Mostrando entradas con la etiqueta no te vas a creer lo que me ha pasado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta no te vas a creer lo que me ha pasado. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de mayo de 2011

El Doctor Rebil y Mister Jarl

Desperté sobresaltada con la primera patada. La segunda llegó, ritmica, rodillazo de similar intensidad en la espalda. Me dí la vuelta en la cama, para ver a Rebi girándose y chasqueando la lengua.

Y yo, flipando.

Así que al día siguiente se lo conté y se descojonó. Recordaba débilmente que en su sueño estaba luchando contra algo, y que ese algo se mataba con dos patadas. Malditos videojuegos, se me mete en la cama obsesionado con soldados, monstruos y final bosses y me acaba atizando a mí.

Pero es que esta noche lo ha vuelto a hacer. Me ha golpeado en el hombro con la mano, y me he despertado asustada, pensando que llegaba tarde. Cuando abría los ojos, Rebi retraía el brazo agresor y volvía a su sueño. Y yo cardíaca perdida. Miro el despertador: las 04:24 de la mañana. Dos horas y media para levantarme y estoy completamente despierta.

Me he dado la vuelta frustrada en la cama:

- ¡Joder, cabrón!

Y esta mañana se lo he dicho. Lo de cabrón lo recordaba, pero la parte en que me pegaba no.

Y me he acordado del chiste, en el que el juez le pregunta al acusado:

- ¿Es verdad que pega usted a su mujer durmiendo?

- ¡Claro! Ahí la tiene usted despierta, a ver si se atreve...

Rebi tiene un lado oscuro y lo saca a pasear por las noches en nuestra cama. No sé cómo protegerme de su furia, ohcielosohdiosmío... soy un gato maltratado.

viernes, 13 de mayo de 2011

Soy un desastre con patas

Tengo un don innato, y digo innato porque lo vengo observando desde que tengo uso de razón: Pongo un pié en la calle y me empiezan a pasar cosas surrealistas. Hace unos años, conocí a Gato, y poco a poco descubrí que tenía el mismo estigma. Nuestra presencia conjunta, como la denominaría posteriormente ella, se convirtió en El Quinto Elemento Chungo.

Algunas de las cosas que me suceden, las callo, porque si no me ganaría el mote de Antoñita la Fantástica, y sinceramente, Sberrow mola más. Sin embargo, muchas otras, para desgracia de mis amistades, cuentan con testigos de primera mano, por lo que se está empezando a gestar la leyenda de que cuando nací unos extraterrestres me abdujeron y me insertaron un imán de super-potencia-atracción-surrealística.

La cosa no pasaba de ser meramente anecdótica, hasta que me separé. Tras la separación, mi imán ultrasónico se ha reiniciado y ha instalado las actualizaciones, descargándose una versión más completa, cuyo resultado me otorga el poder de atraer a los tíos más tarados y chungos a varios km a la redonda.
No, nenas, no sintáis envidia, pues como he dicho: sólo funciona con frikizumbados.
(Nota aclaratoria: Gato, por suerte, no ha sufrido dichas alteraciones del software, y el suyo ha derivado en liarla parda en cada trabajo en el que aterriza).

Pronto se cumplirá un año desde que estoy felizmente soltera, y durante este tiempo, podría llenar el blog de desastres amorosos a los que vengo condenada. Ahí van un par de ejemplos, a modo ilustrativo:

- 6 am, fiestas autonómicas, Sberrow hace acto de presencia en una estación de tren, a la espera de volver a casa tras una divertida noche. Toma asiento. Unos quillos, de cachondeo puramente, empiezan a hacer tonterías diciéndose entre ellos, que esa chica ha llegado sola. Aparece un tipo de las sombras, con claros signos de que durante su vida ha abusado de las películas de Meg Ryan, y ello le pasa factura. "Estoy aquí si me necesitas". Sberrow alza la mirada pensando que de qué va todo eso, está demasiado cansada. En ese preciso instante llega el tren, el sujeto sin mediar palabra la coge del brazo, la arrastra hasta unos asientos del tren enfrente de una pareja mayor y le dice con voz estudiada de galán de sobremesa "aquí estaremos bien, pequeña". Ella, perpleja y buscando la cámara oculta, ha sido incapaz de reaccionar. Debo haber bebido demasiado, piensa. La línea de tren sufre un percance debido a unas obras, y tarda más de una hora en llegar al destino. Una hora en la que la pobre sberrow, inusualmente callada y pensando que le han metido setas alucinógenas en la bebida, tiene que soportar un monólogo con frases del tipo: Te he visto bajar las escaleras y he pensado que eras una mujer segura de ti misma. ¿Tienes estudios universitarios? sí, debes tenerlos, la forma en que te expresas lo denota (sí, mis monosílabos deben ser muy cultos). Me encanta tu perfil, la forma en que no me dices nada, tus silencios...Te he visto y he sentido que serías la madre de mis hijos. Llegados a este punto, Sberrow piensa porqué cojones nunca se ha comprado un spray de pimienta.

- 4 pm, en plena Plaza España, Sberrow va acompañada de una amiga, y ambas han decidido tomarse un café para descansar del día de compras. Un sujeto atraviesa toda la plaza de forma decidida, con la mirada directamente fija hacia ellas, mientras se acerca. La amiga piensa que conocerá a Sberrow y va a saludarla, Sberrow piensa lo mismo. Ambas han llegado a una conclusión errónea. Llega a la altura de Sberrow, la mira, ésta se agarra el bolso. "¿Te puedo coger de la mano?"

