en las ciencias sociales. Mierrrrda.

martes, 16 de marzo de 2010

Rainteacher (La meditación Zen)

"LA CLASE DE DESARROLLO
DE PERSONAL SERÁ EN
EL SALÓN GATOMAGNO
DEL PABELLÓN 1"

...rezaba el cartel escrito a mano. Un gato se giró sobre sus talones para desandar el camino, y cuando llego la inmensa sala de conferencias, encontró una montaña de zapatos bajo el escenario y a los compañeros arriba, descalzos, y trayendo y llevando cojines.

- Pero... ¿ésto qué es?

- ¡¡¡SHHHHH!!! ¡¡Corre que te riñe!! ¡¡Quítate los zapatos!!

Un gato flipa. Tiene casi 33 años y un largo historial de rebeldía con profesores, jefes y demás figuras, más que de autoridad, autoritarias. Y ahora debe obedecer a un señor con una ridícula pajarita y orejas desabrochadas como viciadas por las patillas de sus gafas. Cinco bosquecillos de pelo encrespado rodean su cabeza: el del cráneo y los que asoman de los orificios de la nariz y las orejas. Tiene un aire alienígena; sus movimientos corporales y gestos faciales parecen responder a precisas órdenes dadas desde una nave nodriza a un esqueleto articulado compuesto de un metal desconocido en la tierra. Es por éso que cada vez que recibe una orden parpadea lentamente para transferir los datos.

- Se-ño-ri-tta, quítese los za-pa-ttos. Llega tarr-de.

- Errr... sip, enseguida.

Los compañeros me indican que cada uno tenemos que tener dos cojines para perimetrar el escenario viéndonos unos a otros, así que voy en busca de los míos,. Como todo el mundo se ha colocado antes, me toca al lado de los cojines del ente, que ha desaparecido momentáneamente.

Vuelve descalzo y vestido de pijama chino y con una campanita y una bolsa del mercadona llena de mandarinas. Ahí aguantamos la risa muchos.

Entonces, sin calentamiento previo ni nada, nos dice:

- Flexionen las ro-di-llas y tomen estabi-li-dad.

¿ENG?

Imagináos que Rainman tiene un venazo autoritario e intenta transmitir conceptos de relajación asiática. Por el proceso de disonancia se convierte en terror asiático.

Nos hace ponernos en trenecito y flexionar las rodillas para comprobar cómo el de adelante efectivamente las dobla. Oh. Nos tumba en el suelo y nos dice que respiremos con la mano en la barriga. No explica la respiración cuadrada, sino que empieza a regañarnos:

- ¡¡ESOS OMBLIGOS!! ¡¡No veo ombligos mo-ver-se!!

Despues, a golpe de campana, interaccionamos con una mandarina. La tenemos que tocar, jugar con ella. Oh, oh. En el siguiente toque de campana, mirarla mucho, olerla y escucharla (mi mandarina permaneció en un silencio obstinado, la muy puta). Al siguiente DING teníamos que sentirla sin verla (estuve a punto de metérmela en el sujetador y buscar otra para compensar) y al siguiente, ya nos dejó pelarla (escuchando el ruido de las peladuras y atendiendo a los colores) y comérnosla. El peló su mandarina con cuidado, consiguiendo la peladura de una pieza en forma estrellada, y se la colocó en la coronilla estilo Vaticano versión butano.

Aguantar la risa fue uno de los ejercicios más duros - de hecho, bastante infructífero- durante la primera hora y media de la clase.

Pero es que al terminar la dinámica de la naranja -que era más bien estática-, teníamos que discutir con el compañero de al lado.
Tema:

LA MANDARINA Y TÚ: ¿ERAS UNO O DOS CON TU MANDARINA?


Mi argumento fue poco zen, lo sé. La mandarina y yo siempre fuimos dos. Hasta el momento en que la mandarina fue subrogada en un proceso de absorción de empresas y quedó asimilada por la cultura dominante. Por mis jugos gástricos, vaya. Entonces fuimos una, sin duda alguna. Que se joda la mandarina, me hubiera hablado en su momento.

En defensa del profesor he decir que hubo alumnos que estimaron la comunión con la mandarina, (que de todo hay en la viña del señor: insensibles como yo y almas etéreas que se confunden con la energía de Gaia).

