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lunes, 29 de diciembre de 2014

Plan de sucesión

Ante la imposibilidad de conseguir reunir en el mismo punto espacio temporal a todo el clan De Chershire en condiciones para el diálogo, ni aunque Fafo nos brinde generosamente su enorme salón con estufa de pellets para hacerlo, se convoca el siguiente proceso de selección por escrito para dejar constancia del mismo en la medida de lo posible.

JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO: Allá por agosto del año 1968 Pedre y Medre fundaron los inicios de la organización tal y como hoy la conocemos, después de 9 años de noviazgo. En breve empezamos a aparecer los distintos miembros, hasta diez jodíos niños y niñas (sobre todo ésto último) que hemos constituido fuente de entretenimiento (eufemismo para "sangre, sudor y lágrimas") para los patriarcas, que hoy llevan más de 45 años aguantándose entre ellos y a nosotros.

Sin embargo, dado que en el puñetero 2014 la mierda del CSIC anda sin fondos y no tenemos científicos trabajando en el elixir de la eterna juventud, encontramos que Pedre y Medre andan lo que se dice cansados. Y mayores para según qué.

Dado el actual estado de cosas, se hace necesario ir pensando en el plan de sucesión, para descargar a los patriarcas de la pesada carga que, por circunstancias o por desidia, seguimos siendo a día de hoy. Cierto es que unos padres se preocuparán por sus hijos hasta que se mueran, y éso tiene mal remedio. Pero también es verdad que algo podemos hacer por nuestra parte para paliar su estrés.

OBJETIVOS DEL PUESTO: El objetivo principal del nuevo ocupante del puesto es liberar del peso emocional y económico que aún hoy seguimos suponiendo para Pedre y Medre, ya que -estoy segura de que compartiréis ésto conmigo- se han ganado un merecido descanso.

Para ello requerimos de un nuevo líder del clan, al que podamos acudir cuando necesitemos un préstamo para llegar a fin de mes, pagar el seguro del coche o sobre el que descargar nuestras frustraciones por la mierda de época que nos ha tocado vivir con la crisis y todo éso.

REQUISITOS MÍNIMOS: El candidato ideal tendrá una moral inquebrantable, pese a los distintos golpes que haya de sufrir por parte del resto del clan, porque para éso estará. Que aguante como un jabato cuando le necesitemos y responda siempre, inexcusablemente. Como si fuera un padre. Que nos siga queriendo igual, le digamos lo que le digamos. Que se aguante si le damos un disgusto y no nos comportamos como él hubiera deseado. Que se preocupe por nosotros siempre, pase lo que pase.

REQUISITOS DESEADOS: Que esté forrado. O al menos que tenga un sueldo fijo de puta madre, a modo de la prestación por jubilación de Papá, con la que hacer frente a nuestras múltiples eventualidades, pese a que ya nos hayan sido dadas muchas oportunidades para que caminemos solitos. Que la cosa está muy mal . Que se apriete el cinturón para que los demás no tengamos que privarnos de nada y siempre tengamos el recurso de su apoyo. Sin preguntar. Sin condiciones.

PLAZO DE PRESENTACIÓN DE CANDIDATURAS: Este proceso se convoca con cierta perentoriedad, ya que las últimas navidades han dejado un poco tocados a los patriarcas. Al fin y al cabo, sólo querían pasar unas horicas de Nochebuena y Navidad a la antigua usanza con toda la familia, pero la "Noche de paz, noche de amor" debieron tenerla otros. Así que a lo largo de la primera quincena de enero se admitirán las candidaturas para sucederles como palo mayor que aguante las velas de todos.

Cierto es que este proceso puede declararse desierto ante la falta de afluencia de candidaturas. Pocos  o ninguno podemos ofrecer tanta prestación como Pedre y Medre, ni siquiera acercarnos a los requisitos mínimos. Así que se baraja la posibilidad de que efectivamente no haya candidaturas en el proceso para darnos apoyo.

Sin embargo éso no significa que Pedre y Medre no vayan a tomarse ciertas vacaciones mentales y reales, por lo que se ruega a quienes se abstengan de presentarse en el proceso, que se abstengan a su vez de dar por c*l* a Pedre y Medre, quienes por cierto ya son por ocho veces Yaya y Abu.

Es un poco abusivo sobrecargarles con las posiciones de dos generaciones a la vez, así que dado que ya estamos todos en edad de tomar el timón, seamos adultos y dejemos de dar la tabarra, sobre todo con gilipolleces. Disgustos nos manda la vida a todos, pero... que cada palo que aguante su vela.

Si a día 31 de enero de 2015 no se ha anunciado nombramiento de un nuevo líder del clan, entrará en vigor la nueva norma de autoabastecimiento en el que cualquier tipo de ayuda o solidaridad familiar será bienvenida, pero no exigible, y desde luego no habrá de caer irremediablente sobre la Yaya y el Abu, que a partir de esa fecha ostentarán un cargo presidencial.

Mientras se dilucida el resultado de este proceso, se ruega consideración, mimo y respeto en el proceso de salida de Pedre y Medre. Y después también. Más.

Besos a todos.


martes, 14 de octubre de 2014

Perli, Zagloso y sus descendientes. Y un gato.

Pues sí, años después hemos tenido un reencuentro convivencial en Las Perlas con Púas, la nueva residencia de la Perli y el Zagloso. Me han acogido durante ocho días en los que me han sometido a duras pruebas. Comer cosas ricas, visitar el parque, comprar en el Mercadona, ver Masterchef y tratar de ponerme al día con la naturaleza de Honorato... Un sinvivir.

Las becerras son lo más. Son como Elizabeth de V: crecen el doble de lo normal y dan mucho miedo cuando comen. Inés habla alienígeno cerrado, y sólo sus padres entienden (¡a veces!) lo que quiere decir. A un gato la despertaba por la mañana gritando "AAAATOOO!!". Y a un gato se le hacía el culo pepsicola.