- La ponen en contacto con un master de la isla, al que no conoce personalmente, no importa, la intención es que la acepten en una partida de rol en mesa. Sberrow, que de vez en cuando es hasta sensata, le solicita que antes de entrar en la partida preferiría conocerlo personalmente y poder hablar del sistema utilizado, los pj's, y los detalles. Quedan en una cafetería céntrica, un día cualquiera, después de una dura jornada laboral. Tal vez la indumentaria no sea la más adecuada, piensa, debería haberme traído unas zapatillas para cambiarme y una camiseta. En fin. Entra en la cafetería, el master se pone de pie, la repasa con la mirada "no me puedo creer que juegues a rol!", Sberrow duda entre salir corriendo o llamar al camarero para que pase el mocho. Suspira, pensando que ha sido una mala entrada pero la cosa mejorará cuando entren en materia, y toma asiento. Acoso y derrivo en toda regla. Y un monólogo sobre disciplinas y batallitas mientras intenta acortar distancias. Sberrow se larga sutilmente y pone una excusa para el siguiente fin de semana, fecha prevista para el inicio de la trama. Unos días más tarde, su e-mail está colapsado por mensajes del tipo (que pasa al top five de tíos más raros que haya conocido jamás).

- 3 am, un viernes noche cualquiera. Sberrow se encuentra acompañada de tres amigas, a la salida de un local decidiendo sobre donde continuar la noche. Se acerca un chaval de unos veintipocos. "¿Buscas compañía masculina?" "No, gracias" "para ti son sólo 30€"
¿¿¿¿¿¿Acaso tengo pinta de tener que pagar para echar un polvo??????
Sberrow se larga a casa, los años le pesan ya demasiado. En cuanto llegue a casa, buscará en las páginas amarillas un cybercirujano que sea capaz de extraerle el injerto alienígena.

jueves, 15 de octubre de 2009

Hasta el infinito, y más allá!

Si embarcamos, claro.

Este puente nos habían preparado la cama en la Gata Perlada, y un cochino en el horno también, así que Rebi y yo llegamos a la T4 más contentos que unas castañuelas. Bueno, contentos despues de habernos bajado por error en la T2 y tener que pillar otro billete de metro para la T4...

- ¿Dónde está nuestro mostrador de facturación?

- A ver, en la pantalla.

- Dice "Autochecking".

- ¿Autochecking? Joder con el ahorro en las compañías aéreas...

Un poco más tarde encontramos el mamotreto rojo de Iberia para hacer el autochecking. Facturamos la maleta y sacamos un asiento para un gato.

- ¡¡Qué bien, pero, jo, no has elegido y me ha puesto última fila!! Ahora tú.

[ Rebilated Verbeneer, su petición de tarjeta no puede ser procesada. Diríjase a mostrador.]

- ¿Cómorrll?

Empleado de Iberia 1: Está en lista de espera. Vaya a la puerta del avión a ver si tiene suerte.

Empleado de Iberia 2: Lo sé, es una vergüenza, uf... (teclea) la verdad... (teclea, pone cara de circunstancias) es que lo tienes mal para entrar. Pero bueno, a veces...

- Mira, es que si él no entra, yo no entro en el avión. Volamos juntos.

- Pues decidlo en la puerta, y si la lista le llega a él, pues bien, si no, alguien entrará en tu lugar y os meterán en el siguiente vuelo, dos horas más tarde. Si os da tiempo, poned la reclamación para que os den la indemnización.

Y ahí estábamos en la sala de embarque, haciendo un año juntos y recitando lo que se convirtieron en nuestros votos:

- Volamos juntos, si tú no montas, yo no monto.

Empleado de Iberia 3: Vale, al final del embarque se esperan, que llamaremos por nombres.

Empleado de Iberia 4: Ésto es un desastre.

Empleado de Iberia 5: Holaquetal.

Empleado de Iberia 3: ¡¡Menos mal que vienes!!

Empleado de Iberia 5: ¿Qué tenemos aquí?

Empleado de Iberia 4 girando la pantalla: Pues mira.

Empleado de Iberia 5: Nomelopuedocreer mecagoensusputosmuertos estoesunavergüenza... bueno bien vamos allá... ¡anda que vengo de otro... que tela!

Empezó a teclear con furia, luego se puso a revisar la entrada y cuando llegó el momento del overbooking se sentó y empezó a contar tarjetas de embarque y folios impresos. Contó varias veces, pero alguna gilipollas le llamaba para preguntarle tontadas y acabó mordiendo los folios, los excedentes de pasajero le hacían preguntas y tenía que volver a empezar. Tenía más documentos que asientos.

- Perdona, por si os hace lío, que yo soy la que no embarca porque mi novio no tiene asiento, que si el no monta, yo no monto en el avión...

- Ya, ya, lo sé.

Y volvía a contar el pobre. Al final le llamaron. Un asiento libre. Rebi era el segundo de la lista. Pero no llamó al primero. Nos miró y nos dijo:

- ¿Apellidos?

- ¡¡Verbeneer Plutónic!!

Y corrimos hasta el avión y el Rebi viajó en la primera fila y un gato en la última.

Y luego llegamos a la Gata Perlada y fuimos felices y comimos perdic... comimos pa amb oli de lengua y cecina, y calamares plancha con picadita de ajo y perejil y ralla frita, y gochín confitado y torrada de panceta y lomo y butifarrones en casa de Tretze y crema de calabaza y alitas y butifarrón en casa de Nayuana y Nánür, y ensaimada de nata y tarta tatín de plátano y dios mío qué gordos somos. Y felices.

P.D. Para la vuelta la Perli y el Zagloso nos dejaron hacer el checkin onlain.

jueves, 27 de agosto de 2009

Con Batman y sin paella

El fin de semana pasado Rebi y yo nos escapamos a Valencia, a ver a Xau aprovechándonos de la tolerancia de su pedre. Tengo que decir que a mí la ciudad me sorprendió y me gustó mucho. Es modernista, limpia, y su gente es muy anárquica, como dice el propio Xau. Ellos, más que modernistas son modernos.