Pero después del descanso vino la parte teórica, reflexionando sobre este vídeo:



Aquí un señor chinaca haciendo meditación cuando viene una mosca cojonera a hacer las funciones propias. Después del primer visionado , nos dice:

- Copien en su cuaderno cuatro veces la frase "Yo soy yo y mis circunstancias"

Y acto seguido se pasea entre las gradas comprobando que obedecemos la orden.

Yo soy yo y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.
- ¿Quién está al principio del vídeo?
- ¿El primo de Mulán? ¿Una mosca?
- ¿Qué hace?
- ¿Meditar?
- Ahora pongan un paréntesis en la primera frase. Dejen entre paréntesis Yo soy yo.


(Yo soy yo) y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.
-Ahora estén aten-tos.



- Ahora, ¿qué le pasa cuando está meditando?
- Que viene una mosca y le molesta y él la mata.
- ¿Y entonces?
- El problema se multiplica.
- ¿Qué conclusión sa-ca-mos de é-so?- nos lanza una mirada acero azul.
- (¿Nunca mates una mosca china con una katana, son lo peor?) ¿Que no hay que intentar solucionar los problemas?
- Pongan un paréntesis en la siguiente frase:

(Yo soy yo) y mis circunstancias
Yo soy yo y (mis circunstancias)
Yo soy yo y mis circunstancias.
Yo soy yo y mis circunstancias.

- Y ahora, ¿qué pasa cuando da con la es-pa-da en el sue-lo? Pongan dos paréntesis.

(Yo soy yo) y mis circunstancias
Yo soy yo y (mis circunstancias)
(Yo soy yo) y (mis circunstancias).
Yo soy yo y mis circunstancias
- Ahora el individuo es "Y".

P-pero... WHAT THE FUCK...??? Me voy a pellizcar porque esto me lo estoy inventando, esto no puede estar sucediendo...

- Y ahora observen...



- ¿Ven ustedes moscas o pé-ta-los?
- Eer... eeeehr...
- Hay quien va por la vi-da viendo mos-cas, cuando en realidad hay pé-ta-los. Entonces lloran y corren para irse con su ma-má. Pero éso no sir-ve de nada. Hay que ver las moscas de un modo a-de-cu-a-do.

Mi primera clase de meditación me dejó relajadísima. Donde va a parar. Ahora no veo más que pétalos por todas partes.

Y vosotros, pequeños saltamontes... ¿Veis moscas, o pé-ta-los?

lunes, 7 de diciembre de 2009

Saturnismo

No sé por qué esta enfermedad me parece tan evocadora. Desde que tuve que formarme en prevención de riesgos y estudié casos como éste, me resulta magnética.

Puede que sea la denominación, la referencia que lo mismo nos lleva a un planeta con anillos que a un gigante parricida.

Probablemente sea riqueza del plomo como figura poética, por su pesadez y su negrura, y porque, según el hijo de una costurera, sabe a dulce. Su madre usaba moneditas de plomo para poner en el falso de los vestidos, para forzar la caida de la tela, así que él se los robaba y se los metía en la boca.

Dulce, negro, pesado, produce daños neuronales irreversibles, alucinaciones y agresividad.

En días como hoy, con el cielo plomizo, sé que lo que me moja el pelo es lluvia plúmbea... y éso lo explica todo.

sábado, 18 de abril de 2009

Levando anclas

Alerta: este es un post triste. Y el que advierte no es traidor.

Hace siete años y medio me planté en esta isla con carácter temporal para buscar trabajo y probar suerte. Pero el carácter lo tenía esta isla, que me recibió (10 días después de venir para quedarme) con su temporal.

Así ha sido la historia de un gato en una isla: revuelta como la metereología.

Un gato no lo dice con pesar... si acaso lo dice agotada. Han pasado muchas cosas, muchas muchas. Buenas, regulares y malas. Xau suele decirme que yo vivo en un año lo que la mayoría de la gente vive en diez. A lo mejor es por éso que me siento tan cansada.

El caso es que un gato ha frenado en seco, se ha caido de morros (no de pie como hacen los gatos...) y ha decidido quedarse así en lugar de levantarse a toda leche; apoyar la barbilla en las manos, los codos en la tierra, y mirar desde el suelo. De momento tiene un mes para probar la nueva perspectiva. Para holgazanear... o cambiar de postura, para arrancarse las costras de las rodillas y un montón de cosas divertidas para las que nunca tenía tiempo.