A propósito de culos pepsicola, hay que decir que el momento de crueldad máxima mostrada por los viejos compañeros de piso vino cuando hicieron "Pollo a la Kiev" ( o un primo suyo, no sé, con perejil, mantequilla, ajo y no sé qué más). Pues nada, van y lo hacen cuando cojo el punto álgido de un virus de gastroenteritis made in guardería infantil y en lugar de comer, me dedico a vomitar hasta la primera papilla. Sí, señores, yo era como Ted Mosby, que no vomitaba desde el 93, o algo así. Hasta que besuqueé a las cachorras de la Perli y el Zagloso y aquello fue la fiesta del váter en todas sus versiones. Una juerga.

Así que de esta guisa miraba el pollo y no me atrevía a intentarlo. Ensañamiento, fue ensañamiento.

También podemos mencionar la experiencia del día de llegada. La adorable becerra menor, que sólo algunos conocen en toda su dimensión, se despertó terminando nuestra cena y empezó a llorar cual marrano en el matadero. Se retorcía, gritaba, nos echaba los brazos y nos rechazaba y manoteaba, todo al mismo tiempo. Vamos, que uno no podía decidirse entre suponer una enfermedad grave o una posesión demoníaca.

Como resultado, Zagloso se quedó custodiando el sueño -increíble, no se despertó- de Inés, y la Perli y yo tiramos para el hospital. En el camino, una servidora iba haciendo masajitos en la barriga de Clara, y parecía que andaba algo mejor. La Perli y yo tuvimos que perjurar en la ventanilla de admisión de urgencias infantiles que hacía 10 minutos aquel bebé relativamente sereno era la niña del exorcista y que llevaba cuarenta minutos berreando como si la estuviéramos despellejando viva.

Y en la sala de espera de urgencias se obró el milagro. El dulce querubín de ojos grises empezó a peerse como una mula vieja y a eructar, así que habíamos asistido a una crisis de meteorismo grave. Para nuestro alivio, la niña la lió parda durante los reconocimientos -al menos no quedábamos tan mal-, pero puedo decir que asistí a las carcajadas de la muy jodía mientras su madre bostezaba abriendo tanto la boca que se le veían hasta las uñas de los pies, en el camino de vuelta.

En resumen, días de comer bien,  de dormir menos de lo habitual (master en maternidad by la Perli), y de disfrutar de las enanas y de sus padres. Lloriqueé al despedirme, no os digo más...

I miss you, Perli.

jueves, 7 de junio de 2012

Preocupaciones de medre


- ¿Sí, dígame?
- Hola hija, pensé que no te iba a pillar en casa, que igual era pronto.
- ¡Hola medre! No, es que me acababa de subir en la elíptica para hacer un rato de bici.
- Bueeeeno. ¿Cómo estás?
- Bien, mamá, mejor.
- ¿Pero de verdad mejor, o sólo  me lo dices?- el clásico de la familia en la distancia: nos contamos la mitad por no hacernos sufrir y luego nos cabreamos porque no nos lo han dicho.
- Jajaj, que no, que estoy mejor, en serio.
- Así me gusta hija.

[...]

- Que siiií, que me estoy cuidando... ahora vuelvo a la bici que me sienta muy bien.
- Muy bien, tú haz bici y éso que... queeee....
- ¿Que me ponga buenorra mamá? Que sí, que no te preocupes, si ya me han dicho en el curro que estoy más guapa, tú no pases pena.
- Éso, éso, ponte guapa para el trabajo, jijiji. Hale, a hacer bici.

Mi medre es una clásica, quiere que me líe con un mercenario y además piensa que ellos las prefieren con el culo duro.


miércoles, 2 de mayo de 2012

Será maravilloso...

... viajar hasta Mallorca.

No, aún hay que venir en avión o en barco. Pero no importa. Merece la pena.

Cuando la gente me pregunta de dónde soy, suelo contestar que soy apátrida. Me he movido mucho, y decir que soy jienense o granadina se queda pequeño.

Pero después de mis años en Mallorca, en los que me pasaron tantas cosas -qué gran verdad me dijo Xau: "Gato, es que tú vives en un año lo que otras personas viven en diez"-, esta tierra tiene una parte de mi corazón muy grande.

Es por éso que llego aquí con un coche de alquiler y me muevo como pez en el agua y me siento en casa. Y pasar los días en compañía de Perlita y Zagloso, Tretze y Jeroni, Sberrow y otros menos conocidos en este blog... me hace llegar a casa. Lo mismo que cuando me siento a comer en casa de mi madre  y me pone un plato de albondigón, o su mayonesa inimitable. Ellos son familia, y puedo venir, y contarles cualquier cosa y llorar si hace falta, porque con ellos todo vale.

Ayer por la mañana me desperté. Los pajaritos de Jeroni amenizaban la mañana orgiásticos, pía que te pía. El sol se intuía desde fuera, así que abriendo los postigos dejé entrar el aire de fuera.


Ésto no lo cura todo, pero ayuda mucho. Gracias por hacerme tanto bien.

Ahora me arreglaré para salir con Perlita e Inés a hacer recados por Palma. Sí, ya la he conocido y mola mil... es una Zaglosilla Perlada. Moríos de envidia, que ayer le cambié el pañal.

lunes, 25 de abril de 2011

Patitos feos

Esta Semana Santa, Rebi y yo nos hemos ido a ver a la familia de Chershire, para el bautizo de mini Hacha. No es por nada, pero mejoramos la raza; los sobrinos me salen muy guapos.

Pero allí me esperaba una sorpresa: una caja de zapatos que me sonaba una barbaridad estaba en la habitación donde dormíamos, sobre una silla. Me sonaba tanto que la abrí. Era mía. Un cargador de pilas, una funda de diario con las hojas arrancadas, y un puñado de fotos. De la primera sobrina que nació, y de algunos niños que yo cuidaba. Entre ellas, había una foto en la playa en la que un gato sostenía a su primera sobrina en la playa. De éso hace catorce años.