Me llevaron a ver al Miguelete, que yo pensaba que debía ser un señor simpático, pero no, era ésto:



... el alabastro del Palacio del Marqués de Dos Aguas...



... la lonja... que la hizo el mismo autor que la de Palma, y vaya si se nota...


... su estación de trenes...


... Gulliver con sus liliputienses...



... su flora... ésto son campos de arroz a punto de ser recogidos. Xau nos regaló una espiga con arroz, que trae suerte, y vimos garzas reales y bueyeras (que son las que se lían entre ellas...)

... su exótica fauna urbana...






... sus tiendas curiosas...



... y paseamos por un parque inmenso en el lecho de un río que estaba condenado a ser autopista hasta que los valencianos se enfadaron, y ahora es parque, verde y bonito, donde se pasean los humanos con sus crías salvajes y los perros.

Y ahora os voy a contar tres secretos de Valencia que sólo un observador avisado puede descubrir.

El primero, es que Batman vive en to el centro y comparte casa con un chico y una chica que se pelean todo el día, así que se pone en medio y los separa:

Esa noche le hicieron un homenaje y pusieron El Caballero Oscuro en el cine
de verano. Por dos euros, nos apuntamos y la vimos.

El segundo es que el famoso arquitecto Tragaldabas que hizo la ciudad de las artes y las ciencias es un obseso sexual y está construyendo un gran ch... un inmenso coñ... esta marranería:

Y la tercera es que otro de los edificios supermodernos de Tragaldabas imita a la sala de los secretos de la Alhambra, y si te colocas con un Rebi en una punta y un gato en la otra, se oyen hasta los susurros. Nosotros los comprobamos. Rebi se fué pallá pal fondo, y yo me quedé aquí, al lado del kiosko de los granizados de kiwi.


Entonces hablamos en voz baja y se oía perfectamente:


-Hola Rebi, ¿me oyes?


- Huy sí, ¿y tú me oyes a mí?


- Perfectamente! A ver, habla...


- Te voy a zumbar salvajemente.


- ¡¡REBI!!


- Qué pasa, no me digas que hay niños delante...


- No, ¡¡pero el camarero se lo está pasando pipa!!

lunes, 15 de junio de 2009

Odisea en la capital

Mucho lío. Han sido unos días de mucho lío y aún estoy aterrizando.

Después de que en Palma me hicieran hipar con una fiesta pseudo sorpresa, un Cerdi de Cheshire llenito de monedas, y un montón de fotos y dedicatorias especiales para hacer llorar, Rebi me ayudó a cargar los trastos que me quedaban en Leoncio y nos fuimos a un barco.

Y el miércoles por la noche llegábamos a Madrid. Con mis bártulos y con Cerdi de Chershire, a casa de Misia y Anómalo, que nos acogieron:

Hola, soy Cerdi de Chershire y valgo mi peso en monedas

El jueves, Rebi y yo visitamos pisos. No nos gustaron, así que al día siguiente quedé yo para ver dos y después recogerle del trabajo para salir a Granada para la boda de Pan antes del embotellamiento de salida de los viernes.

El plan parecía sencillo, pero estamos hablando de Gato Martínez Soria en la capital, y llevar a Leoncio dos días después de alunizar en Madrid para hacer esos trayectos no dejaba de ser demasiado ambicioso.

Misión: llegar a la calle Sarriá desde Chonilandia a las 12:00 horas (no importa qué dirección cojas de la M40: es exactamente igual de lejos por ambos lados), visitar un piso allí, otro por la misma zona, coger a Leoncio de nuevo y ir a buscar a Rebi en la primera salida de la carretera de Burgos ("no tiene pérdida desde la Ilustración") a las 13:30.

Je. Jejejejj. A las 11:30 estoy tratando de dilucidar qué gallumbos de Rebi son para llevar a Granada, qué ropa le meto en la maleta, dónde está el regalo de Pan, coger los trajes, cepillos de dientes, mi maquillaje (otra maleta, es lo que tiene la edad)... Así que llamo al de la agencia.

- Hola Antonio, perdona, ¿podríamos aplazar la visita media hora? Es que estoy viendo que no voy a llegar...

- Vale, sin problema. Ya estoy aquí tomando un café, pero bueno, me tomaré otro.

- Ay, lo siento. Bueno, a las 12:30 estaré por allí. Muchas gracias.

A las 12:30 estaba por allí. Aproximadamente alrededor de la calle Sarriá, pero sin terminar de rodar con Leoncio sobre ella. Así que después de dar una vuelta maravillosa para encontrarla veo un coche de policía en un semáforo, a mi lado. Ni corta ni perezosa bajo la ventanilla y pregunto:

- Por favor, ¿la calle Sarriá?

- Apártese a la derecha y se lo explicamos.

Un Gato se aparta como le indican y baja del coche. El poli copiloto se ha bajado y le explica:

- Ahora entre por esta calle a la derecha, es Betanzos.

- Betanzos, sí.

- Después gire arriba y entrará...

- ¡En Chantada!! - dios bendiga a Google Maps- ¡¡Muchas gracias, ya sé dónde estoy!!

Supe dónde estaba. Por un breve lapso de tiempo, porque al final dí otra vuelta y aparqué donde pude para buscarlo andando. Antonio me esperaba pacientemente y me enseñó los dos pisos. Yo le iba contando mi vida, y se conoce que le caí bién, porque entonces me ofreció enseñarme otro piso. De su madre, que se había muerto y lo estaba reformando... Así que me entretuve un poco más, conocí a los albañiles - Sergei y su cuadrilla de Europa del Este) y ví el piso que podría convertirse en la posada para isleños y otra familia: La Gata Rebilada. Me despedí cordialmente de Antonio, que me indicó como llegar al trabajo de Rebi, y me monté en Leoncio.

