Hold on...
Al despertar, duelen los ojos. Un poco secos. De la sal.
La botella de vino con Adalias dio para reír y para llorar.
La sabiduría de su abuela nos consuela a las dos. La mayoría de la gente viene a este mundo para crecer, reproducirse, y
llevar la vida que esperan. Otras personas vienen para vivir otras cosas.
Ahora toca caer. Ya sabes cómo funciona. Después de la subida, venía ésto; no me digas que no lo sabías. Volverás a subir, pero ahora, toca bajar. Coge aire y así gritas a placer.
Me acogió en su casa y dormimos juntas en la misma cama. No
flipes muchacho, si pasas por aquí: no nos tocamos libidinosamente. Pero mola
volver a escuchar la respiración de otro al dormir, aunque tengamos cada una
nuestro sueño revuelto.
Nos levantamos, me invita a un zumo, rechazo el desayuno
porque tengo que ir a casa; que tengo invitada a comer y a la piscina. El
pensamiento que lleva instalado tres días en mi cabeza se mantiene constante,
debajo del zumo, tras la conversación sobre los sueños, mientras camino por la
calle y aunque trato de silenciar mi murmullo interior subiendo el volumen de
mi MP3 y me acompañan dEUS, the Strokes, Patrick Wolf, The Kinks, Them, Pixies,
Muse, The Doors, Massive Atack, Bowie. Cantadme fuerte, por favor. Y ellos me
cantan, pero no acallan el rumor interno que pugna por mantenerse firme, como
la verdad que lo provoca.
Encuentro una tienda de rebajas. Son trapejos, pero me hace
ilusión. Busco colores y me los pruebo. Le gustaba que me vistiese de colores.
Este vestido anaranjado me sienta bien. Un poco más corto de la cuenta… Lástima
que no me lo vaya a ver.
Salmorejo, entrecot, baño en la piscina, charla, risas, un
poco de trabajo. Shhh, espera, todavía no. No tienes que hacerlo. Más tarde, si
éso, pero ahora, aguanta un poco más. Mi compañía se marcha, no sin ofrecerme
más su tiempo y su oreja, por si necesito algo. No, estoy bien. Ahora haré
ejercicio.
El MP3 se encarga del silencio. Yo de darle a las piernas.
Corro sobre la elíptica sin que la
serotonina llegue a contrarrestar la amargura. Nada grave, es como beber agua
después de comer melón. Un par de explosiones
de llanto mientras corro y decido parar después de ochenta minutos. Mañana voy
a estar baldada. No, un mensaje no es buena idea. Llamar tampoco. Todavía no,
ahora debo tintarme el pelo; Gato, deberías prepararte física y mentalmente
para esa entrevista del miércoles. Quién sabe, debes estar bien. Cambia el foco
de atención, no pienses en ésto… ahora no, mejor tíntate el pelo.
Y con el tinte en la cabeza me hago la cena. Son las doce
menos diez. Perfecto. No es hora de llamar ni mandar ningún mensaje a la gente
de bien. Ahora a enjuagar ese tinte,
ducharse y dormir como una
bendita. O casi. También para dormir, bendito sleep timer en el MP3 y el “( )”
de Sigur Ros.
Mañana será otro día. Hoy ya está.
Mañana será otro día. Hoy ya está.
6 comentarios:
Leer esto me remueve, me suena y me retumba...
Todo pasa, eso ya lo sabes, toca aguantar la respiración y pasarlo. Ya sabes que puedes :D
Es duro por momentos, pero lo estas llevando como una campeona. Sabes que la gente que te quiere va a estar ahí cogiéndote de la mano y no te va a dejar caer. Ánimo y mucha fuerza!
Si en estos momentos de caída hay espacio, aunque sea por microsegundos, para la risa....estonces va bien. Porque un día, tus ojos brillarán y no será por las lágrimas.
Lo dice mi yaya:)
PP. Cuando quieras repetimos noche, eso sí, de copasssss!!!!!!!1;)
Aguanta. Es duro, pero verás como viene otra subida. Y sí, habrá más bajadas, pero cada vez serán más pequeñas.
Besos, y ya sabes, terracitas (sin viento infernal, por favor; pero con vino :P) para animarse!! :D
Gracias majas... Como dice mi medre... no hay mal que cien años dure... ni cuerpo que lo resista.
No podias haber encontrado una fato mejor para ilustrar el sentimiento!!
simplemente genial!!
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