Este es un mensaje para todas aquellas que, como yo, decís: "yo estoy mucho mejor ahora que hace diez años"(y catorce. Y que en la adolescencia, de éso ya ni hablamos). Y para todas aquellas que aún no hayáis llegado a esa edad y os digáis: "soy horrible, porque nací horrible y me moriré horrible".

Que sepáis que es mentira.

Cuando me ví en esa foto en la playa, con el vientre plano, más joven, más guapa, recordé cómo me veía yo entonces. No es mi cuerpo el que ha mejorado: es mi jodida autoestima. Así que anteayer me di cuenta de que hace catorce años estaba más buena que ahora, pero era mucho más gilipollas.

Qué patito feo ni qué niño muerto...

martes, 8 de marzo de 2011

Nueva


- ¡¡Todos al salón!!

Debía de ser algo importante... a lo mejor grave. Mi pedre nos requería a todos de cuerpo presente cuando algo no aparecía, o cuando algo había aparecido roto; silbaba en el hueco de la escalera y allí aparecíamos todos como bichos salidos de sus escondrijos.

Pero esta vez nos citó en el salón grande, en la mesa buena de las sillas tapizadas, que ya solo usaban cuando venían amigos a cenar. El tamaño de la familia nos había condenado a hacer las cenas de navidad en el comedor de diario, juntándolo con la salita de estar, cuando el salón se nos quedó pequeño.

Hacía poco había llegado la nueva; otra hermana pequeña que era muy pequeña, muy poco para jugar. Y Pedre y Medre decidieron que esta vez sería democrático:


- ¿Cómo queréis que se llame la hermana? Vamos a votar el nombre entre todos.

Creo que todos nos sentimos importantes. Y creo que me sentí orgullosa cuando salió el nombre que me gustaba. La nueva hermana se llamaría Hacha.

Han pasado algunos años, y mi hermana Pam se había puesto gorda como una pelota. La culpa la tiene el Rebi, que le pide crepes y ella luego se los tiene que comer... Total, gorda para reventar. Y reventó. El uno de marzo.

Mi medre sostiene la mano de su nieta.

Da tan poca guerra que deberían darle el Nobel de la Paz, se lo merece mucho más que el presidente de los Estados Unidos.


Es preciosa. Y se llama Hacha.

lunes, 18 de octubre de 2010

Extraños en un tren

Bueno, ya que ella lo ha dicho, podemos contarlo: Que Misia y Anómalo se han casado.

El viernes por tarde llegamos a cierta ciudad que apellidan Lluviosa, del norte. Rebi estrenó su carnet conduciendo la mitad del viaje - aunque esta es otra historia que otro perro blogger debe contar en otra ocasión- y por la noche nos fuímos a ver a los novios y toda su compaña. Nos dimos cuenta de que era mentira lo de la lluvia: se pasan el día tirando sidra al suelo. Un derroche, tú.

Allí bebimos y nos pusimos de pastel de cabracho y tortilla y patatas hasta los ojos. Con eso nos fuimos a dormir el sueño de los justos -de pantalón, estamos tan llenos que no nos abrochan los botones-.

Al día siguiente nos despertaron las campanas tocando "Asturias patria querida" y de ahí, salimos a dar un paseito por la preciosa ciudad y quedamos con la Perli y el Zagloso para comer. Acabamos en una terraza donde el primer plato llegó más o menos bien, pero nuestros escalopines al cabrales no llegaban. Un gato miraba la hora cada cinco minutos y los restaba del tiempo óptimo de rulos... ¿A que vuelvo a llegar tarde y mal peinada a esta boda?

En cuanto llegaron, engullimos los platos y la Perli y yo volamos a nuestros hoteles para arreglarnos. Un gato optó por hacerse las uñas y peinarse con rulos, para evitar momentos de ira contrapeluquera que toda mujer sufre si quiere que le hagan un moño. Cuando Rebi llegó a la habitación del cutrotel, yo estaba con los rulos a medio poner. La luz del espejo del baño era malísima, así que me intuí para echarme los kilos de sombra en los párpados (me pesaban más que a Rafaela Aparicio). Seguí dándome secador y por fin vino el momento de descompresión rulera. Rebi me ayudó a quitarme las pinzas (es el mejor novio del mundo, por ésta y otras razones) y mi pelo quedó rizado cual de un querubín de retablo religioso.

Al final el resultado fue que peinada sí estaba, pero las uñas se me quedaron sin pintar -milagros, a Lourdes-. Y nos dispusimos a coger nuestro coche, que debíamos aparcar en otro parking cerca del lugar de la boda.

Pero al salir a la calle descrubrimos que nos sólo de sidra se mojaba el suelo y la cruda realidad cayó sobre nuestras cabezas.

- ¡¡¡LLUEVE!!! ¡¡SOBRE MI PELO ENRULADO, LLUEVE!!! ¡¡Pa una vez que me queda bien, cago en la leche!!

Entonces decidimos que lo mejor sería coger un taxi... para lo que debimos correr bajo la lluvia y mojarnos un poco. El tráfico no era lento, es que se truncaba, la gente caminaba por mitad de la calle, y no se apartaba, y Rebi y yo mirábamos cómo los minutos volaban mientras los 200 metros de trayecto no se completaban ni a tiros. Cuando llegamos, sorteamos a los invitados de la boda anterior y corrimos alfombra arriba. A punto de entrar estaban Misia y Anómalo, que nos gritó "¡¡Venga, que no nos casamos si no llegáis!!"

Estaban tan tan tan guapos...

Rebi y yo estamos orgullosos y contentos. Porque esta vez llegamos a tiempo y les vimos y oímos casarse, cosa que tratándose del Anómalo no tenía precio. Porque obviamente hizo chistes (y eso delante del suegro de uno en el día de su boda no deja de ser un deporte de riesgo). ¡¡Además, tuvo gracia!!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

...