La carretera de Burgos, la primera salida a la derecha. El hecho de que uno haya visto 40 carteles de "BURGOS" antes de entrar en la carretera no significa nada. Tú entras en la carretera de Burgos cuando entras, y el trabajo de Rebi no tiene pérdida. Llamo a Rebi, con el blutuz de Leoncio y le voy contando.

- Voy por aquí, estoy viendo Vodafone, y tal, y cual y pascual...

- Pero, ¿Por dónde vas?

- Por la carretera de Burgos.

- No sé donde estás.

- ¡Pues en la carretera de Burgos! A ver, ahora estoy viendo [tri tri!] tengo poca batería, ahora estoy viendo ésto y aquello, y ahora viene una salida de tal.

- A ver, carretera de Burgos, vía de servicio, primera salida. ¡¡No tiene pérdida!!.

- Bueno, vale, cuelgo que se me acaba la batería y te llamo allí.

Sigo rodando y aquello no tiene buena pinta. Salgo a una gasolinera y pregunto. Estoy a punto de entrar en reserva pero no tengo dinero, y la tarjeta de crédito se me jodió el martes en el Mescabrona, así que... necesito llegar a Rebi. La chica no sabe dónde está, le pregunta al segurata. El segurata no sabe, me saca para hablar con su compañero del camión de seguridad.

- Uyyy... Bueno, vé por ahí, que verás un sitio donde dar la vuelta y te vuelves y cuando llegues a una rotonda grande grande te sales y coges Sanchinarro, que si no vas a dar mucha vuelta.

Un gato sale. No hay donde dar la vuelta. Todavía no. Todavía no. Todavía no. Cago en la leche, voy a llamar al Rebi.

- Rebi, lo siento, que me he pasado, que tengo que ir para dar la vuelta y voy para allá.

- Pero niña, a ver, ¿dónde estás?

- ¡¡Pues yo qué sé, yo iba por la carretera de Burgos pero [tri tri trí!] A TOMAR POR CULO ME HE QUEDADO SIN BATERÍA!!

Entonces veo algo parecido a un cambio de sentido. Hay un coche de policía ¡¡Chachi!! Me paro, bajo la ventanilla, y cuando el uniforme se va acercando le digo:

- Disculpe, es que tengo que ir a Manoteras, y estoy perdida.

Y el policía se acerca con unas gafas de sol que me suenan bastante y me dice:

- ¡Es la segunda vez que te pierdes hoy!

Y le miro y le reconozco, y poniendome la mano en la boca grito, en un arranque de inteligencia:

- ¡¡¡ERES EL MISMO POLICÍA!!! ¡¡NO ME LO PUEDO CREER!!

El poli se partía de la risa, y yo también, y al final me dijo que cogiese la carretera de vuelta a Madrid y saliera por Sanchinarro.

Vale. Lo hice. Pero salir por ahí implicaba cruzar Tablas. Y que nadie de Tablas tuviese ni puta idea de dónde estaba Manoteras, así que feedback positivo = 0. Tres cuartos de hora más tarde llego a una rotonda. Dos payoponys están esperando algo en una furgoneta y ¡¡oh maravilla!! me señalan un punto en el horizonte y me dicen "Aquel edificio grande azul de espejos es Manoteras".

Por poco no lloro. Pero la cosa no acabó ahí. Porque llegué al edificio azul, recorrí toda la calle, y el banco en el que trabaja Rebi no tenía nada identificable. Aparco arriba del todo y empiezo a preguntar a todo el que me encuentro. Nadie ha oído hablar de ese banco. Menos un ángel que me dice "¿Ves aquél cartel verde? Pregunta por allí que creo que hay un centro de planificación plutónica". Cuando llegué pregunté a los de seguridad.

- Rebilated Verbenero ha salido a las 14:22. Hace casi una hora.

- Oh, mierda.

- Si quieres llamarle desde aquí...

- ¡¡Es que no me sé el teléfono de memoria y me he quedado sin batería!!

Salí frustrada. A todo ésto, Rebilated estaba a 20 metros de donde estaba aparcado Leoncio, desintegrándose al sol con su corbata. Y entonces se me ocurre una idea y vuelvo al trabajo de Rebi.

- Perdón, ¿Puedo llamar a su casa a ver si están sus padres y me dan su teléfono?

Los seguratas están descojonados. Pero marcan el número, yo hablo con Rebilmadre y le digo que llame a Rebi y le diga que le espero en su curro. Cuelgo y espero. Los seguratas me preguntan, les cuento que vamos de boda, se ríen, no será Rebi el que se casa, no, pero yo hoy me conformo con que no me mate, jajaj, jiji. Al final uno encuentra un móvil de Rebi en un registro de trabajadores y le llama. Ahora él esperaba 10 metros de mí, yo con los seguratas y él en el cabo de la calle.

No me mató. Pero me lo merecía. Por éso sé que es un buen novio.

viernes, 13 de marzo de 2009

Podría haber sido peor

Un gato y un cerdifante mancillado se fueron a la polisía. Y al llegar se dieron cuenta de que quizá no era tan fácil como confesar toda la verdad… había un dispensador de turnos y cogieron el suyo: el 7.

En la pantalla rezaba 99.

“Bueno…! No será mucho!”

Alrededor había una rumana maltratada (no es que la chica fuera contándolo, es que luego salió un poli (pa darle con la LOPD y el tomo nº 1 de una enciclopedia de psicología en los morros) gritando:

- ¡¡POR FAVOR, LA CHICA MALTRATADA!! ¡¡LA RUMANA!! –mirándome- ¿Es usted?

La chica fumaba fuera.

