martes, 10 de noviembre de 2009

Retales: brillos de plata

El pedazo de las flores violetas quedaría estupendamente con el de los reflejos plateados. Además están en la misma acera de la misma calle. Hale, decidido.. Frap-frap... Un día llegaba a la calle de la casa de sus abuelos para regar las plantas y lo vió venir por la acera de enfrente.

Pero cuando iba a gritarle "¡¡Abuelo!!" - abuelo, abuelito, estoy aquí, ¿qué hora es?- dos viejecitas llegaron a su altura.

Salvando su decrepitud, el Abu apoyó la muleta derecha en el mango de la izquierda, sujetándola mañosamente con el pulgar. Entonces se quitó el sombrero, e inclinando un poco la cabeza, dijo: "Buenas tardes". Aquellas dos señoras le miraban sonriendo, ladeando sus cabecitas plateadas y lacadas de la peluquería de Paloma, y allí siguieron enseñando sus dentaduras postizas, plantadas en la acera como dos girasoles, hasta que el abuelo las franqueó.

Hay recuerdos que son como el vino. Con los años ganan en cuerpo y matices.

3 comentarios:

Corresponsal en Palma dijo...

niña, me han encantado tus recuerdos.

:-)

Achab dijo...

y en sombreros...

Gato dijo...

Corresponsal, pues ahí va el último... gracias. Pero el mérito es del Abu, por ser como era.

Achab, y en triskis, y en caramelos de violeta... :)