Qué no, que queda mucho más... Que hicimos equilibrios con nuestros tacones de aguja para no descalabrarnos en el suelo mojado, que viajamos a un palacete con armaduras con falda de tubo y alfombras en las paredes, y nos dieron salpicón, solomillo con tomatitos asados, dátiles y muslitos de pájaro en los entrantes, y luego en la mesa, una crema de espárragos, rape con langostinos y salsa de marisco y solomillo con uvas y un postre brutal y mortal de necesidad.

Las mesas tenían nombres de película y el Rebi y yo estuvimos con un crítico de televisión con su marido, una chica guapísima que llevaba un broche estupendo de Mario Bros y dos divas de la danza oriental: Adalias y Doctora B. Así que nuestra mesa se llamaba como correspondía: "Extraños en un tren". Un gato se hartó de beber vino en la boda, porque Rebi (el mejor novio del mundo) se sacó el carnet, para conducir en esta boda y que yo pudiera beberme hasta el agua de los floreros - aunque esta es otra historia que otro perro blogger debe contar en otra ocasión-.

Cuando llegó la hora del postre, Adalias y la Doctora B se levantaron para ataviarse de bellezas morunas. Rebi y yo estábamos encargados de grabar la actuación con sus cámaras, ¡¡y vaya actuación!! Fascinaron, por distintas razones, una de las cuales pueden leer en boca de su protagonista, aquí.

Yo puedo contar que, para grabar mejor, acabé tras la mesa presidencial. Y tuve ocasión de ver como una familiar de Misia llegaba con un ramillete de gafas graduadas masculinas, para hacer entrega de las mismas al padre de la novia:

- Ellos no pueden ver este espectáculo, que no tienen salud ya para estas cosas.

Y es que estaban tan guapas que se entiende que temiera algún infarto de miocardio entre la población sensible... No puedo imaginarme el momento en que las gafas fueron confiscadas al grito de "¡¡Es por tu bien!!"

Y el de las divas orientales no fue el único baile, que Misia y Anómalo abrieron la celebración con un vals ¡¡truncado por una canción hindi!! Ahí pudimos ver todos lo bien que baila Misia... y cuánto se esforzó Anómalo.

El puoso de Zagloso fumaba puros cual miembro común de la mafia, mientras sonreía ampliamente, satisfecho con la vida, porque sus amigos se casaban y éso le hacía feliz.

Y así, todos, bailamos, comimos, bebimos y fuimos felices... tanto como deseamos que sigáis siendo vosotros, Anómalo y Misia.

Gracias por dejarnos formar parte de vuestra tribu, chicos.

Edición de justo después: El perro blogger ha decidido postear justo el día en que le llamo perro blogger dos veces o asín. Aquí la prueba del delito.

martes, 27 de julio de 2010

Mentiras de medre

Nadie miente como una medre. Son las reinas de la mentira; ellas las llaman piadosas, pero nos mienten. Y con sus mentiras nos generan traumas infantiles que no se superan ni en la edad adulta.

El domingo pudimos comprobarlo con Misia y Anómalo en la piscina. Misia preguntaba como niño que se hace pis en la carretera:

- ¿Me puedo bañar ya?
- No, no han pasado DOS HORAS.
- Jo… pero yo creo que ya podemos…
-¡¡QUE NO, MISIA!!

Las medres componían haikus macabros y modeladores del comportamiento de este estilo:

Un niño se bañó
después de comer
y se ahogó del corte de digestión.

Un niño se tragó un chicle,
se le pegaron las tripas
y se murió.

Un niño iba en bici
con una mano
y se quedó sin dientes.

Un niño comía
muchas pipas
y tuvo apendicitis.

Un niño cruzó
sin mirar
y lo atropelló un camión.

Una mujer se mordía los padrastros
se empezó a despellejar entera
y se murió.

Ahora, comparte tu haiku traumatizador y libera tu miedo.

viernes, 8 de enero de 2010

El espíritu de la navidad sigue vivo.

Sí, no lo neguéis. Muchos de los que digáis que a vosotros la navidad plim, que ni fu ni fa... la habéis celebrado. Seguro. Está en nuestra cultura.
Nosotros la celebramos primero en Granada. Mi medre nos puso como siempre una mesa muestrario de las de "uigh, es que éste no lo he probado". Nos vimos obligados a salir de tapas y, desafortunadamente, además de aumentar el consumo de cerveza (que ya se sabe a dónde va, es como las mujeres malas) pues mezclábamos toda clase de platos bomba de comida de bar. También lo celebrámos yéndonos a comer con Mary Chirla a la Cueva del Futuro, que no es que se viaje en el tiempo, que Futuro es un señor amigo de Mary Chirla que te pone unas costillitas de cordero de dios que quita el pecado del mundo y las penas, todo junto. A título ilustrativo os diré que:

Os diré que éramos cuatro comensales.

Pero de los valientes. Héroes hasta el final.

Después volvimos a Madrid a seguir celebrando el nacimiento del niñodios y nos fuímos a un chalet perdido en el que el Hombre Malo, Cachalote, Mister Fantántrico, Dredd, Rebi y yo vimos llover mucho; pero luchando contra los elementos nos hicimos una barbacoa intempestiva que no se la salta un gitano:



Con su salsas barbacoa y gaucha para mojar,

no fuera que nos sintiéramos perjudicaos.


Entonces tuvimos que volver del chalet y aterrizamos en casa de mis suegris, donde nos esperaban los padres y agüelos del Rebi con una mesa repleta para espetarnos:

- ¡¡Comed, comed, que estáis bien!!

Y al día siguiente llegamos a su casa otra vez y a las 13:00 horas nos desayunamos un nescuíc y un rosconcito de reyes con su nata montada. Y a las 14:30 deglutíamos cordero como posesos. Y la agüela nos decía:

- ¡¡Comed, comed, que estáis bien así!!

Y oye, en estas que empiezan las putas rebajas. Sí, esa maravilla en tiempos de crisis que te inspira: "me voy a comprar ropa al 50% que lo vas a flipaaar!". Pues sí, este año adelantadas, que no me han dejado llegar a los reyes sin saber la cruda realidad: que la navidad es una conspiración infernal para matar a la población occidental por explotamiento.