Pero no puede demorarse mucho, que se acerca una mudanza transmediterránea. Hay que decir que esta vez no salta sin red, que tiene más de un par de brazos tendidos con las palmas hacia arriba a dónde va, y éso es mucho.

Así que de momento está soltando lastre. Ayer un gato seleccionó esas cosas que hace más de un año que no se pone, cogió su guitarra silenciosa y se fue a un centro benéfico.

- ¿La guitarra sirve?

- La guitarra está estupenda. Es buena y bonita, pero yo no la toco. Estará mejor entre otros dedos.

Me dolió en el alma, a pesar de que había decidido deshacerme de ella y no mudarla más a otra casa en la que tampoco la iba a tocar. ¡No es justo conservar una guitarra a la que no se le arranca ninguna canción! Y venderla hubiera sido vil...

De las cosas malas y de las regulares no pienso hablar. Pa qué. Ni de las cosas buenas, que es un rollo lo de hacer balanza y todo éso. Qué coño, lo único que quiero decir es que lo mejor de esta isla son los amigos que me he encontrado, personas excepcionales y generosas (a alguna de las cuales le debo 200 euros), gente de corazón de kilo y medio y de oro puro.

Y ya sabemos éso de que vendremos de visita, que ellos pueden venir a vernos también, que hay cosas que no se estropean... pero un gato no puede quitarse de la cabeza que ha empezado una cuenta atrás y tiene la caja torácica llena de trozos de cartón en remolino. Pedazos secos y ásperos se mueven con torpeza y entrechocan entre sí, y un gato tiene la sensación de que no hay vuelta atrás.

Como con la guitarra, pero a lo bestia.

lunes, 12 de enero de 2009

Desafío Beta 09

El año pasado me hice una serie de propósitos de año nuevo (Tres. Triple Desafío Beta que me hice... ahí... por vacilar...)

El caso es que he obtenido un 33% de éxito. He dejado de fumar (de cuando en cuando cae algún pitillo, pero son cosas sin importancia). Me propuse perder tres kilos y he empezado este año, no con tres: con cinco kilos de más. Y me propuse levantarme temprano y estar todos los días a las 08:00 A.M. como un clavo, en el trabajo. Ya no llego a las 10:00, ni a las 10:45... pero a las 08:00 tampoco. Voy llegando a éso de las nuevecilla... y a veces media hora después.

Así que voy a revisar mis principios y voy a intentar poner algo más de cordura. Hay que tener en cuenta las circunstancias, hay que sopesar los agentes externos, hay que contar con las debilidades propias de un gato... En este momento, un gato tiene que enfrentarse a despidos masivos, teniendo en cuenta además que una de las posibles nominaciones es la suya propia (los alienígenas me aman, cada vez más, y existen pruebas de ello).

Así que...

Desafío Beta 2009:

- No volver a fumar éste año. Creo que es algo razonable...

- Ser más realista. Asumir que mi peso ya no son 62 kilos es lo más inteligente que puedo hacer.

- He contratado a Sberrow, que sí que llega a las 08:00 como un clavo (o éso creo. Nunca estoy para comprobarlo). Así que en cierto modo he conseguido mi objetivo.

Y por último, y el más importante de todos. Me perdonaré el año que viene si sólamente llego a conseguir este desafío:

Dejar de hundir empresas.

Sberrow, tú también eres el quinto elemento versión chunga. Únete al desafío Beta y cambia el curso de la historia económica de las Balears. Tírate el moco, tía.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Año de chinas, año de pollos

Fafo de Chershire volvió de pasar unos meses trabajando en Portugal, cargado de regalos. Al gato le dijo en la navidad de 2006:


- Anduve por Oporto, cargado de oporto, busca que te busca y por fin encontré el regalo perfecto para tí.

