La verdadera historia del Ernesto, el xuxo y el cigarro.
Es diciembre, un mes frío, aunque no como sale en las puñeteras películas de los fines de semana, en que todo son gorros rojos y mucha nieve. Dejémoslo en tiempo desapacible y ya está. De cuando en cuando llueve. Trucu-trucu frena mal, patina en las rotondas y me hace caballitos en las salidas. Lo veo empeorar de cada día. Desde que sé que tiene el eje trasero jodido, entiendo su falta de estabilidad. Hace un mes CASI tuve un accidente porque me reventó un bombín (que hasta ese momento yo pensaba que era un sombrero negro muy feo) y que resultó, fíjate tú, una pieza clave de algo que todo el mundo, hasta un gato, conoce de un coche: LOS FRENOS.
Bonita hostia a punto de darme estuve (esto es desorden poético, lo sepáis). Tres frenazos y un cuarto con el freno de mano, tratando de mantener el control del vehículo en los zigzags contra la mediana cuando pisaba el freno e invadiendo el otro carril cuando lo soltaba. De ciento veinte kilómetros por hora a cero, en cien miserables metros, por una puñetera retención en la autopista.
El resultado es: que Trucu-trucu está empieza a ser peligroso. Lo amo, pero es una relación tóxica para mí. Tengo que dejarle.
Pero de repente ha surgido una circunstancia nueva: la infidelidad. Yo entré por la puerta del concesionario, y dije con mi pose más brava:
- Me voy a comprar un coche éste mes. Enséñame lo que tengas de ofertas y kilómetros cero. Yeah.
Ernesto estrechó mi mano y me pidió que le acompañara. Ajeno a todo, Trucu-trucu esperaba fuera, aparcado, mirando al frente con su cara de gato somnoliento. Mientras yo me dejaba aturdir por climatizadores, llantas de aleación, sistemas de frenado abs y airbags de cortina. Perfumes embriagadores de seguridad y confort. Pero el precio no me pareció suficientemente tentador. De modo que le dije ¿no tienes nada mejor que hacer por mí?
Ernesto sonrió engordando su párpado inferior mientras me dirigía una mirada oblicua de complicidad.
- Hombre, si quieres que miremos éste otro... Te puedo hacer mejores descuentos que con éste, aunque es una gama superior.
- ¿¿Mmmmmmhhhh??- sonreí con picardía- cuéntame eso.
Ernesto supo que yo lo sabía y se dirigió a ese metalizado objeto de deseo.
- Bueno, ésto, claro está, es ya otra cosa. Tiene...
- No, no importa que me lo enseñes... lo conozco y lo he conducido.
- ¿Ah sí?
- Sí. Vayamos al grano. ¿Cuánto me puede costar éste?
- Pues... éste... aproximadamente por 2000 euros más que el de la gama inferior, te lo llevas.
- ¿Diesel?
Ernesto sonríe y asiente con la cabeza.
-¿Motor, potencia?
Ernesto sonríe más y me pide que le acompañe a su mesa para hacer cálculos. En ése momento yo estoy pensando en qué ropa interior llevo puesta y que me hace falta depilarme.
De alguna manera yo sabía que no había vuelta atrás, y que aunque ahora le dijera a Ernesto que tenía que consultarlo con la almohada y con otros concesionarios, mi corazón pertenecía ya a esa carrocería. Color por decidir, pero ese modelo tenía que ser mío.
Me monté en Trucu-trucu con cierta despreocupación. El asiento del copiloto estaba lleno de folletos publicitarios y deposité el del único competidor posible, el único real, porque con él me sentía a resguardo, más protegida, abrazada por un macho más grande. Quizá se huela algo, porque cada día tiene más difíciles de apretar los botones del bloqueo antirrobo. Acaso presiente que lo quiero dejar.
Al día siguiente me pasé por dos concesionarios más en los que sólo buscaba la confirmación de mi elección. Coches de similares características más caros. Voy a insultar públicamente a Renol: me importan un huevo vuestras estrellas de seguridad; vaya mierda de descuentos de fin de año, vais a vender una puta mierda conmigo. Después llamé a Ernesto. Le dije que iba a ir a verle. Oí una risita de satisfacción por su parte en la que aprobaba mi visita.
Cuando llegué se hizo el despistado pero luego me invitó a sentarme.
-Cuéntame Gato, ¿has consultado con la almohada?
- Con la almohada, y con otros concesionarios.
- Ahjaja- risa falsa- y qué te han dicho por ahí.
- Pues te voy a ser sincera, me gusta éste, pero me han ofrecido uno de similares prestaciones, con 17 kilómetros, dos mil euros más barato. Díme que me voy a comprar éste.