Malditos probadores, ¿cómo que la L no me entra? ¡¡Exijo ver al chino que fabricó este vestido, que vamos a tener unas palabras!! ¡¡Le voy a decir... cerdo Wan Tun!!

Maldito culo astral. Ha vuelto con más fuerza que nunca...

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Retales: el dorado

Casi lo tenía terminado. No era muy grande pero serviría de mantita para el cuarto de estar. No es que fuera una maravilla, pero miraba su obra con ternura. Había que sobrehilar el envés, convendría usar una entretela... En el centro estaba su pedazo de tela favorito. Era dorado de luz de atardecer. La que impregna el primer recuerdo. El Abu estaba sentado en el patio en su sillón alto, con su pierna tiesa, y ella se subió al travesaño de su sillón, agarrándose en el reposabrazos. Su madre no estaba, porque si no, le hubiera reñido: "¡¡Que vas a tirar al abuelo!!".

Jugaban al juego que él le había enseñado.

- ¿Sabes cuánto te quiero yo?

- Abuuuu, ¿Cuánto me quieres?

- Cien... - le ayudaba a empezar.

- ¿Me quieres cien arrobas?

- Noo, mááás.

- Abu, ¿me quieres mil arrobas?

- No, más, ¡más de mil arrobas... !

- ¿Diez mil arrobas?

- No, más, más de diez mil...

- Más de diez mil... dd... ¿¿Cien mil arrobas??

Entonces el Abu, riendo, describía un semicírculo hacia el cielo con su mano para contestar:

- ¡No, más! Te quiero mucho más.

Y recorriendo el camino de vuelta con la mano, le cogía la mejilla y la cabeza a la vez para besarla, aplastando su enorme nariz en la carita mofletuda.

martes, 10 de noviembre de 2009

Retales: brillos de plata

El pedazo de las flores violetas quedaría estupendamente con el de los reflejos plateados. Además están en la misma acera de la misma calle. Hale, decidido.. Frap-frap... Un día llegaba a la calle de la casa de sus abuelos para regar las plantas y lo vió venir por la acera de enfrente.

Pero cuando iba a gritarle "¡¡Abuelo!!" - abuelo, abuelito, estoy aquí, ¿qué hora es?- dos viejecitas llegaron a su altura.

Salvando su decrepitud, el Abu apoyó la muleta derecha en el mango de la izquierda, sujetándola mañosamente con el pulgar. Entonces se quitó el sombrero, e inclinando un poco la cabeza, dijo: "Buenas tardes". Aquellas dos señoras le miraban sonriendo, ladeando sus cabecitas plateadas y lacadas de la peluquería de Paloma, y allí siguieron enseñando sus dentaduras postizas, plantadas en la acera como dos girasoles, hasta que el abuelo las franqueó.

Hay recuerdos que son como el vino. Con los años ganan en cuerpo y matices.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Retales: violetas

Y otro estampado de flores. Más verdes, azules y violetas esta vez. Como las del patio de la Yaya. Frap-frap, frap-frap. Desangelado sin su Juanita, se fue consumiendo poco a poco. Grandes arrugas verticales surcaron sus mejillas y las sienes se le hundieron como cuevas. Mientras pudo, siguió yendo a regar el jardín de la Yaya. Se citaba con alguno de los nietos cuando la hora del calor se había pasado, e iban a la casa en la que habían estado sus últimos años juntos. Con ella también quedaba. Lo recuerda subiendo por la calle, ligeramente en cuesta, - muletas, paso, arrastrada- y al acercarse, mirar su flamante reloj digital casio, plateado y grande. Se lo mostró:

- LEE.

- Cero ocho... dos puntos ¿cero cero...?

- ¡Las ocho! - y se reía, sacando una moneda de veinte duros de las nuevas; por haber sido puntual.

En el patio, ella cogía la manguera y la iba llevando, cuidando que no hiciera nudos, por las macetas y los arriates. La colocaba sobre un tiesto y, mientras manaba el agua, levantaba la cabeza para mirar al abuelo. Entonces, de repente el Abu decía "¡Ya!" y había que cambiar a otra planta. Así sobrevivían, aunque algo mustias sin la Yaya, las diamelas, el jazmín, la planta del dinero, los geranios... Cuando ya estaba prácticamente todo, ella se entretenía en mirar como las plantas agostadas parecían alegrarse de beber, tallos y hojas irguiéndose refrescados... y el Abu desaparecía del patio.

Entonces era triste. Si entraba en el corredor, podía ver las puertas de la sala de estar entornadas y ahí estaría el Abu, al fondo, cogiendo una foto tras otra de la Yaya, llevándosela a los labios con fervor, y murmurando con la voz quebrada: "guapa... guapa...!". Ella lo sabía porque una vez había entrado en el cuarto de estar sin que la oyera. Cuando llegó hasta a él, pudo ver que le resbalaban por la cara lágrimas como jamones. El Abu, contrariado, la miró con ojos que parecían llamarla "¡intrusa!" y le ordenó:

- ¡Vete!

Ahora esperaba en el patio, cogiendo los capullos de jazmín sin bordes rosa, que son los que han de abrir en el día. Como hacía la Yaya, que se prendía un ramillete de jazmines que le iban floreciendo sobre el calor del pecho en el vestido hasta formar un broche perfumado. Cogiendo jazmines se entretenía mientras esperaba a que el Abu terminara.

Y así fue mermando, más de amor que de viejo, sin perder esa prestancia que le caracterizaba a pesar de todo.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Retales: Ocres

Otro estampado, en ocres... éste irá precioso en contraste con el azulón grisáceo y el rojo... mmmhh... hilvanemos... ¡y qué le vamos a hacer! Si no vale discutir... las cositas del querer de la vida son así.