Y le extendió la mano con una caja alargada. Un gato abrió la caja y allí encontró algo que la acompañaría de manera persistente durante el año venidero:



Las chinas. El calendario legendario de las chinas. El 2006 se cerró con un portazo de mala hostia y el 2007 empezó con el pitido de oídos de una noche de bafles. La resaca duró meses, en los que un gato llegaba de trabajar a la cocina de La gata perlada, abría una lata de cerveza, se liaba pitillos que fumaba con parsimonia y miraba a las chinas. Y las chinas la miraban desde su puentecito falso y cuchicheaban:

TSUNEKO: Mírala, otra vez está ahí, fuma que te fuma. ¿No te parece que va a volverse loca?
XIU-XIU: Sí, un poco sí que parece... pero bueno, nunca habla, igual sólo necesita pensar
TSUNEKO: ¿Pensar? No hace más que mirarnos siempre... en lugar de mirarnos tanto ya podría salir a comprar algún vestido bonito, con algo de color... que siempre está de luto el gato éste.
XIU-XIU: Algo de color no le vendría mal, no... Por cierto, ¿te he dicho ya que el rojo te sienta divinamente? Pareces una geisha...

Lo cierto es que un gato creyó que necesitaba resetear... pero aquellos meses lo que tuvo que hacer fue formatear el disco duro. Pues menudo cristo tenía liado... y luego reiniciar... y buscar puertos... Tuvo que contratar a un técnico y todo, el cañero, que la dió un par de collejas para que arrancase de nuevo. El método tradicional de hostia al CPU, que tan a menudo funciona.

2007 fue otro año duro, después de 2006. Mirando a las chinas mientras los frentes se multiplicaban.

En 2008 un gato ha cambiado de estrategia. Se ha vuelto más borde, más expeditiva. Un golpe de suerte a principios de año pareció cambiar el signo de cosas, aunque luego llegaron los tiempos de las verdades y los ecos de ocarina.

Y entonces otra vez tuvo que dar un taconazo en el suelo. ¿Shut down? No, Restart. Y a tirar millas.

Y justo después pasa algo tan bueno que no se lo puede creer. Bueno, pues a sonreir.

Y justo entonces, otra zancadilla. Y vuelta al espíritu de caza.

Y ahí vamos, con una de cal y otra de arena...

Anoche Perlita de Huelga, Corresponsal en Palma y un gato se fueron a cenar a un restaurante chino. A la salida les regalaron unas cajitas alargadas de sospechoso contenido. Al abrirlas encontraron ésto:


2009 es el año de los pollos. Y un gato está nerviosa e irritable; ya lo notan Perlita, y Xau y algún blogger más que la tiene que soportar. Pero no puede evitarlo: porque vuelve a tocarle continuar, aguantando velas... como siempre; arrecie lo que arrecie el viento.

Ya podrían darme una puñetera galletita de la suerte.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Cuando suena la ocarina II

Lunes 24, 15:30, Reunión del pajarraco, Caracartón, Churrascomán y un gato.

Se sientan Caracartón y el gato. Frente al gato, se sienta el pájaro. Churrascomán llega más tarde y se sienta frente a Caracartón.

CHURRASCOMÁN: Gato, ¿Te has cambiado el look? Llevas el pelo distinto.

GATO: Sí, es que hoy me he lavado.

(Se ríen. Gato mira al pajarraco, que le sonríe. Gato se pone seria para él y no le devuelve la sonrisa. Pajarraco contra-ataca)

PAJARRACO: Bueno, jeje, estamos aquí reunidos para contraer sagrado matrimonio... jejeje.

(Churrascomán y Gato le miran estupefactos. Caracartón se esfuerza)

CARACARTÓN: Bueno, éso yo ya hisse hase mucho tíempo...

(Pajarraco se ríe la gracia a sí mismo. Es absolutamente patético)

[…]

PAJARRACO: Bueno, el coste de estas liquidaciones es de aproximadamente 300.000 estrellauros. ¿Esta operación está aprobada desde la nave nodriza?

CARACARTÓN: Pues … aún esperramos respuesta del Comandante en Jefe Alienígena.

PAJARRACO: Jeje, pues primero veamos que tenemos esta pasta, jejeje, ¿eh? Primero, ¿eh? show me the money ¿eh? jejej, y después ya miramos el siguiente paso. (Churrascomán y un gato miran al pajarraco con incomprensión. Cómo se puede ser tan cenutrio)

CARACARTÓN: Falemm, y cuando esté aprrobado, ¿Qué he de hasser? ¿Los llamó a mi despacho y les explicarría que…?

