La mierda de la Toñi

Un gato está de mudanza.

Ayer hizo un viaje de cacharros por la escalera y después de aparcar el coche adecuadamente, subió de nuevo a su quinto sin ascensor. Y entonces sucedió que, después de 31 años, se dió cuenta de que por primera vez iba a vivir sola sola sola sin nadie mas. Y claro, sufrió su primer apretón independiente chispas. Quería estrenar el baño.

Pero... la visión del baño era desoladora... ahí no había nada que hacer hasta que una brigada de limpieza y desinfección hiciera un trabajo de chinos. Y es que una mudanza no es solo transportar cosas: normalmente se añade la tarea de borrar el rastro de anteriores inquilinos ( a saber, con la suerte del gato, la mayoría bastante guarros) .

Ahora el gato se está enfrentando con alguien legendario como pocos en el universo de los pisos de alquiler: la Toñi. La Toñi es un personaje en toda regla. Sólo con recuperar la información que me ha dejado en el cuarto de baño se puede flipar con ella. ¿¿Cómo puede alguien vivir así?? Los libros en el salón se pueden caer de mierda, pero hay una ley inviolable que dice que la cocina y el baño son los dos lugares de una casa donde uno debería poder comer. Y el cuarto de baño tras la Toñi... no lo es. En absoluto.

Prueba nº 1: La poza.

Esto no es una bañera. Es una alberca con su hábitat microbiológico. Se me ocurrió tarde lo de la foto, estáis viendo el segundo round, de antical, después del primero de lejía. Alternando tratamientos está casi blanca, mate, pero blanca. Los baldosines de todo el baño presentaban churretes de similar importancia y origen que no quiero imaginar... Bajo la estantería del lavabo (sí, Toñi, se podía barrer y fregar debajo) había una capa sedimentaria de centímetros que podría haber sido estudiada por un comité interdisciplinar de biólogos (por todos los restos orgánicos), geólogos (por la aportación en sedimentos minerales del aire, y la compactación en alfombra de mierda por la acción del tiempo y las presiones) y policía científica (por añadirle emoción al asunto, seguro que ahí ha pasado de todo. Un cuarto de baño tan pequeño y tan lleno de información...)

La decoración con pintura plástica le gusta a la nena, así que pintó baldosines de negro. Y las juntas, de rosa. Que queda muy chachi. Pero hablamos de un baño y la resistencia del acrílico es limitada, así que un gato se va a colocar con decapante y acabará con una pasada de juntas nuevas... Pero cuando Toñi estaba en sus menesteres, no se ocupaba solo de concentrarse. O sí. No lo sé, el caso es que en los baldosines a la derecha del váter, Toñi arañaba sentimientos...

Pruebas nº 2, 3, 4 y 5: las inscripciones.

Por si no se ve claro, escribió TOÑI una vez, y GORDA tres veces ¿Le entraban deseos autolesivos cuando cagaba? ¿Estaba estreñida? ¿De verdad continuaba gorda con estas escaleras? ¿Había visitado a un endocrino alguna vez? ¿Y a un psiquiatra?

Prueba nº 6: la cutrez y la inmundicia.

¿Qué decir de ésto? Creo que es mejor no decir nada. Principalmente por no hacer vomitar a nadie.

Y os muestro la alternativa: la diferencia con esta otra foto es de 2,95 €. Por ése precio consigues un escobillero modelo "Estilo", fíjate Toñi. Que me da que no te pasabas ni por los chinos. Menos de 3 euros es la diferencia entre "doy más asco que la totos" y "yo limpio mi taza con glamour cual Isabel Preysler".

Sé que aún seguirás dándome que hablar, lo tuyo es muy grande, pero ahora mismo ya podemos decir, con conocimiento de causa:

Toñi, eres más guarra que la Potate, que tiró las bragas al váter y salieron las ratas pidiendo bicarbonato.

Guarra.

Más que guarra.

Ahora tengo una mierda frustrada por tu culpa.