Los ocres de las manos del Abu. Aquella piel morena y manchada, pegada a los huesos de un cuerpo castigado... pero escudo infalible para los ojos. Escudo que usaba cuando no quería mirar, como con las inyecciones, y también cuando no quería ser visto. Cuando se enfadaba, apoyaba el codo en el brazo del sillón, y desplazando el cuerpo hacia ése lado, ocultaba la mirada tras la mano. Pero entreabría los dedos para espiar con el rabillo del ojo. Esa treta la conocían todos, así que cuando le encontraban la pupila y se sentía delatado, movía los dedos y cambiaba la apertura, y el juego del espía volvía a empezar.

El enfado no sólo le aportaba la visión de rayos X a través de sus manos, sino que minoraba su sordera. Porque se estaba quedando sordo. Ella recuerda una nochebuena, en aquella mesa larga familiar, y el Abu presidiéndola. Se había hecho un corte en un dedo, partiendo pan con el cuchillo en vilo, mientras ella miraba. Pero no se dio cuenta. La sangre empezó a gotear sobre su plato...

- A... Abu... te has cortado...

El Abu, con el ruido ambiente y la sordera, ni se enteró.

- ¡¡Abu, que te has cortado!!

La cena continuaba sin más incidencia que la sangre de la mano del Abu vertiéndose sobre su comida, y ella gritó aún más

- ¡¡ABUELO, EL DEDO!! - y al fin, poniéndose de rodillas en el banco para ganar entidad entre las cabezas de sus hermanos -¡¡¡ Mamá, que el Abu se ha cortado!!!

El Abu no se había enterado de nada.


Pero éso sí, si sus dos hijas susurraban algo entre ellas a cuatro metros de distancia cuando él estaba enfadado, podían escucharle decir:

- ¡¡Que os creéis, os estoy oyendo!!

viernes, 6 de noviembre de 2009

Retales: el frío blanco

El blanco. El de las sábanas constantes, el de las cajas de medicación, el de la luz cegadora de la mañana cuando se descubre que la pesadilla no fue sueño... frap-frap, frap-frap... La enfermedad hacía mella en él, pero la Yaya le cuidaba. La recuerda desatándole los cordones de los zapatos en el cuarto de estar para que él sólo tuviera que sacárselos, en la hora de ir a dormir.

Y contra todo pronóstico, por edad, por estado de salud... la Yaya murió repentinamente. Sufrió una embolia devastadora con la que consiguió lo que siempre había pedido en sus rezos: morirse sin enterarse siquiera.

Para el abuelo fue un cataclismo. Lo recuerda entonces, instalado provisionalmente en una cama en el salón, con una mesa de hospital a su lado, repleta de cajas de medicina. Durante un tiempo tuvo que ir el practicante a pincharle a casa, y ella recuerda que le hacía gracia ver cómo su abuelo se tapaba los ojos con la mano, porque le daban miedo las inyecciones.

A la muerte de la Yaya el cuerpo del Abu se solidarizó con su alma, y quedó demolido. Poco a poco empezó a levantarse, pero transpirando dolor a cada paso. Con su ritmo hipnotizador de muletas-paso-arrastrada. De aquel cuerpo formidable quedaban la altura y la prestancia, impertérrito con su vestimenta elegante y su sombrero gris de fieltro, en unos años en que era imposible encontrar sombrererías ya...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Retales: azul de anochecer

Bien, sabía que andaba por alguna parte. El marengo azulado hará de puente entre los colores del centro y el retal blanco y negro. Le dió pereza hilvanar, así que sujetó los retales con alfileres para empezar a pedalear absorta, traspasando el tejido con la mirada... Lo que quizá empezó la guerra, posiblemente lo terminó otro hecho en su vida: la muerte de su padre. El día en que murió su padre, amigo de sus amigos, de jaranas y despilfarros, todos aquellos que le habían acompañado a la mesa y al vino brillaron por su ausencia en el entierro. Se lo imagina mascando el desengaño, mientras seguía al féretro camino del cementerio. Y mascando desengaño de vuelta del camposanto, bajo un cielo de anochecer, que abandona el azul para darse al gris oscuro, y finalmente al negro. Maldiciendo la hipocresía, la falsedad, el interés, y su propia ingenuidad. Por éso llegó a su casa, cerró la puerta, y no la volvió a abrir para salir con amigos, ni para que aquellos entrasen más. Allí se quedó con su Juanita, sus hijos y su botica.

Ya de mayor mantuvo su decisión y encontraba placer en la soledad, paseando con sus muletas hasta el kiosko de Parra para comprar caramelos de mora, triskis y novelillas de Estephanía. Nunca le faltó la cortesía, o la sonrisa en el saludo. Pero ya no hubo más parrandas ni camaraderías con nadie que no fuera de los suyos...

martes, 3 de noviembre de 2009

Retales: en blanco y negro

El estampado en blanco y negro no acababa de encajar con las primeras piezas. Examinó el trozo de tela... bueno, había más retales con los que ir haciendo armonizar los distintos colores para acabar engarzándolos todos... Se lo imagina entonces, esplendoroso, grande, fuerte. Debió ser una persona muy particular, y a pesar de esa vertiente pública de fiestero, algo hubo de incomodar a más de alguno. En el tiempo de la guerra, cuando él se apañó para no meterse en ella - no fue amigo de políticas- una noche le rajaron el cuello. Volvía a su casa tarde, cuando no había luz en las calles, y un hombre le llamó desde lo oscuro:

- ¡Don Roque!

El Abu se volvió a ver quién llamaba, pero... quién fuera hizo un movimiento raro y salió corriendo. Se notó calor en el cuello, pero siguió caminando a su casa. Fue allí, a la luz, cuando vió que le habían acuchillado como a un marrano. Entre su fuerza y la suerte, la cosa no pasó de ser un susto.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Retales: las flores

Hilvanó el pedazo estampado de flores de colores vivos al retal rojo. Los colocó frente a la aguja, y usando la rueda con la mano, introdujo la aguja uniendo los dos pedazos. Frap-frap, frap-frap... Cuando, de pequeña, miraba sus fotos de joven, creía que aquel no era su abuelo. Era un hombretón alto, recio y bien parecido. Vestía galantemente con traje de chaqueta, capa y sombrero; como recién salido de una novela de Juan Valera. Tenía los ojos grandes, azules y expresivos, la nariz larga y grande, apropiada para sus rasgos también grandes y los labios generosos, con el corazón pronunciado. Ese corazón en los labios que ella no vio sino en foto, porque el Abu ya llevaba dentadura postiza en sus primeros recuerdos.