CHURRASCOMÁN: Tú NO. Tú no explicas nada

CARACARTÓN:

CHURRASCOMÁN: Ya nos ocupamos recursos humanos, pero tú… mejor no digas nada.

Al término de la reunión, Churrascomán llama al gato a su despacho.

- Firma el nuevo contrato. Confía en mí.

- …

- Dame un voto de confianza y fírmalo. Ya te contaré y me entenderás… ¡Mamir!

(Mamir entra en su despacho)

- Prepara el finiquito de Gato.

- ¡…!

- Dala de alta hoy en Alienosa S.L.

Mamir mira a Gato consternada. Churrascomán repite: “confía en mí”.

Martes, 25, 14:30, en la cantina. Sberrow y un gato están comiendo.

Llega Pozo de Sabiduría y Experiencia, con los bracitos cruzados encima de su barriga, y con una expresión de gravedad extrema en el rostro.

- ¿Os habéis enterado de la noticia?

- No. ¿Qué pasa?

- El Comandante en Jefe ha amanecido liofilizado en la nave nodriza… Solamente tenía cuarenta y siete vueltas a Casiopea, su liofilización no estaba prevista por lo menos hasta dentro de 15 años... las tropas alienígenas están paralizadas. Figuraos. Ha sido totalmente repentino e inesperado.

Alien Hotels está conmocionado. Sberrow y un Gato actualizan sus currículums y sufren ataques de risa nerviosos. Miran a su alrededor y la incertidumbre es más grande que nunca. Por momentos parece que los edificios que han sido su lugar de trabajo se vuelven translúcidos y van a esfumarse con un golpe de viento. Como si el comandante en jefe nos hubiera inventado en sus sueños, y su imaginación fuera capaz de crear ilusiones magnéticas de luz y color que nos hicieran creer que estábamos en algún sitio.

Mientras tanto los terrícolas sufren por una crisis profunda en su sistema económico, que se declara frágil y arbitrario en su funcionamiento. La posibilidad de reubicación en una empresa terrícola se presenta nebulosa.

Sberrow tiene la facultad de atraer a la mala suerte en las empresas en que trabaja. Un gato también llega siempre en las vacas flacas, y está empezando a sospechar que puede que sea ella quién las provoque. La explicación solo puede ser una. Las estrellas son unas putas y están por joder a los terrícolas. Además, un gato y su Sberrow son como el quinto elemento, pero en chungo. Si se unen con los cuatro elementos estelares adecuados… son capaces de provocar la quiebra de un emporio.


Seguiremos informando…

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Cuando suena la ocarina

Ya os conté que en Alienigen Hotels nos habían traído otro jefe: GEB, o la gran esperanza blanca. Pues hace tiempo que lo sé, pero no era la gran esperanza blanca.

Un gato ha estado pensando mucho, sobre todo desde que pudo despegar los ojos de su intrigante cara, llena de gestos ambiguos; una cara de la que no se puede sacar absolutamente nada. Cuando desvió los ojos de la cara y pudo mirar sus manos, descubrió unas falanges atrofiadas, finas, como débiles garras. Volvió a su semblante y se encontró con aquellos ojos separados, y se dio cuenta de que no poseía la visión binocular. Entonces empezó a elaborar la teoría de que en la nave nodriza habían pensado en abducir a un terrícola, colarle un microchip en el cerebro, alienigenizarlo, y traerlo al corporativo para hacernos de jefe.

Estando inmersos en el diseño del HR Corporative Alienigen Project, lo que pasó es que un pajarraco se le coló en un agujero de desecho de la nave. Los científicos alienígenas pensaron que podían hacer una prueba con el bicharraco, así que le implantaron un microchip, le trataron genéticamente hasta que perdió la pluma y desarrolló chicha (se pasaron un poco, tiene tripa ascendente), y le hicieron visionar la televisión pública durante 600 horas seguidas, con lo que consiguieron que aprendiera el lenguaje humano y que dijera memeces una detrás de la otra. El tema de las garritas y los ojos dispersos no les quedó demasiado bien, pero hay que pensar el criterio alienígena sobre la estética humana deja mucho que desear... Y ellos se quedaron conformes. Además, su capacidad de diarrea verbal inconsistente le haría pasar inadvertidamente por alto mando directivo de Alienigen Hotels.

