domingo, 13 de julio de 2008

Cuando un gato sufre

Dicen que cuando una mujer sufre en silencio es que tiene el teléfono estropeado. Psssiií.

Pero cuando un gato sufre no se pone a destrozar la agenda. No significa que cuando la llamen (y hay gente encantadora que siempre llama, aunque el gato esté agarrada a la pata de la cama y no le apetezca salir), no cuente sus penas.

Pero el gato no llama habitualmente. Tiene otras estrategias.

Come dulce. Esos postres que no comía nunca ahora está a punto de cambiarlos por el segundo plato. Claro que lo ha pensado... ¿por qué sustituir cuando se puede añadir? y se lo come todo.

Se arregla y se pinta como una puerta. Ni rastro de las ojeras, oye. Cuando una se encomienda a Santa Margaret Astor se producen milagros.

Trabaja como un jabato. Se mete horas en el cuerpo hasta que el estrés hace su trabajo y le quita de la cabeza cualquier otra preocupación. Y es maravilloso preocuparse por los problemas de la nueva restaurant manager o de la gobernanta, mucho más limpio que preocuparse por los propios (dado que no hay nada que hacer al respecto, claro está).

Y lo más peligroso... se va de compras.

El gato no quería ir de rebajas. Ya se excusó a sí misma con que se había comprado camisetas de dos y tres euros en el alcampo.

Pero esta mañana se ha levantado en la gata perlada (efectos secundarios de la tortilla de patatas y el vino blanco, acaba uno levantándose en cualquier parte) y ha salido a media mañana (antes gritó: "¡no sin mi desayuno!") hacia el pueblo. Que tenía que controlar el e-mail del trabajo, planchar ropa y no sé qué más decía...

Pero en el camino a S'Olivera en Remull hay un antro de perdición rebajil: el festivaltarc. Tiendas outlet a mogollón que además hoy estaban de rebajas. El gato no sabe cómo Leoncio ha hecho una pirula, se ha saltado la mediana de la autopista y ha pasado directamente al ramal de salida del centro comercial. Paberse matao. Pero se ha quedao ahí, aparcado como si nada y el gato lo ha dejado un rato solo, en el parking, para que se pensase mejor lo de andar haciendo el burro por la autopista.

Leoncio debe haber tenido mucho tiempo de pensar y hacer acto de contricción. Porque cuando el gato ha vuelto llevaba:

- DOS pares de zapatacos de tacón de Jaime Mascaró.
- TRES vestiditos muy monos y aptos para el curro.
- DOS faldas muy bonitas, también aptas para pijolandia.
- Un pareo para la playita.

TODO ello por el precio heróico de 86 € y unos cuantos arañazos a dependientas y otras tías a las que la prenda les sentaba peor que al gato. Indudablemente.

La vida sentimentaloide de un gato es una mierda como un piano, pero es la crack de las compras.

Ja.

7 comentarios:

Céfiro dijo...

Y luego dicen que el dinero no da la felicidad, sólo 86€.

Salûs et carpe diem.

Corresponsal en Palma dijo...

jodddddddeeeeeeeeerrrrrrr... todo eso por 86 euros??
maestra, hágame el honor de aceptarme como alumna...

Perlita de Huelga dijo...

jurl!

pues te juro por el saldo de mi cuenta que me gasté el mismo dinero, 86 eurines, en libros.

Yo este año no voy de rebajas, lo sustituyo por Literanta.

Perlita de Huelga dijo...

que a todo esto, sólo un par de Jauime Mascaró ya valen los 86 euros. Felicitaciones!!!

Hacha dijo...

Los novios consumen nuestro sueldo. Es algo indirecto, no se puede probar qué hacen, pero se lo gastan. Eso es lo mejor de cortar con tu novio, tienes un montón de dinero para comprar chorradas!!!!!Muac

Misia dijo...

Urf. Toda mi contención en cuestión de rebajas (no me he comprado casi nada, incluso no me he comprado cosas que sí que necesitaba) se fue a la porra el domingo: me compré una falda preciosa pero bastante inútil. Soy lo peor.

Gato dijo...

Céfiro, yo quiero el dinero ése que no da la felicidad. En serio. Me quedo con toda esa mierda e hipocresía de la que están rodeados los ricos... ;P

Corresponsal, Outlet+Rebajas+crisis económica es una combinación letal. No lo olvides, pequeña saltamontes...

Perlita, sé de un vestido tuyo muy muy caro... juas. Pues estoy por poner una foto, un par 15€ y el otro 10. Tacones de vértigo, éso sí.

Hacha... el último me fundía a aviones... y son caros... Claro de la compropatía puede ser muy peligrosa también...

Misia... era todo muy barato... Pero lo que más falta me hacía eran los 86 € para llegar a fin de mes!!!