Aquel mocetón había sido la ilusión y la codicia de casaderas y viuditas del pueblo durante muchos años. Y se conoce que él debió dejarse querer , que no amarrar, bastante.

A ella le da risa imaginarse a esas caza-maridos en la misa del domingo, con sus mantillas negras sobre la cabeza y hombros- como Dios manda- y sus misales de gala en las manos. Entre salmo y salmo, sacarían la vista del librito con disimulo para mirar cual serpientes: la primera despechada a la segunda, la segunda a la tercera y así sucesivamente. Qué sorpresa no habrían de llevarse todas a un tiempo cuando el boticario, después de un mes de viaje de placer en Madrid, volvió enamorado y casado con una chiquita veinte años más joven que él y más bonita que un sol. La Yaya.

viernes, 30 de octubre de 2009

Retales

Frenó los pies para detener el frap-frap del pedal, y silenció del todo la máquina de coser sujetando la correa de cuero con los dedos. Inclinó la cabeza suavemente, girándola hacia un lado, orientando el oído a sus espaldas. Ahí estaba. El sonido de la goma en el suelo y el metal de sus muletas, el suave paso con el zapato de suela de cuero y la arrastrada de la pierna con el zapato ortopédico.

Así le había quedado impreso en la memoria: muletas, paso, arrastrada. Muletas, paso, arrastrada.

Hubo un tiempo, después de su muerte, en que realmente creía oírle venir por el pasillo. Ahora, había buscado el silencio para rememorarlo por puro placer. Miró los retales que tenía ante sí. No eran muchos, pero juntos podrían formar una mantita con la que cubrirse en el sofá viendo la tele. O incluso una colcha. Eran retazos de la vida de su abuelo, que, quizá por cariño, le parecían merecedores de su empeño frente a la máquina.

Tomó entre los dedos el pedazo de raso rojo. El de los cubos de sangre
. Era de noche. Había sonado un estrépito espantoso que la había despertado. Esperó. Al final, desobedeciendo la orden permanente de no abandonar la cama a esas horas, bajó descalza los peldaños de madera. Entre los barrotes de la escalera pudo verle, sentado en su sillón alto, con las piernas al descubierto, dos mujeres a sus pies limpiándole con gasas y dos cubos de sangre. Se asustó y se puso a llorar. En ese momento, su madre, aquella rubia divina cuyas piernas admiraba, dejó de afanarse en las heridas de su padre y exclamó alarmada:

- ¡Los niños! ¡Que no le vean los niños!

El abuelo la miró con una sonrisa triste, enternecido por el llanto desconsolado, mientras ella le hipaba a él, asustada de tanta sangre; hasta que alguien la levantó en volandas y la devolvió escalera arriba, a la cama de la que no debía haber salido. Mucho tiempo pensó que habían sido cubos de sangre auténtica lo que había visto, en lugar de contener el agua teñida de lavar sus heridas.

Aún tuvo otro accidente más. La osteoporosis le había dejado los huesos como el cristal, y aquella escalera cantarina, cuyos escalones poseían notas distintas como un piano de madera, se convirtió en una trampa. Y ya no volvió a subir sus peldaños.

[...]

martes, 29 de septiembre de 2009

El tío mágico


Todo niño debería tener uno. Nosotros tuvimos al Tío Ramón, que molaba mil. Era mágico porque sabía hacer magia, porque viajaba a Japón y traía maravillas de la técnica antes de que en occidente supiéramos que éso se podía fabricar, porque sabía japonés y en su despacho podías ver folios escritos como en los manuales de instrucciones de los aparatos electrónicos más chachis, y él sabía leerlos.

El Tito Ramón era mágico, sobre todo, porque le gustaba hacer magia para los niños. Porque siendo un tipo hiperactivo, empresario y político, siempre encontraba un momento para jugar. Tenía una casa enorme, con pista de tenis y piscina. En cuanto llegaba el buen tiempo la llenaba, y avisaba a mis padres:

- Que ya está llena la piscina, que ya pueden venir los niños a bañarse.

E irse allí molaba mucho. Porque había más niños, y la piscina tenía trampolín y colchonetas y flotadores para elegir, y había un billar y un futbolín combado en el que las pelotas siempre se iban al medio, a los pies de uno de los equipos, y una máquina de coches de los recreativos... y teníamos permiso para jugar a todo.

Inventó la discriminación positiva. En casa del tito Ramón era obligatorio que los niños dejasen jugar a las niñas en todos sus juegos, y como argumentaba, "las niñas son el sexo débil" tenían que tener normas que nos favorecieran. Hacíamos equipos de fútbol para jugar en la pista de tenis (qué bonita forma de echarnos las rodillas abajo teníamos allí...) y el tío Ramón siempre iba con las niñas y arbitraba a la vez, "porque yo soy más alto y lo veo TODO". Así que nuestra portería era más pequeña, y si por ejemplo mi hermana Pan (entonces un chupachups, una niña chiquinina con un cabezón gordo) tocaba la pelota con la mano, los niños gritaban:

- ¡¡¡MANO!!! ¡¡¡MANO!!!

Y el tito Ramón decía descojonado:

- ¡¡YO NO HE VISTO NADA!! No ha sido mano. Hale, a seguir.

El resultado es que las niñas siempre ganaban... ¡y los niños acababan más mosqueados...!!

En su casa, el tío Ramón tenía un despacho, y tras él, la habitación mágica. Era una extensión del propio despacho, pero ahí guardaba mucho de sus trucos de magia. Supimos que de ahí ganaba todo su dinero, porque tenía un truco por el que convertía un duro en cinco. Y nos explicó que cada noche se ponía un rato a hacer, y así se convirtió en rico. También tenía un loro que repetía cuanto decíamos cuando esas cosas no estaban ni en las tiendas.