Entonces nos lo enviaron. Cuando llegó, no nos transmitía claramente ninguna emoción propia de humanos: claro, porque no era humano. Era un pájaro alienigenizado.

Mientras tanto, Churrascomán está mosqueadísimo, pero se defiende con el sarcasmo. Una tarde, un gato fué a trabajar en previsiones de costes. Churrascomán llegó muerto de risa a su despacho. Le enseñó cómo jugar una partida de dominó en su iPhone. Le enseñó el edificio del corporativo en google earth. Un gato le propuso salir a saludar a la ventana y verse. Le tocó el piano, y también la ocarina. Y le dijo con aires de loco "y esta canción... se la dedico a Gato, para... que pase... una feliz navidad..." y soplaba en su iPhone mientras tocaba la pantalla, emitiendo notas caóticas de ocarina...

Viernes 21, 13:55 de la tarde (final de jornada laboral de HR)

(Ring-riiiing…!)

PAJARRACO: Hola Gato, necesito hablar contigo.

GATO: Me pillas en el coche, iba a comer y después tengo cosas que hacer en el hotel… ¿es urgente?

PAJARRACO: Sí, es urgente.

GATO: ¿Qué ha pasado? ¿Me puedes decir qué necesitas?

PAJARRACO: Hablar contigo.

A tomar por culo. Nada de comer; el gato pega un volantazo y va al corporativo. Allí se lo encuentra con su expresión de aguilucho “mamá, dame a mí ese gusano¡¡a mí, a mí!!!” y le suelta:

- Verás, es que el lunes acaba tu contrato, y te tocaba hacerte indefinida, pero yo llevo aquí dos meses, y no te conozco lo suficiente, así que tenemos que cambiarte de empresa y hacerte un contrato de seis meses para que yo pueda evaluar si eres la persona adecuada o no, que yo creo que sí, pero no lo sé.

- ¿¡Qué?!

- …

- Mi contrato estaba preparado como indefinida, y vence el lunes, ¿Y me lo dices AHORA?

- Pues… sí.

- ¿Sí? Pues tú has entrado hace dos meses pero yo entré aquí hace nueve, con unas condiciones. Y éste no era mi trato. ¿Urgente? Ésto NO es urgente. Lo has hecho urgente tú ahora, porque hace tiempo que lo sabías.

- Lo siento, es lo mejor que puedo ofrecer.

- ¿¿Que es lo mejor que me puedes ofrecer??

- …

- Pues dame el fin de semana para pensar; pero no me voy nada conforme. Nos vemos el lunes.

Y dando un palmetazo en la mesa, se levantó con furia, taconeó hasta la puerta, cruzó la siguiente estancia y cerró la segunda puerta de un hostiazo.

Lunes 24, 09:00 horas, (día de vencimiento de contrato)


Un gato llega al trabajo y le mientras conecta su portátil, le cuenta la historia Sberrow, que flipa. “No me lo puedo creer. Actualiza tu currículum”. La verdad es que el gato ya se había hecho foto para el currículum el viernes por la tarde, y se había dado de alta en varias páginas, y mentalmente se había preparado para quedarse en paro y empaquetar sus cosas para ir a casa de papá y mamá de Chershire en donde no le faltarían las lentejas. Hasta se planteo que se cerraba el ciclo de la isla, 7 años, cambio de estrellas, hostiazo y vuelta a empezar.

La contraseña de su Outlook no funciona. Pregunta a IT y le dicen que piden una nueva. Tarda mucho. Sberrow y ella especulan: va a ser que ahora me llaman de central y voy a por mi talón. Sberrow se ríe. Pero creo que en el fondo se lo piensa. Qué marrano, qué cerdo es el pajarraco. Al final llega la contraseña y entra en su mail. Sin novedad en el frente...



Continuará...

lunes, 3 de noviembre de 2008

Llamadas de medre

Esta noche me ha llamado mi medre. Y ha empezado con la ronda de última actualidad, como hacen las madres, preguntando por los temas de menos a más espinoso:

- ¿Qué tal llevas la casa, hija?

- Pues bien medre. De momento. Mientras un temporal no me vuele la terraza o me inunde la cocina (crucemos dedos o pidámoslo a Antoñita, que no está la cosa tan clara). Que van a tener que hacer obra en la terraza comunitaria porque está fatal y me inunda el piso... medre, que atraigo a las obras allí donde me mudo...

