Ice ice baby!
Este post va de hielo. Sin fuego.
[Inciso: Querido George R. R. Martin, que acabo de terminarme el tomo cuatro y al final del librote dices has escrito mogollón, y que a ver si el año que viene sacas el siguiente tomo, y bla bla... quería recordarte que la edición en castellano salió en 2005 y estamos en 2010. Que ya te vale. Como tengas el mal gusto de diñarla sin sacar el libro y dejes que algún vástago se haga cargo del tema, me cago en tus muelas. Que ese libro es más ansiado que la muerte del Doctor Andrade en Topacio.]
Pues éso, hielo. Que me he acordado de la canción, y de que ésto lo bailabamos en la disco de verano Canadians de Alpujarrete de arriba, sí señor, con los pasos arrastrados para atrás. Qué horror, qué tiempos. Y me he acordado de que además del hielo de Vanilla Ice tuve un encontronazo estúpido con otro tipo de hielo. Hacía un calor espantoso y mi hermana me pidió otro hielo para su cocacola. Fuí a la barra, bien mandada, y le dije al camarero:
- Que si me puedes echar un hielo.
Entonces, se descojonó con su amigo.
- ¿Quieres un hielo... o un cubito de hielo?
- Dos, quiero dos cubitos de hielo, por favor.
Puto catedrático de la lengua, con camisa de rayas remangada a lo Tom Cruise en Cocktail, tú...
En fin, puedo seguir relacionando estupideces con hielo, pero mejor me atengo a los hechos. Hoy vivo en Madrid, y aquí hace frío. Leoncio lleva dos días enterrado en nieve y cuando paso a su lado, me huele y gruñe. No le advertí que salir de la isla podía significar ésto...
Si no llueve, nieva. El cesto de la ropa estaba a reventar, y yo, cual maruja atribulada, ya no sabía qué hacer con mi vida.
Entonces, un buen día (como en los cuentos) el cielo apareció sólo medio gris (no gris entero). Y dije, hete aquí que voy a poner una lavadora. El carácter frío de mi casero le impidió poner una lavadora nueva cuando vinimos -y teniendo en cuenta que la nevera que sí compró hace hielo ¡más hielo! desde el segundo día, aún no nos hemos decidido a pedirle un cambio-. No centrifuga demasiado bien y la ropa tarda en secarse mucho. Máxime cuando hace tanto frío.
Porque cuando hace tanto frío como ahora, la ropa no se seca; se congela, y una camisa del curro puede quedarse así...
Una camiseta blanca está colgada para los restos...
Y la ducha se convierte en la cámara de descongelación.
Finalmente optamos por tender dentro de casa, con el riesgo de resfriado consecuente. Pero entonces descubrimos que a Moira no le gusta que tendamos la ropa dentro de casa.
Qué duro es ser madre y maruja en invierno...
7 comentarios:
Jajajaajaaja.. as Robert Byrne says: Winter is nature's way of saying, "Up yours."
pedidle una secadora.Es el mejor invento del mundo mundial.
conoces este arte??
http://rancholasvoces.blogspot.com/2005/05/pintarse-el-cuerpo.html
un ronroneo.
Necesitas más calor humano ...
.. o divino.
. . .
que fuerte, una camiseta tiesa!
Yo he tenido que cerrar el cuarto de los invitados-tendedero de las gatas: a las cabronas les gusta dormir sobre camisetas limpias y recién planchadas.
Qué gran documento. Puedes mandar a clase a tus camisetas solas, seguro que andan.
Miss X, I didn't know about Byrne, but I'm just fed up of this snowy and rainy winter. As the rest of the people in Spain, I'm sure... It only makes me feel better eating soups... and so I'm putting on weight.
Anónimo, sería genial si nos cupiera en casa (que no nos cabe). De todos modos, nos acaban de cascar 235 eurazos de luz, así que casi me alegro.
Mjjulieta, lo había visto, pero vamos, que como no hayan inventado la pintura corporal térmica se va a quedar en pelotas mi tía la de Arquillos. Que no veo la gracia de Hel-arte, :P
Anónimo, el Rebi es encargado oficial de calentarme los pies cada noche, y a ver si algún dios me baja la factura de la luz...
Perli, ¿para qué ponerse en las sucias cuando pueden tumbarse en las limpias y planchadas? Qué mala vida nos dan estos felinos. Por cierto, terminé aquel libro pero no me ayudó nada con Moira, pero he encontrado otro de etología que tiene mejor pinta. En cuanto me levanten el castigo en la biblio de la universidad, lo cojo y os cuento...
Misia, en cuanto aprenda a hacerlas firmar asistencia por mí, las mando. Que ganas no me faltan de dejar de ver a algún profesor inepto.
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