miércoles, 11 de noviembre de 2009

Retales: el dorado

Casi lo tenía terminado. No era muy grande pero serviría de mantita para el cuarto de estar. No es que fuera una maravilla, pero miraba su obra con ternura. Había que sobrehilar el envés, convendría usar una entretela... En el centro estaba su pedazo de tela favorito. Era dorado de luz de atardecer. La que impregna el primer recuerdo. El Abu estaba sentado en el patio en su sillón alto, con su pierna tiesa, y ella se subió al travesaño de su sillón, agarrándose en el reposabrazos. Su madre no estaba, porque si no, le hubiera reñido: "¡¡Que vas a tirar al abuelo!!".

Jugaban al juego que él le había enseñado.

- ¿Sabes cuánto te quiero yo?

- Abuuuu, ¿Cuánto me quieres?

- Cien... - le ayudaba a empezar.

- ¿Me quieres cien arrobas?

- Noo, mááás.

- Abu, ¿me quieres mil arrobas?

- No, más, ¡más de mil arrobas... !

- ¿Diez mil arrobas?

- No, más, más de diez mil...

- Más de diez mil... dd... ¿¿Cien mil arrobas??

Entonces el Abu, riendo, describía un semicírculo hacia el cielo con su mano para contestar:

- ¡No, más! Te quiero mucho más.

Y recorriendo el camino de vuelta con la mano, le cogía la mejilla y la cabeza a la vez para besarla, aplastando su enorme nariz en la carita mofletuda.

9 comentarios:

Corresponsal en Palma dijo...

jo, snif!

Petulandcia dijo...

Me has hecho acordarme mucho de mi abu, gracias.
Yo lo imprimia y lo cosía por detrás de los trozos de tela y hacía una colcha patch-book, en plan conceptual y lo empezaba a mover.

Hacha dijo...

Jop.Que bonito.Ojala yo tuviera recuerdos asi...

Gato dijo...

Corres, sí... snif!

Petu, disfruta de tus recuerdos... aquí es donde vive la gente cuando ya no está. Mi hermano Fafo también me ha propuesto hacer algo con ello...

Hacha, es que érais muy pequeñinas vosotras...

Vampi dijo...

Esta saga me ha llegado.
Para mi gusto lo mejor que has escrito Gato.

Muchas gracias!

_Xisca_ dijo...

Estaba esperando a que acabaras tu cuento-homenaje para decir algo, algo bueno de hecho.

Está muy bien tanto la idea como la puesta en escena, me ha recordado a estas historias sobre pasados un poco en blanco y negro, precisamente, que cuentan a veces los personajes de Almudena Grandes en sus novelas, sobre todo el retal azul. Si no la has leído nunca, yo de ti me leería alguna cosa, creo que "Malena es un nombre de tango" o "Los aires difíciles" te podrían gustar, sobre todo cuando se ponen a contar recuerdos más o menos de este modo.

Por otro lado, otro día más me pregunto cómo hubiera sido conocer a todos tus abuelos, o al menos a gran parte, y saber tantas cosas de tu familia como sabes tú.

Antígona dijo...

Un poco a destiempo me he leído de un tirón todos los retales que me faltaban para completar la colcha, y bueno, has conseguido emocionarme, aunque ya veo que no soy la única. Con el retal violeta hasta se me han subido las lagrimillas a los ojos!

Deberías explotar más esta vena tuya literaria, Gato. Se te da muy pero que muy bien. Admirablemente bien.

Un beso!

Gato dijo...

Jo, Vampi, bienvenida y muchas gracias...

Xisca, Malena es un nombre de tango la ví, y pensé que el libro me gustaría más... Ya le echaré un vistazo a la autora, y gracias, también.

Antígona, es que el recuerdo violeta pasan los años y me sigue haciendo llorar a mí. La culpa es de mi Abu, que estaba muy enamorao...

Gracias por lo de la vena literaria, pero creo que para que yo haga las cosas bien, la historia tiene que poseerme. Y aún me falta solera para tener algo que contar al mundo, ;).

Cuando sea mayor, si éso.

Fisuelina dijo...

Esta serie de cuentos de retales me ha enternecido mucho porque me ha recordado a mi propio abuelo, mi enhorabuena porque me parece que está muy bien escrito. Y también mi envidia por saber hacer colchas de retales, yo del punto de cruz no paso xD