- Sí, que lo he pensado, vaya fin de semana les habrá hecho a los pobres, con las lluvias. No habréis podido ver nada.

- Uy, sí, en alerta hemos estado... Pero nada, muy bien, que hemos salido y hemos hecho cous cous en casa de la Perli, y hemos estado bien. La casa... ya terminé el cuarto de baño, que tiene las baldosas blancas blancas y las juntas nuevas que le he hecho, ¡más monas...! Ahora lo que estaba intentando arreglar era el tema de la ropa y, nada, aprovechando la visita, le he hecho montarme un armario, porque tenía... bueno, medre, te cuento: que lo barato sale caro. Resulta que me compré una barra de colgar y un biombo, para colgar la ropa, y digo: así me ahorro el armario. Pero resulta que la barra de colgar me duró algo así comoooo... ¿tres cuartos de hora? Porque yo llego y la monto, y cuelgo las perchas y me pongo a cocinar, y justo antes de que vengan la Perlita y el Zagloso, oigo craaaaca, y salgo y se ha roto la barra. Que mira que me dió rabia, no podía haberse roto después de que se fueran, no, se rompió antes de que vinieran. Pues nada, a tomar por culo, pero bueno, que gracias a éso he estado una semana durmiendo acompañada, porque en el lao de la cama de la pared tenía a todos mis abriguitos echados que me daba la vuelta durmiendo y me creía que tenía un hombre, así, mullidito y tal, así que muy bien. Pero pensé que esto no podía seguir así y el otro día me fuí al ikea y les digo, mira, te me le pones este interior del armario en color vengué (que no sé yo de qué tenía que vengarme), de un metro de ancho, dos diez de alto que más no me cabe y la barra de colgar. Y la niña me levantó la cara del ordenador y me dice: "Sencillito, ¿no?". Y yo, "pues claro: funcional". Medre, que las puertas van muy caras. Y yo tenía un biombo que aprovechar. Pero se me ocurre preguntar, ¿Cuánto pesa? Y pesaba ¡¡52 kilos!! Joder, mamá, mas de tres cuartos de lo que peso yo, así que lo monté en el coche que por poco no me cargo la palanca de cambio (se me caló al arrancar y es que el armario me había colocado la tercera, asín, sin avisar) y cuando llegué a la casa lo saqué por partes y me iba subiendo maderos, que al quinto sin ascensor pues tú me diras. Al final le pillé el tranquillo, y las últimas piezas las subí como Obelix los menhires, medre, así echá palante, que iba mejor, pero tenía miedo de pegarle al techo. Éso sí, para montarlo decidí esperar y aprovecharme del visitante, que ya que viene un macho, que me curre en casa como dios manda.

A estas alturas mi madre estaba para hacer el anuncio del Tena Lady. Tengo la impresión de que piensa que estas cosas me las invento para hacerla reir. Jo.

martes, 30 de septiembre de 2008

Cerdi lo ha hecho por mí

Este blog se está volviendo muy aburrido.

Hace meses que no pasa nada importante.

Un gato está preocupado, tiene crisis de ideas y lleva 5 días sin postear. ¡Una crisis...! Pero de repente ha escuchado algo en su habitación:


- Psssst! psssst, psssst!!





- ¡Ay, coño, Cerdifante! ¡Eres tú!

- Bisss, bissbi bisss bisibisi!

- Pero, Cerdi, me sabe mal... y menos por una crisis de ideas... mira en jollibood, como aguantan estoicamente, que se puede vivir sin tener nada que contar, ¿eh?

- BIIISS!!! BISI!!

- Pero, es que... no sé... puede que... no Cerdi, yo no me atrevo.

Y entonces no me ha dado tiempo a reaccionar, porque Cerdi se ha arrojado al vacío y...






¡¡Guala qué hostia!! Jo, Cerdi se ha suicidado porque me ha recomendado que me mudase otra vez, y sabe que necesito el dinero para pagar la fianza. Pobre Cerdi, no puedo soportar ver sus tripas desparramadas por el suelo, y sus ojitos mirándome ahí... Y ahora qué voy a hacer yo sin mi Cerdi, cómo voy a cambiar de casa sin él, sin su peso... qué haré yo sin él, sin mis otros trastos...

