Toy jamona

Y con esto, completo la trilogía porcina que me ha salido sin querer.

Debería escribir a Plutonverbenero… El gato no tiene un desafío, que tiene varios.

Resultó que dos días antes de un viaje se despertó tarde y perdió la cita para depilarse. Por poco no le da un ataque. Gran crisis. Primero llamó a la esteticién al grito de “losientolosientooo…” y consiguió una cita para la mañana del día del vuelo. Después se fue al expert de Saint Mary of the Way y le pidió al dependiente al grito de “nuncamaaaás ” dos despertadores. El primero tiene CD y desde entonces a las 7 de la mañana empieza a sonar esto:



Tres o cuatro canciones después le toca el turno al segundo, un despertador de los clásicos, de color naranja, con sus dos campanas y su martillo que las aporrea en medio.

Por ahora el gato se está despertando a las 7. No ha conseguido ser más rápida por las mañanas… pero sí más lenta por las noches. Cuando cumpla los 30 días reglamentarios para crear un hábito quizá se convierta en la persona diurna que aspira a ser…

Después, y pese a que había dicho que no dejaría de fumar, hace un par de semanas se despertó con el día tonto. Y no ha dejado de fumar, pero ha reducido drásticamente la cantidad de cigarrillos al día: uno, o dos si se le va la pinza.

Resultado lógico de tanto cambio: trastornos metabólicos, de la atención y de las papilas gustativas. El gato come más. Incluso, (y la Perli y el Zagloso están de testigos), ha llegado a pedir tarta de chocolate –y jamás pedía postre- después de comerse unos caracoles y un frito marinero de picada, y una orza de sopas mallorquinas que no se la salta un gitano.

Atrás quedaron aquellos días de mejillas escuálidas… está tres kilos por encima del peso con el que se encuentra bien – peso que por supuesto está por encima de lo que las máquinas de farmacia indican-. Y no es que sea una obsesa por el peso… pero cambiar de talla… éso no. YA hay pantalones que el gato no se puede abrochar sin parecer una lechuga atada y con alto riesgo de reventarlos si intenta sentarse. Hay otra ropa que le entra… pero le queda fatal. Además, cuando engorda, le sale papada y se le junta el culo con las piernas… el gato está jamona.

Osea que el gato no tiene uno, sino tres desafíos: convertirse en una persona diurna, de ésas que rinden –y por rendir entendemos rendir, no vegetar como alma en pena- por la mañana, no aumentar la dosis de tabaco diaria pase lo que pase (que cualquier excusa es buena), y dejar de comer como un animal.

Y no me habléis de deporte. Mariconadas las justas.