Mientras tanto una pareja de señores mayores preguntaban sus números a todo el mundo, una dos amigas con el nº 99 hacían gestos de aspaviento porque hacía media hora que les tocaba, la niña de la rumana jugaba con un paisaje-pompa de purpurina, un argentino me miraba de soslayo las piernas y un cordobés de Cabra contaba que era la segunda vez que venía, pero que si no fuera por que le habían robado el pasaporte y tenía miedo de que le cambiaran la foto, pasaría de denunciar. Tras la mampara un policía explicaba a una chica que si había un segundo matrimonio en República Dominicana podía ser, pero que en España era ilegal casarse dos veces, que en España él no podía tener dos esposas.

- Yo tengo el siete… Esto lo hacen para que baje el índice de delincuencia.

- Huy! ¿Tú de dónde eres?

- De Graná.

- Por el acento!

- Bueno, en realidad apátrida.

- Yo soy de Villena!

- ¡Otro de Córdoba!

- Llevo ya cuarenta años aquí.

- Entonces eres mallorquín ya, hombre...

- Pero el acento no lo he perdío…

Y llegó el 00.

Dos horas y media más tarde, un gato y un cerdifante pasaron a una mesa con un agente. El agente escribiendo de lado y el gato dándole consignas de prevención de riesgos.

- La pantalla está muy baja y tienes que torcer el cuello para mirarla, y tienes el teclado a un lado. FATAL.

- No, si ya la tenemos aquí puestas… -y me levantaba las cejas con gesto de “me vas a tocar las narices cuando yo te diga”.

Le narré toda la historieta, mi cerdo, el jamón y los pendientes estaban, no me lo creía, llamé al casero, Rebi me dijo que pusiera un calcetín.

No consintió en ver la prueba del delito, mi pobre cerdifante, porque lo tenían que ver los del CSI. Imprimió la denuncia para hacérmela comprobar:

“ que tras lo ocurrido, el casero de la dicente le dijo que pusiera un calcetín tras la puerta de entrada al inmueble cada vez que abandonase el mismo y si lo encontraba fuera de su lugar, se podía cerciorar si alguien había entrado en el mismo”.

- ¡¡No fue mi casero, ése fue mi novio!!

- Pues no le vamos a quitar el mérito a su novio. Ahora lo cambio y lo imprimo de nuevo.

Y corrigió: “que tras lo ocurrido, la pareja sentimental de la dicente le dijo que pusiera un calcetín tras la puerta de entrada al…”

Al día siguiente vino el CSI a casa. Llegaron al quinto jadeando.

- ¿Ven? Por eso digo yo que tiene que ser alguien de aquí, que un ladrón se cansa antes de llegar…

- ¿Cuándo cambió la cerradura?

- Hará unas tres semanas.

- ¿Ha entrado más gente aquí desde entonces?

- Pues mi novio… y hace poco hicimos una despedida de soltera… vinieron muchas amigas… eso lo dificulta bastante ¿verdad?

- Pues… no merece la pena que tomemos huellas.

- ¿Y mi cerdo? ¡¡Tienen que haberlo manoseado mucho!! –y les mostré el único billete de 5 que habían dejado, estropeado por el cuchillo.

- Es que… aunque esté pintado… es una superficie rugosa.

Me encogí de hombros.

Y así se acaba la historia.

Me refugio en la justicia poética, y en que un día será al contrario y me vendrán regalos… y en que lo de la rumana siempre será peor. Tener que fumar en la calle para poder entrar luego y contarle a un señor con la inteligencia emocional de un zapato algo muy complejo y desagradable en una lengua que no es la tuya. Cerdifante está de acuerdo.

domingo, 8 de marzo de 2009

Podría ser peor

- Mmmmhhh, es extraño. Juraría que había dejado el sobre con el dinero y las facturas aquí.

Y Gato Holmes revolvió la casa entera buscando el sobre. Bueno, revolver su casa entera es cuestión de media hora, así que por precaución, la revolvió tres veces.

- Mmmmmhhh, ¿Habrá venido el casero, y como le dije que dejaría el sobre, lo ha cogido?

Y cogió su teléfono y llamó al casero sindicalista (sí, estoy rodeada).

- ¡Hola casero! Soy gato. Mira, ¿has venido tú a casa y has cogido el sobre que te preparé con el dinero de la luz y el gas?

- No, yo no he ido a tu casa…

- ¿No? Mmmmmhh… bueno, seguiré buscándolo. Es que lo tenía aquí encima y hace dos días que no lo veo y no lo encuentro… Bueno, ya aparecerá.

- Me estás asustando…!

- ¿Asustando? ¿Por qué?

- Pues porque yo nunca he cambiado la cerradura de la casa.

- ¿Qué? ¿Estás diciendo que puede haber entrado alguien?

Así que Gato Holmes empezó a mirar sus cosas. Las joyas (juas, los pendientes de plata de la abuela y el anillo de jelou kitty) estaban. La tele de plasma que nunca me he comprado no se la habían llevado. El DVD que no tengo, tampoco. Ni la Pleiesteishon que jamás tendré. Es lo bueno de ser pobre, que no pueden robarte demasiado. Claro que el jamón seguía colgado en la cocina. Y Cerdinstein estaba en su sitio. ¿De verdad han entrado a robar? ¿O soy una alcornoque y he tirado el sobre a la basura?

Entonces Gato Holmes observó la casa: estaba desordenada. Exactamente igual que siempre. Se rascó la barbilla…

- Mmmmhhhhhh…

Decidió llamar a Watson.

- ¡¡¡Jooooo!!! ¡¡¡Creo que me han entrado a robar y se han llevado el sobre con 78 euros que tenía para el caseroooo!!! ¡¡¡¡BUUAHAHAHAAAH!!!!

- Cariño, ¿Tienes botellas de cristal vacías?

- Sí.

- Pues ponlas delante de la puerta, así si entra alguien, se caerán y te enteras.

- ¡¡¡BUAAAHAHAHAHH!!!

- No llores cariño, mañana cojo un avión y voy para allá. Tranquila.