Hablando de trastos... ¿Quién quiere una puta guitarra española?

jueves, 18 de septiembre de 2008

Surrealismo laboral

Esta mañana me estaba volviendo loca para conseguir algo imposible de hacer bien en un tiempo record.

(flashback. Un gato habla por teléfono)

- No están todos los jefes de departamento, así que dudo que pueda hacer una previsión fidedigna de aquí a diciembre ahora mismo. Es imposible Churrascomán…

- Pues lo necesitamos ya, porque así son las cosas en esta empresa.

- Ya, pero es que como no me lo invente…

- ¿Estás bien? Te noto estresada, Gato.

- Pues mira, sí, un poco.

- Pues ya somos muchos.

¡¡Alegría, alegría!!
A la vez mi jefe nuevo, Geb, un hombre hermético sobre el que aún no he elaborado un juicio (qué dominio tiene el tío), me pedía terminar una reunión-entrevista en la que está evaluando qué clase de equipo tiene. Como lo otro estaba en marcha, pero tenía que esperar a recibirlo de otras personas, he ido a verle.

- El otro día me sorprendió, jejej, que, jejej, bueno… Me pareció que Caracartón y tú tenéis visiones diametralmente opuestas acerca de los mismos asuntos.

- Jejej, bueno, es normal que te pareciera eso, porque realmente lo nuestro es inconciliable.

- ¿Pero, por qué?

- Pues, bueno, hay muchas razones, pero principalmente es porque opino que Caracartón es un pésimo gestor de personas.

- Jejej,

- Jejej -me van a echaaar- bueno, ésa es mi opinión a raíz de todo lo que está haciendo. Conste que le ha tocado vivir un momento muy duro en la empresa, pero previamente se había granjeado la enemistad de casi toda su plantilla, y eso le ayudó bastante a que cuando cometiera un par de errores adicionales la cosa se haya vuelto insostenible. No sé cómo está siendo su gestión económica en el hotel, no entiendo de finanzas, y sé que está muy preocupado por los resultados… pero si es como su gestión económica de la plantilla, debe ser nefasta. Porque reparte mandobles arbitrariamente, para demostrar que sabe negar cosas, pero luego le meten cada gol…

[…]

- Bueno, es que en este caso yo no veo la utilidad… no entiendo el rumbo de la empresa cuando nos pide llevar a cabo este tipo de acciones. Si hablamos de un mal menor, de un sacrificio necesario para conseguir la supervivencia de la empresa, lo entiendo: pero es que no creo que realmente tengamos un rumbo, no veo el beneficio de llevar a cabo estas políticas que están siendo tan destructivas, y cuyos resultados no van a ser una huelga, una crisis temporal. Es algo mucho más peligroso, es un daño crónico de una plantilla a la que no vas a volver a involucrar con los objetivos de la empresa nunca más… Y además, no van a incidir positivamente en la cuenta de resultados

[…]

- Ah, pues trabajamos a golpe de incidencia. Por ejemplo, el alienígena X nos pasó unos incentivos de un departamento entero mal, y no fue casual. Y la gente dejó de cobrarlos. Eso me obligó a estar una semana paralizada, con todas las comunicaciones intermedias para detectar los errores, comprobando con cada persona su nómina… Y antes de esto, fue aquello y después… pasará otra cosa. Yo no soy productiva. Es decir, no lo que debo ser. Y entonces me enfado porque no soy productiva y eso acaba por afectarme a mí como trabajadora y me paralizo un poco. Si encima no veo el sentido de lo que estoy haciendo...

Geb guarda silencio. Finalmente me pregunta.

- ¿Tú estás buscando? No por nada, es por si puedo hacer planes contigo o me vas a durar tres meses, jejej.

Jopeta. Ya he asustado a éste también.

Y encima le he contado a golpe de jejej que se rumorea que lo mandan de la nave nodriza para cortar cabezas, lo que me ha negado rotundamente. Entonces he quitado hierro al asunto centrándome en la naturaleza del rumor y no de su contenido, compartiendo con él la sabiduría del tito Emilio, mi jefe de cocina favorito:

“De lo que te digan, no te creas na. Y de lo que veas… la mitá.”

Jejej. Verás tú.