Pero no sólo era mágico: era un bromista empedernido. Tenía un brazo de silicona vestido de chaqueta y puño de camisa blanca, que usaba para ponerse en el abrigo, saludar, y soltar en la mano del que le saludaba. Otro día tuvo la idea de atraparlo saliendo del maletero. Y se hizo un viaje de Madrid al pueblo, de 5 horas, con un brazo colgando de su maletero.

También les tomaba el pelo a quienes trabajaban con él. Le pirraban los caracoles, así que cogió una olla que Manuela, la cocinera, había dejado preparada, y se la comió. Eso sí, volvió a dejar todas las conchas de caracoles vacías dentro de la olla. Y Manuela los sacó muy orgullosa en la comida.

Al cuarto caracol vacío, la mujer del tito Ramón le miró indignada:

- ¡¡¡RAMÓN!!!

También había una mujercina viejísima que supuestamente cosía. Debía de haber cosido antes, porque la pobre estaba completamente ciega, pero seguía viviendo con ellos, e iba tanteando por la casa y se estaba sentadita durante horas mirando al infinito mientras nosotros potreábamos. El tío Ramón también le gastaba bromas, pero la más pesada que recuerdo fué tirar una bomba fétida en la cocina y cerrar la puerta, haciéndonos sujetar el pomo porque él estaba descojonado, para que Luisa se tragara toda la peste.

Era un personaje fascinante y divertido, y para que no se me olvide llevo una marca en la cabeza de uno de sus juegos (es poco: más de uno se partió un brazo o una pierna estando con él). Resulta que a veces el tío Ramón hacía un juego super chachi: escondía billetes de veinte duros por todo el jardín y luego soltaba a los niños para que los encontrasen. El que los encontraba, se los quedaba.

Esto sí que nos parecía mágico...

El caso es que salíamos de nuestro encierro como los toros de los Sanfermines. Los billetes estaban escondidos en sitios extrañísimos: dentro de una naranja, rajada, en su árbol; en una pompa de pintura, en el encalado de la pared; en un agujero de un ladrillo, pegado bajo la mesa de la piscina... Y en una de aquellas, yo ví un billete doblado bajo unos rosales. El problema es que yo lo miré, y haciendo un triángulo equilátero estaba mi hermano mayor, Gonso, mirando los mismos veinte duros. Nos miramos entre nosotros y detecté en una micra de segundo un brillo malicioso en sus ojos... y los dos corrimos al rosal. Él se llevó los veinte duros, y yo una raja en la cabeza que me dejó sin bañarme en la piscina por lo menos diez días.

Así que cerca del flequillo tengo una cicatriz blanca, sin pelo, de un rosal traidor del tío Ramón. Y cada vez que me la veo me acuerdo de cuánta diversión nos dió.

Hace un par de meses mis padres volvieron al pueblo en que nací, para el entierro de un amigo. El tío Ramón estaba allí. Y en la iglesia, en voz baja, se les acercó y les dijo:

- Que ya tengo llena la piscina, que pueden venir los niños a bañarse.

lunes, 21 de septiembre de 2009

El pequeño universo

En el mundo de ditas todas las cosas son sencillas y tienen una explicación. Cuando no sabe algo, deduce la respuesta. Y si no puede deducir inventa. El avance de las ciencias es similar: ante el desconocimiento, se hace una suposición, se da por cierta, y se sigue adelante.

Ditas maneja un montón de información y siempre saca un resultado práctico de ella.

- Mamá, ¿Dios nos está viendo ahora mismo?

- Sí, nos ve a todas horas.

- Ah, claro, porque hay muchos, ¿no?

- No, para los cristianos solo hay uno, y el nos ve aunque estemos en la otra punta del mundo, lejos, lejos.

- ... ¿Es porque toma mucha zanahoria?

Eso es el efecto perverso de alabar las propiedades de las verduras...

A veces construye palabros al libre albedrío, y le salen cosas como que le encantan las cochinitas -bicho bola, para los que no las conozcan por cochinillas- "menos las envenenosas". O el día que me derritió el corazón:

- Mami... soy más feliz contigo que sintigo.

También está el mundo de las exclamaciones no soeces:

- ¡Cónchile!

- Ditas, ¿éso quién te lo ha enseñado?

- Nadie. Yo sola.

- ¡Pero si pareces una pueblerina... no digas cónchile!

- ¡Ostris!

- ¿Otra nueva?

- Como me has dicho que no diga cónchile...

Los animales desafían las leyes de la naturaleza en sus manos. Como el día en que yo limpiaba y me instaba a mirar su juego:

- Mira mami, había un koala volaaaando, volaaaando, fiiiu, fiiiiuuu...

- ¡Ditas, los koalas no vuelan; como mucho saltará!

- ¡Que nooooo, que sí que vueeeela!

- Vale, era un koala volador.

- Pues iba volaaaaando, volaaaando... y se encontró con un oso que hizo poooof, mira.

Me giro. Miro las marionetas. La miro a ella:

- Ditas, éso no es un koala, ¡es un murciélago!

- Aaahhh, claro...! Pues mira, iba un murciélago volaaaando, volaaaaando, fiiiu fiiiiiiu...!

Y qué más daría si lo importante era el castañazo que se metían...

Pero lo que me deja helada a menudo es su pragmatismo y su capacidad de lógica. Como un día en que la llama su primita por teléfono:

- ¡Hola Ditas! ¿Qué haces?

- Pues aquí, hablando por teléfono contigo...

O aquella ocasión en que no queríamos cocinar.

- ¿Ésto qué es?

- Son palillos chinos. Ésto lo cogen los chinos así, y se comen el arroz, ¿a que es chulo?

- Pero... ¿para qué los quieres? ¡Si nosotros no somos chinos!

Eeeerrr... nop. Y a ver quién contesta un argumento tan aplastante...