Al día siguiente Gato Holmes y su rebilo amigo Watson inspeccionaban la casa.

- Podrían entrar por la terraza.

- Cierro siempre con llave.

- Pues sólo pueden entrar por la puerta.

- Elemental, Rebilo Watson. Sí, tienen llaves.

- ¿Has hablado con el casero?

- Sí, dice que ha pasado gente muy rara por aquí.

- Cómo mola.

- Sí, cómo mola. Pero los de abajo vivieron aquí. Pueden conservar llaves. ¿Quién lo puede tener más fácil? El casero dice que no, que son muy buena gente, pero yo creo que tienen que ser ellos.

- Pues vamos a comprobar que entren.

- Sí, yo he pensado en poner un montoncito de harina detrás de la puerta y cuando entren, la moverán –vale, era una idea estúpida pero fue la primera que se me ocurrió. Luego mejoré y pensé incluso en el artilugio que les tira un cubo de pintura en la cabeza, a lo “Solo en casa”.

- ¡¡Halaaa!! Pero niña, pon una media o un calcetín, que no se note…

Y Watson acompañó a Holmes el fin de semana para consolarla y después se volvió a Plutón.

Holmes, cada mañana ponía el calcetín tras la puerta, y cada tarde comprobaba que seguía en su lugar antes de abrirla del todo. Y pasaron unos cuantos días. Hasta que un buen día (bueno, en realidad fue un mal día, venía del trabajo después de esta bronca) asomó la cabeza y vió el calcetín deslizado todo el arco: HABÍAN ENTRADO.

Volvió a comprobar, joyas, jamón, Cerdinstein. Todo en orden.

No lo entendió. Aunque se quedó más tranquila de saber que no estaba loca, no había tirado a la basura un sobre con 78 euros.

Tomó medidas de la cerradura y se fue a comprar una nueva a Ferretería Mateo que tienen de tot y mes y mola mil. Y volvió a casa con su supercerradura nueva y un par de destornilladores y unos alicates que no pudo evitar comprar. Toda mujer debe tener de fondo de armario cinco camisas negras, una falda de puta, dos pares de tacones de vértigo, un destornillador normal y otro de estrella, alicates y martillo. Y con eso está preparada para la vida moderna.

Cambió la cerradura, cogió su llave nueva… y dio el caso por cerrado.

Hasta ayer.

Porque ayer tuvo un despertar revuelto porque antes de ayer estuvo haciendo cuentas. Alquiler + préstamo de Leoncio+ seguro de Leoncio+ impuesto circulación+comer+gasolina+viaje a Papúa= -300. Y eso tirando de tarjeta.

La última ver que Cerdifante se suicidó me sobró para pagar los 500 euros de la fianza de este piso.

Esta vez Cerdinstein tenía una sorpresa… Mis ladrones lo habían mancillado. Habían dejado un puto billete de cinco euros rajado por varios sitios de intentar sacarlo con el cuchillo… y en total había menos de 20 euros.

Quizá creéis que tengo mucha imaginación… Pero desgraciadamente no tengo tanta. Quiero calzarme mis zapatitos de Dorothy.

lunes, 16 de febrero de 2009

Viernes 13

En capítulos anteriores…

- ¡¡¡¡ENTONCES, TÚ HAS HECHO MAL TU TRABAJO!!!! ¡¡¡¡YO HE HECHO BIEN MI TRABAJO!!!! ¡¡¡LA SITUACIÓN ES MUY DIFÍCIL Y TÚ LA HAS EMPEORADO, Y NO TIENES NINGÚN DERECHO A VENIR AQUÍ Y MONTARLE UN POLLO A TEMPLANCE!!!! ¡¡¡Y AHORA YA PUEDES IR PIDIENDO PERDÓN A TODO EL QUE LE HAYAS IDO CONTANDO ESTA HISTORIA PORQUE ES MENTIRA!!!!

- Ah, y ahora que no está Churrascomán, tendrás que hacer la previsión de costes tú.
...

- ¿Qué tiene tanta risa?
- ¿Risa? Nada. Digo que haré lo que pueda.
- ¡¡¡QUE DÓNDE ESTÁ EL CHISTE, QUE NO ENTIENDO POR QUÉ TE RÍES!!!
- Villano, yo sonrío siempre. Es que… sonreír me relaja. Pero no te preocupes, que voy a intentar hacer la previsión lo mejor que pueda y ya está.

Y llegó la previsión de costes. La puta semana de la previsión de costes. Estaba tan estresada que un día me puse zapato plano y todo. Porque las previsiones de costes son como subir una montaña SIN botella de agua después de comerte tres kilos de pestiños. Es recibir cuarenta llamadas telefónicas de dos jefes de contabilidad que a su vez están cruzando desiertos SIN botella de agua y con una caja de polvorones como alimento.

Un gato se ha pasado la semana descubriendo que su nuevo trabajo es ser contable, y el trabajo de contable para una eich ar manaye consiste en ir levantando piedras. Sin guantes. Y debajo de cada piedra hay un puto alacrán. Cada vez que levantas una, ahí está, con el agijón, para picarte.

Además, la herramienta de la previsión de costes es terrible: escel. Que es como ir a la fórmula uno con el coche de los picapiedra calzada con zapatos con plantillas de erizo de mar.

Y pasó el lunes. El martes Marmes me dio una hora y media de clase acelerada para seguir currando. Y seguí. El miércoles trabajé hasta las 21. El jueves cortaron la luz toda la mañana. Y mis previsiones (yo tengo dos en vez de una, como los petisuís) paradas, pendientes de un servidor muerto. El jueves tarde curré hasta tarde(valga la redundancia) y… el viernes vino la apoteosis.

Porque el viernes era la fecha límite y ahí estaba un gato con tres pestiños en la boca, contestando al teléfono y arreglando doscientos mil euros de error que a saber dónde coño estaban y por qué.

