Caracartón
Había una vez un tipo alienígena al que regalaron la dirección de un centro de trabajo.
El alienígena, que no había dormido en caliente en su puta vida, pensó que era maravilloso que hubieran pensado en él. Bueno, pensó eso exactamente durante unas micras de segundo. Porque inmediatamente después se produjo otro pensamiento que se afincó de manera estable y borradora en su pequeño cerebro. Este otro poderoso pensamiento reducía aquel puesto regalado a la categoría de recompensa a un dechado de virtudes, incluida una inteligencia inmensa que no tenía alojamiento físico posible en su cráneo afilado. Sí, porque además de ególatra… era un cabezapollo.
Pues en breve plazo, Caracartón fue ganando en confianza, sobredimensionando su ego (si es que eso era posible) hasta límites completamente fuera de serie. Llegó a subirse en su propio escritorio para decirles a los jefes de departamento que su trabajo era una gran M, dibujándola en el aire con su asqueroso dedo. Era el rey del espectáculo cutre, un animador de poca monta subido en un pedestal. Y así cualquier reunión, cualquier encuentro era propicio para tomar la palabra, dirigir el flexo hacia su cara y soltar memeces una tras otra. Todo esto convencidísimo de su propia brillantez intelectual.
Hoy, el Caracartón ha intentado reprochar al gato algo que él mismo provoco. Usando, eso sí, la discreta reunión mensual de los jefes de departamento. El gato le ha contestado que la elección había sido suya, y entonces el Caracartón ha sufrido una de sus eyaculaciones precoces de ego, ha levantado la voz, sugerido cosas desagradables del departamento en que trabaja el gato… y el gato ha tenido que decirle delante de todos que no le gustaba cómo le estaba hablando. Y que no pensaba seguir discutiendo ni allí, ni en ese momento, con él.
Entonces Caracartón ha gritado aún más, y se ha puesto muy ofensivo, de modo que el gato le ha dejado proferir las injurias hasta que se ha cansado, mirándole desafiante.
Cuando ha terminado, se ha sentado ocultándose bajo la fila de jefes de la mirada directa del gato. Todos miraban a la mesa, avergonzados por la situación.
A caracartón lo han despedido, es uno de los que cae tras la marcha de la gran rata, y el gato lo sabe. Aunque puede que aún pasen unos meses antes de que efectivamente se vaya.
Y el gato ha cogido tal calentón de mala hostia que ha salido del trabajo a su hora y no ha dejado de pensar en las cosas que diría al Caracartón, cerrando previamente la puerta de su propio despacho. Para que su secretaria no oiga cómo lo hunde diciéndole que es un pez aleteando fuera del agua… pero que no lo van a devolver al mar. Que no se esfuerce, porque nunca ha estado a la altura de los zapatos de ninguno de los subordinados a los que ha insultado con su ineptitud...
5 comentarios:
Respira hondo, una, dos, tres veces, las que haga falta, y regodéate en que tu eres de HR, ponselo en la tarjeta de despedida (si es que tiene), e imagínate la cara que pondrá al leerlo, tranquilo en su casa entre las típicas dedicatorias "que tengas mucha suerte" y "te deseo lo mejor en esta nueva etapa de tu vida"... impagable.
Al menos en esa empresa despiden a los inútiles en vez de ascenderlos a costa de aumentar la carga de trabajo de los que si se esfuerzan.
Enhorabuena por mantener la calma.
Bueno, Gato, es lo que les suele pasar a quienes tienen un ego como un tanque: que sobrevaloran sus posibilidades, se creen los reyes del mambo, la pifian pensando estar en posesión de la verdad... hasta que ellos mismos se cavan su propia tumba.
No hay que hacer mucho frente a ellos: estarse quietecito y esperar a que sus inmensos egos acaben hundiéndolos en la miseria. Pese a que cetro lleva también razón: en este mundo loco loco, a veces va y triunfan. ¡Hay que joderse!
Por suerte en tu empresa se ha impuesto la sensatez. Y tú has estado estupenda, según lo cuentas.
¡Un beso!
Pocas veces un post ( o carta, mail, sms) donde se empieza hablando de un jefe inepto acaban asi de justo, y de bien, no sabes lo que me alegro!!!!
un muas gatito :D
Rebilated, mi mente calenturienta imagina finísimas ironías con las que decirle lo peor... ;P
Céfiro,Antígona, no es que en mi empresa haya entrado la sensatez... ha sido el CAOS lo que ha entrado, pero ya se sabe que del caos vendrá el orden. Lo malo es que un tiempo de CAOS puede pasar facturas muy caras...
Un muas Evaluna. Lo único que me fastidia es que su marcha no sea inmediata, pero bueno, ya he entrado en enfrentamiento a saco y no voy a tolerarle ni media eyaculación precoz más... :D
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