Ernesto empieza a hacer sus cálculos y el precio que me había dado era irrebajable. Es que tenía el pack de llantas y de climatizador en todos los del concesionario, y la versión enjoy, y pitos, y flautas, y... que se pillaba los dedos si lo rebajaba más. Cachenlosmengues. De todos modos, ya era la mejor oferta que me habían hecho...
- ¿Quieres un xuxo de chocolate? Es que me han regalado una caja de xuxos y estoy repartiendo a la gente.
La coquetería- dice Kundera y seguro que más gente- es la promesa de coito sin garantía. Aceptar ese xuxo, DE CHOCOLATE, era coquetear con el coche que viene. Ernesto lo sabía, y sabía que, de mi respuesta a esa propuesta, podría saber cuál sería mi decisión final.
- Bueno, es que... no me lo voy a comer ahora...
- ¡Te lo puedo poner en una servilleta!
- Jiji! Bueno, entonces... VALE.
TODO VALE. Ya había entrado en la aceptación tácita de cometer la infidelidad hacia Trucu- trucu. Ni siquiera iba a esperar a darlo de baja, o a que se quedase tirado en una carretera cualquiera de la Mallorca de dios. No. Iba a serle infiel mientras él me esperaba en el aparcamiento de clientes. Zorra.
Y ya todo fue rodado. Ernesto me llevó por el frío del taller, me hizo subir una planta por una rampa donde el sonido de mis tacones me delataban y cuando llegamos a ella me dijo, señalando un modelo similar de menor potencia: "éste es el verde que querías ver".
- ¡Oohhh!¡Es precioso!
- Sí, es un color nuevo. Por eso no está en la web. Además, éste está sucio, pero tiene un brillo... ¿ves? como... azulado... Aún no he vendido ninguno de éstos.
- Sí has vendido uno.
- No, no he vendido ninguno.
- Sí. Has vendido uno.
Ernesto empezó a reírse.
- ¿No quieres que vayamos a ver el negro?
- No. Quiero éste.
Entonces Ernesto sacó su cajetilla de cigarrillos, y me alargó uno. Normalmente lo rechazo con una sonrisa y me excuso "fumo tabaco de liar". Pero en esa ocasión lo acepté y permití que me diera fuego mientras nos mirábamos con complicidad. Él lo sabía, yo lo sabía... Mi pecado estaba en mi cara y a mi arrepentimiento todavía lo estoy buscando.
13 comentarios:
Trucu tru se lo tiene merecido por intentar matarte. ¿cuándo es la entrega? mola estrenar coche.
Esta tarde me hacen una factura proforma... ya estoy nerviosa...
Ya os contaré cuándo me lo dan, pero ¡¡mola un huevo!! Es bonito bonito bonito. Y tiene la virtud de frenar.
Si frena, entonces me gusta mucho mucho.
Bueno, como mujer te digo que me preocupa mucho el color (que me gusta) y el maletero (para la compra). Yo apruebo la compra.
¿¡Fumando en un centro de trabajo!?
¡¡Terrorista!!
Y... ah... sí, eso, un coche y tal... que enhorabuena, ¿no?
Fumamos en el parking de los coches polvorientos que no están en exposición. De esos que no tienen ni paredes, sólo las rampas y la estructura.
a mi lo que me interesa es saber si la historia con ernesto se limita a lo profesional o no... :)
Sí, Querida. Ya dije que es majo pero no tiene garra sersual
Y se puede perguntar que coche eeees? aparte de verdecito?
es que yo estoy de estreno tambien y me hace ilu compartir venas consumistas de este tipo, gato lindo!!
Uish, es que me da como vergüenza. Bueno, me justifico primero y después lo digo:
Me he comido 25 km de carretera en Mallorca esta temporada. He pasado miedo con Trucu-trucu y he buscado SEGURIDAD. Por eso el mínimo era Clío, 207 o similar. Me han ofrecido éste por sólo 2000 € más que los susodichos.
Y el coche es:
...
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UNOPELASTRAVERSIONENJOYMOTOR1700DIESEL100CVDEPOTENCIACONMP3AIRBAGSDECORTINAPEDALESRETRÁCTILESYDEREGALOCLIMATIZADORLLANTASDEALEACIÓNYESVERDEVERDEVERDEEEEEE!!!
Joperoquechuladaaaaaaaaaaaaaa
y no te justifiques por los 2000 euros, la rebaja o lo que lleve de regalo, desde luego si puedes comprarte un Astra millones de veces mejor que un 206, 207 o 200leches!!!
que guayyyyyyy, pon foto cuando "nazca"
Gato, te veo en este plan
http://www.youtube.com/watch?v=tA6tBqPw9ok
No hay que preocuparse... mientras la plaza de trucu-trucu exista, él seguirá en nuestros corazones.
Y el resto de tu ser a disfrutar de los frenos, las llantas maravillosas y el climatizador.
Hola guapa¡¡ a disfrutar del nuevo carraco¡¡ feliz navidad¡¡
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