Viernes13, 14:00 horas, fin de jornada laboral y hora de comer: trabajo en previsiones.

Viernes 13, 15:00 horas, overtime. Los jefes de contabilidad se han ido. "Ahí te quedas con el marrón, Garrapatina está en central pendiente de ti."

Viernes 13, 15:30 horas: un Gato está francamente harta, en el puto escel se insertan filas y se joden las fórmulas y links de contabilidad, dónde debían estar las pagas extras están los pluses no consolidables, y donde los pluses... los costes de manutención. Por cierto, esto es una previsión:

Una mierda de escel con veinte hojas de las cuales os muestro un tercio.

Yo tengo dos. ¿He dicho ya que tengo dos? ¡¡A mí me daban dos!!


Viernes, 15:55. Un gato ve borroso. Abre un mail nuevo. Destinatario: Garrapatina@alienigenhotels.com. Querida Garrapatina: Gran parte de la incidencia está solucionada, parece que hay algunas hojas desconfiguradas, no sé cómo, pero la diferencia ha bajado mucho. El lunes a primera hora estoy aquí con esto. Que tengas un buen fin de semana, Gato.

Antes de enviar apaga el teléfono. Cierra el ordenador antes de que el fijo pueda sonar y se va.

Hace una compra rápida y va a casa a descargarla. Se queda con luces de emergencia mientras descarga y hace dos viajes en su cuesta peatonal, a su quinto sin ascensor, con la leche, el zumo, la cerveza, y todas esas cosas que a uno le gusta subir por la escaleras. Al bajar la segunda vez, un policía está terminando de ponerle una multa.

- Oiga, ya me lo llevo. Es que vivo aquí, y tenía que bajar la compra…
- Pero… yo llevo un buen rato aquí!
- ¡Porque he tenido que dar dos viajes! ¡Vivo aquí! ¡En un quinto sin ascensor!
- ¡Pero esto es muy grave! ¡Mira lo que tienen que hacer los coches!

Un gato mira. Hay un carril ancho y tres cuartas partes de otro, en el que cabe un hummer. Eso sí, me arrancaría el retrovisor.

- Pero… ¡Jo, si es que vivo aquí!! ¡¡Tengo el permiso de residents, y el de vianants, pero es horario comercial!! ¿¿Qué más puedo hacer??

- Yo aquí no veo la identificación

Una tarjeta tapa la otra parcialmente. No la ve porque no quiere. Un gato abre el coche, extiende las tarjetas y las muestra.

El poli me levanta las cejas.

- (Perdonando la vida) ¿Se lo lleva?
- (Lloriqueando) ¡¡Pues claro que me lo llevo!!

Entonces coge con dos dedos el papel del limpiaparabrisas y mira con reprobación a un gato. Un gato se mete en Leoncio clamando “¡¡VAYA MIERRDA DE DÍA!!” (bueno, en realidad sonó algo así como “vaña mieddda de día”, por los lloriqueos), cerró la puerta de un hostiazo y tuvo un ataque de ansiedad. Lloraba con convulsiones, tanto que el poli tocó a la ventanilla. Un gato bajó la luna.

- ¡¡¡ASÍ NO VAYA A CONDUCIR!!!
- ¡¡Buaahahah-aah-aah-aah!!
- Venga, cálmese. Espere el tiempo que haga falta.
- ¡¡¡Buaah-aaah-ahh!!! ¡¡HIP- HIIIIPP- HIIIPPP!!
- Tranquilícese, por favor. No conduzca así que será peor…
- ¡¡¡HIIP-Buaah-aah- HIP- HIIIPP!!!
- Aish…!! No se ponga así… ¡¡Que le he quitado la denuncia!!
- ¡¡YAAAA-AH-AH!!
- ¡Pues entonces…!
- ¡¡BUAHH-AH-AH!!
- Aishh…! ¿Mala época?
- ¡DDSSSIIIIIIÍ!!! ¡HIIP- HIIIP- BUAAHHH!
- ¡No se ponga así! – se sentía tan culpable que miraba a la carretera buscando algo que decirle al gato, chasqueando la lengua y suspirando ayes- Si en el fondo… uno lo piensa y tampoco las cosas son tan graves al final.
- ¡¡BUAAH-AH-AH!! ¡¡HIP-HIP-HIIIP!!
- Si… ffffhhhsss… mire, esta mañana veía las noticias y salía: en Estados Unidos, que un hombre había atropellado con el coche a otro. Y llamaba preocupado porque no encontraba al hombre que había atropellado.
- Hip-hip-hipp… bbbbuuuuah…
- Y resultó que el coche de detrás lo había enganchado y lo arrastró veinticinco kilómetros!!! ¡¡Seguro que lo suyo no es tan grave!!
- BU-BU-BUUUUAAAAAHHHH-HIP-HIP-HIP-HIIIIPPP!!!


Menos mal que esa noche venía Rebilated a verme. Porque si es por la historia del policía... todavía estoy llorando.

sábado, 3 de enero de 2009

Perseguidos

Un gato se ha ido una semana de vacaciones a Navarra, con blogger acompañante, maleta, guía campsa prestada y coche de alquiler.

En principio todo parecía ir bien, sólo nos daba un poco de estrés encontrar dónde iríamos a comer o a cenar. Porque lo nuestro es, definitivamente, el turismo gastronómico. Viajar es comer cosas del lugar. El caso es que al final, en un pueblo perdido cerca del bosque de Orgi encontrábamos un alma caritativa dispuesta a darnos de comer a las tres de la tarde manjares como ¡¡lengua con morros!! O una señora tan fea que parecía un señor disfrazado, nos daba de cenar en Pamplona unas alcachofas con almejas o la mejor tarta de queso que he probado en mi vida. Hemos devorado como orcos cualquier cosa que un navarrico nos diera de comer, y más si era de cuchara.
Pero claro, también salíamos a pasear por los pueblos y tal, para bajar la comida. Éso sí, paseábamos despacito, sin excedernos.

