domingo, 15 de junio de 2008

La princesa triste

Érase una vez, en un reino muy lejano, un rey y una reina que ansiaban tener descendencia. Pero pasaban los años y no lo conseguían.

Pero un buen día, sus anhelos se convirtieron en realidad, y la reina dio a luz una niña sana. Les costó una pasta y tres fecundaciones in vitro, pero lo consiguieron. Tanto era el gozo de los monarcas, que convocaron una gran fiesta para celebrar el nacimiento real e invitaron a todos los habitantes del reino.

El día de la fiesta todos los súbditos parecían congratularse de tener por fin heredera (entonces la gente era muy monárquica, y no como hoy, que el Zagloso seguro que hubiera andado refunfuñando entre la alegre algarabía ), y la muchedumbre bailaba y tocaba instrumentos por las calles (flautitas, que suenan muy medievales).

El caso es que se iban agolpando en el castillo, y en la entrada, al segurata -un soldado con su yelmo y su casco y todos sus complementos - se le cruzó la lanza y empezó a decir que no pasaba más gente hasta que no salieran otros del interior, que el castillo estaba en su aforo máximo y que en los simulacros de emergencia ya se lo habían explicado muy bien, y que había menores en el interior, y que no era cuestión de cagarla con la familia real dentro.

A esto llegaron las tres hadas madrinas con sus varitas mágicas. Como volaban, se saltaron toda la cola de la entrada mientras la plebe les miraba las bragas mágicas (que eran pololos y de morbo, nada de nada; pero eran las bragas de un hada y a ver cuándo iban a tener ocasión de mirarlas otra vez…) Así que allí se quedaron suspendidas frente al extremo de la lanza del segurata y le dijeron:

- Déjanos entrar que tenemos invitación VIP
- ¿Podrían mostrarme esa invitación, Señora…?
- Azul, Hada Azul, penco. Espera que te la enseño- y con un movimiento de varita le convirtió la lanza en un salchichón gigante.
- ¡¡Qué!! ¿Pasamos o no pasamos?

El segurata abrió su fuet de dos metros y las dejó pasar. Una vez dentro, las hadas se fueron directas al buffet y se pusieron tibias. Bebían mojitos como posesas y para cuando llegó la presentación de la infanta andaban con una tajada como un piano.

Continuará...

4 comentarios:

Rebilated dijo...

Me mola bastante... pero no tardes mucho en continuar ¿eh?, y haz algo con el fulano del fuet de 2 metros que es bestial.

Antígona dijo...

Jajaja, y yo que pensé que las hadas madrinas se iban a sacar el pase VIP de los pololos... Pero me gustan estas hadas que saben perfectamente lo que hay que hacer en un convite: ponerse tibias y beber sin moderación.

Veremos la que lían luego con tal exceso de mojitos... Espero que no conviertan por error a la niña en rana o algo así ;)

¡Un beso!

Anónimo dijo...

Lo que nadie sabía era que la reina se había hecho previamente una ligadura de trompas y tuvo que realizarse una operación en el lejano reino de Flandes...

Gato dijo...

Rebilated, ánimo que sólo te quedan otros dos. No te impacientes... ;) Me apunto la sugerencia que con éste no había pensado...

Antígona, si te gustan ¡¡esto va a revolucionar el concepto de los cuentos de hadas!! ¡¡Tengo una iniciativa blue ocean y yo sin saberlo!!

Anónimo, ésa reina y ése rey tuvieron una relación tormentosa ya desde novios...