El filón de Trucu-trucu
Ya sé que estaréis hartos de leer -quién me lea- cosas de Trucu-trucu, pero os prometo que ese Diesel es un yacimiento de experiencias con los hombres...
Esta mañana he ido a comprar y me lo he dejado fuera del Proxim, mi supermercado de confianza. Dentro del Proxim he adquirido dos cosas de vital importancia para mantener viva la chispa con Jota: la primera es un jabón quitagranos (con el calor y los nervios tengo la cara como una paella valenciana. Perli, la protuberancia en la sien - bien podría pasar por una picadura de tábano- que te enseñé ayer, progresa adecuadamente. Me juego el cuello a que el ciclo de este grano va a durar tres semanas. Si guiño el ojo me duele).
La segunda han sido dos chuletones cortados a mano por mi carnicera para obviar el tema de los granos mientras el jabón hace su efecto. Como tengo la cabeza en dónde, me he dejado olvidada la bolsa de la fruta y he salido a dejar la compra en el maletero.
Ya sentada, he puesto la llave de contacto, y al girarla, Trucu-trucu me ha rechazado: en el cuadro de mandos lo he visto: completamente fláccido. Joder, y ahora qué es lo que pasa. Cuántas cosas le pueden pasar a un coche, y que las tenga que aprender todas en tres meses...
Justo entonces ha llegado el marido de mi carnicera y como ésto es un pueblo y en los pueblos hay solidaridad, me ha preguntado con su acento mallorquín "Y qué es, nina, ¿que no te arranca el coche?"
Se lo he mostrado y me ha dicho "La batería". Me ha explicado que si me empujaban y conseguía arrancarlo, la recuperaría.
Entonces ha llamado al otro chico del super y se han puesto a empujarme. No ha conseguido arrancar y de un todoterreno que venía detrás han salido otros dos hombres.
Total, como siempre, Trucu-trucu me consigue hombres. Hoy, cuatro de golpe. A tomar por culo los programas de parejas, o las agencias de contactos: hay que conducir un coche como el mío y tienes asegurado el encuentro con individuos del sexo opuesto. He arrancado y les he saludado al irme con cara de tonta en una cabalgata.
Luego, por si las moscas, me he paseado por carreteras secundarias muy bonitas (Alaró, Consell, Santa María) y teniendo que maniobrar cada vez que me cruzaba con otro coche. La gente sonreía siempre mientras nos hacíamos paso. De el paseo de 37 kilómetros me he percatado de dos cosas: una, que son más majos los habitantes de la Mallorca profunda. Pueblerinos to the Power. Y la otra es que, contra todo pronóstico, un gato conduce bastante decentemente, incluso por carreteras de cabras. Yeah.
2 comentarios:
¡Cuánta amabilidad! Me llama la atención lo de los abueletes. Aún recuerdo a los viejos cabrones que nos engañaban al Hombre Invisible y a mí en los Pirineos. "Sí, es por ahí" y se reían los hijosdelagranputa.
Uf, eso es muy típico de los granaínos también... Si un guiri preguntaba por la Alhambra lo mandaban a Almuñecar...
Hoy he tenido la segunda crisis de batería, pero como estaba en la empresa del curso de socorrismo, me ha socorrido un socorrista (claro, le he dicho "Empújame" y el pobre ha salido sin saber). Más mono el chico... y lo que han sudado...
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