En una de aquellas estábamos terminando de ver el glorioso pueblo de Estella, visitando, antes de que la luz se acabara de ir, el convento de Santo Domingo. Muy mono, modelo iglesia antigua de gótico temprano como se puede comprobar en sus arcos apuntados y blablabla. La puerta estaba cerrada. Claro, día 31 de diciembre por la tarde no es momento de ver monumentos, sino de contar uvas de doce en doce y prepararse de comer en casa, o estar en la peluquería enmoñándose para ir a una cena de palitos de cangrejo con salsa rosa y bolsa de cotillón. Pero allí estábamos un plutoniano y un gato, en una tarde gris, con las barrigas llena de vieiras al gratén y no me acuerdo qué más, queriendo ver un convento del siglo XIII. Este monumento:

Aquí un plano del lateral, lo que sería el escenario de nuestra aventura:


Entonces un gato vió que a la izquierda del monumento había un senderito embarrado con huellas humanas y dijo:

- ¡Rebi! Mira, por aquí SE PUEDE PASAR. Vamos a ver por detrás...

Y éso hicieron. En el punto 1 marcado en la foto, a la altura del último contrafuerte, había un par de vallas separadoras de tráfico vencidas hacia el exterior.


- Estas vallas estarán aquí por algo, Gato.

- Qué va, míralas, están tiradas. Las PODEMOS saltar.

Y un gato saltó. Y Rebilated detrás. Entonces el gato inició el paseo a grandes zancadas hacia la fachada trasera, por la zona señalada como 2 en la imagen, esperando encontrar un adorno de ésos de cristales de colores que tienen las iglesias antiguas. Rebilated describe la actitud durante la incursión como "lalilo leeeiiro leiro!". Pero él observaba la escena desde atrás y advirtió:

- Gato, hay dos burros.

- Ya.

- ...

- Lalilo leeiro leeiro!

- Cariño, el burro.

Un gato mira al burro, que da unos pasos en la distancia, en el punto 3 de la imagen, aproximadamente.

- Ya, que ya lo he visto.

[Inciso: Según la rae, burro es un asno, y asno es :1. m. Animal solípedo, como de metro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas largas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia de carga y a veces también de tiro.

Según la rae y según Juan Ramón Jiménez el burro es algo así como tierno y amistoso, un animal doméstico. Nadie advirtió a un gato y a Rebilated de la existencia en la Navarra profunda de una raza de burro de presa, mezcla de de burro muy alto (más de metro y medio) con jabalí, de carácter huraño, irascible y bastante territorial.]

- ¡¡¡GATO, QUE VENGAS!!! ¡¡¡EL BURRO!!!

Entonces un gato miró y vió al burro con cara de muy pocos amigos, con la testuz vertical, corriendo al trote en linea recta hacia su persona, con aparentemente poco nobles intenciones. Hubiese deseado tener un lugar donde cambiarse, convertirse en Gatomán y salir volando, pero Rebi estaba delante y no podía delatarse, así que hizo como que se asustaba...

- ¡¡¡COÑO, QUE ME ATACA!!!

... y se volvió atrás. El problema es que un gato llevaba botas de tacón y se quedaba incrustada en la húmeda tierra navarrica, además de llevar el bolso en la mano, y un abrigo largo de difícil adecuación como prenda deportiva. Vamos, que iba con el look de visitar iglesias por dentro y no por fuera y en medio del campo, con lo que la tarea de huir se complicaba. Rebilated la esperó en la valla para ayudarla a saltar, pero un gato pisó la valla para sortearla y la terminó de tirar. A partir de ese momento corrió mirando al suelo, tratando de no resbalarse en el barro . Rebilated tenía la función de vigilar la huida y mirando atrás, vió como el burro saltaba la valla y seguía tras ellos fuera de su territorio.


- ¡¡¡Pero Gato, COORRRREEEEE!!!

- ¡¡¡JODER QUE YA CORRO!!!

- ¡¡Que viene detrás, corre Gato!!

- ¡¡¡Ya voooyyy!!!

- ¡¡SACA LAS LLAVES DEL COCHE!!

- ¡¡VALE!!

Mientras tanto el gato pensó si sería posible esconderse tras un contrafuerte: desechó la idea. También evaluó la posibilidad de enfrentarse al burro. Pensó en los mordiscos y coces como los de aquella turista alemana en Artá que acabó en el hospital y también desechó la idea. Pensó en si un burro la emprendería contra un coche de alquiler (en el que no había pagado un seguro a todo riesgo y sino uno con franquicia de 900 eurazos) a coces y cabezazos. Pensó en que le sobraba media vieira y el postre y el cortado, y siguió corriendo.

Cuando llegaron a la fachada delantera, marcado como punto 4 en la imagen, el gato saltó a las escaleras de piedra. Con las botas llenas de barro, resbaló en la piedra lisa y por poco no se mata.

- ¡¡Pero qué haces, cariño!!

- ¡¡Joder, caerme, que no ha sido aposta!!

Y bajamos a toda hostia las escaleras, imaginando que el burro nos seguiría y con suerte se pegaría un buen calamonazo escaleras abajo. Llegamos hasta la carretera y cruzamos al aparcamiento. Allí vimos que el burro nos vigilaba desde lo alto de las escaleras, como dudando si bajar o no a por nosotros.

Perli, era un burro zombie. Quería comernos, pero le dió miedo destrozarse los cascos en las escaleras y por eso conseguimos huir de Estella sanos y salvos.

Fuimos buscando la paz a Navarra y acabamos perseguidos y deshauciados por un burro zombie.