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jueves, 14 de julio de 2011

The Cernícalos Rising

"En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero: puerco y extraordinario abuso."


Miguel de Cervantes Saavedra


Sí, con el calor llegan, se cruzan con nosotros por la calle como si fueran individuos mortales, muestran sus armas sin pudor y se sientan enfrente en el asiento del metro.

Son los cernícalos lagartijeros. Tías guarras que se cortan fatal las uñas de los pies, o que deciden que con pintauñas se pueden llevar tan largas como se quiera...

¡¡NO!! ¡¡Váis a cercenarle las piernas a alguien en un descruce de piernas!! ¡¡KUJYHU!!*

Pintarse las uñas de los pies no es excusa para llevarlas como mejillones, porque cuando las llevas largas, la mierda se instala debajo. Y si te crecen hacia arriba, todavía peor...

Así que señoras, señoritas, pijas y plebeyas... mantengamos las uñas de los pies a una longitud aceptable. Especialmente llevando sandalias, cacho marranas.

*Para quien no lo sepa, KUJYHU es la onomatopeya más usada en los comics mongoles para dar sonido al movimiento rápido de cimitarra. Que hay que entender que no todo el mundo haya leído comics mongoles, pero los hay a porrillo, que estaban obsesionados los niños mongolitos por luchar...

jueves, 8 de abril de 2010

Hoy me he levantado dando un salto mortal

El título ha sido inspirado por las pretensiones de cierta mitómana reconocida en la blogosfera, pero en realidad he apagado el despertador como cuatro veces antes de que Rebi saltase sobre mí para ir a cazar a Moira que nos arañaba en la puerta como todas las mañanas (esta gata está loca, os juro que es hiperactiva y demoniaca; dormimos con la puerta cerrada porque nos da miedo).

El caso es que me Rebi me ha preparado mi café y mi tostadita mientras el ente que soy mientras aterrizo en el mundo real alcanzaba a vestirse. He volado al sur en mi Gatomóvil para entrar por el torno de cierta empresa industrial con ayuda de mi tarjeta identificativa. Bueno, identificarme tampoco es que me identifique demasiado: el ella está escrito con letras muy gordas la palabra "BECARIO".

Cuando fui a Granada se la enseñé a mi pedre y le dije:

- Mira pedre, por fin puedes estar orgulloso de mí... ¡¡¡Soy como Mónika Lewinsky!!!

Es que un gato, tintando canas, está obligada a hacer prácticas en su máster del espacio y después de muchos intentos - hasta el puto mercado de trabajo gratuito está saturado- consiguió que un alma caritativa decidiera explotarla. La dirección de Recursos Humanos también tiene un exbecario haciendo una sustitución de maternidad que viene a ser el alelado que debería supervisar y organizar mi trabajo, aunque mucho me temo que voy a tener que organizarle yo el suyo. Eso sí, muy mono con su residencia en Retiro, su flequillo hasta los ojos rollo modernillo y sus jerseis Ralf Lauren (lo siento, Mr. Fantántrico, los flequillos mejor para nosotras). Es guapo, pero tonto, y lo que es peor: le huele el aliento. Y no a chicles. Jo.

Y tras una larga conversación con él me doy cuenta de que la oficina es estupenda salvo un gran defecto: el aire acondicionado reseca el ambiente de tal manera que a las dos horas de estar allí tengo los ojos que parezco Jack el destripador. Me paso el día bebiendo agua, pero mis ojos y mi piel se atirantan, y sufren. Yo sufro mucho.

Entonces salgo pitando para ir a comer en la universidad y llegar a clase, pero el calor ha empezado y el aire de Madrid es seco; seco que te cagas. Mallorca tenía un aire suave, a veces pegajoso, pero mi piel y mis ojos estaban tranquilos allí. Aquí el aire me agrede y antes de llegar a comer he ido en busca de una farmacia en un Pozuelo de tráfico infernal. En la farmacia he comprado colirio apto para lentillas y mientras me cobraban he usado una monodosis sobre el mostrador. Y mientras salía he visto la salvación: un bote de agua termal. Y he pensado: ¡¡Oh, mi cara me agradecería tanto un poco de frescura de ésto raro que no me he comprado nunca...!! (Cuando tengo hambre y sed me digo cosas como estas y conozco a más gente que lo hace, así que ya estás eliminando el juicio de valor que se estaba formulando en tu débil cerebro).

He vuelto al mostrador y le he preguntado a la chica... bueno, podía haberle preguntado cualquier cuestión sobre para qué coño sirve el agua termal, pero lo que le ha preguntado mi alma económica ha sido cuál era la más barata de todas. Y me la he comprado. Y comprobando que no tenía una multa por aparcar en zona azul cinco minutos frente a la farmacia me he dedicado a pulverizarme la cara y echarme gotas en los ojos. Hasta que me he dado cuenta de que no es el aire acondicionado de la empresa, ni el clima, ni las presiones ni la madre del cordero.

Es que hoy cumplo años y mi cuerpo ha respondido disparando radicales libres y cosas de esas chungas que te convierten en vieja. Para que no preguntéis los años que cumplo, os los diré: cumplo los dos patitos, osea, treinta y tres.

Eso significa que tengo un año para diñarla en plan legendario.

Pero soy becaria y a veces me salen granos; que lo sepáis.

lunes, 3 de agosto de 2009

Insomnio compartido

La luz de las farolas entra a través de los agujeritos de la persiana. Hace calor y un gato no duerme bien, a pesar del colchón super chachi que han comprado para la Gata Rebilada.

Rebi dice que un gato se da la media vuelta en la cama de un salto, como un epiléptico. Un gato no es consciente de que haga esas cosas. Pero sí saca una pierna de la cama para balancearla mientras piensa... mañana voy a hacer lengua de cerdo, pero primero me tengo que depilar para ir a la piscina, la gatina de Misia tiene la arena sucia y se la tengo que limpiar...

[¡Creeck!]

Con el aire la persiana cruje.

- A veces cuando oigo la persiana crujir pienso que un vampiro está fuera, jodido, esperando que le invitemos a entrar. Porque ya sabes que el vampiro no puede entrar si tú no lo invitas.

- ¿Mmmfffhh?

- Rebi, ¿Nunca has pensado, al oir ruido en tu ventana, que afuera, un vampiro, se ha quedado con las ganas?

- ¿Por qué no te duermes?

- ¡Jajajaj! ¡Perdón!

- ¡Perdón dice...!

- Vale, ya me callo.

- ...

- ...

- ... mmzzzzzzzz...

- ¡Ventana, ganas! ¿Te has dado cuenta de que me ha salido un pareado?

- Pero... ¿Por qué me hablas siempre cuando estoy a punto de dormirme?

- ¿Estabas a punto de dormirte?

- Pero... ¿por qué me preguntas siempre lo que ya te he respondido?

- ¿Te pregunto siempre lo que ya me has respondido?

- ¡¡¡Aish!!! ¡Duérmete!

Creo que a Rebi no le gusta que comparta mi insomnio con él. Jo. Es que me aburro...