Nos creemos que somos brujas consumadas y lo que pasa es que estamos intoxicadas

Sucede algo terrible cuando una mujer tinta el pelo a otra. Se consuma un proceso químico de una complejidad extrema, formando una horrible nube tóxica de amoniaco, hormonas y retruécanos mentales femeninos que no se escapa ni el gato. Ésta és la crónica:

Perlita entra en la cocina ataviada con la más horrible camiseta de mallorca que se haya visto jamás -véase la ilustración-, mientras el gato despliega las instrucciones del tinte sobre la mesa de la cocina. Las lee poniéndose los guantes (que vienen engurruñidos en un huevo como los juguetes de los kinder sorpresa) con aires de cirujana estética y levantando una ceja.

- Tienes que ponerte el serum, Perlita, lo primero. Sobre todo en las puntas y las zonas más castigadas.

- Vale.

- ¿Te has desenredado ya?

- Sí, me he cepillado el pelo.

- ¿Traes las pinzas para el pelo, esas gordas para que te haga moños?

- ¡Joder qué exigente, lo tengo que traer todo…!

- Mueve el culo, perra.

Perlita se sienta en una silla con la toalla sobre los hombros y ambas abrimos los botes con los venenos para realizar la mezcla fatídica de base y colorante. El gato empieza a aplicárselo raya a raya. Perlita tiene una melena con la que se podría hacer una manta papuense, así que la operación tóxica triplica el riesgo por su duración.


ILUSTRACIÓN: Ésto es ilustración y no lo que me enseñaban a mí en historia. Observese a la Perli haciendo el mongo bajo los efectos del tinte (otros le dan al cloretilo) mostrándonos la propuesta del moño (perdón) para la boda, y no dejen de apreciar e-sa-ca-mi-se-ta.


- Pues mira, estamos aquí, tiñéndonos las canas y todo éso, que nos hacemos mayores... ¡¡Pero la verdad es que yo me encuentro estupenda, con mis canas y mis kilos!!

- ¡¡Es que estás estupenda, mira que te lo digo yo!!

- ¡¡AAAYYY!!!

- ¡Ay perdón!

- ¡¡Que me estás tirando de los pelos que ya están en el moño de arriba!!

- ¡¡Jo, lo siento, es que tienes mucho pelo, jodía!!

- Bueno, pues éso, es que es increíble. Nos estábamos metiendo con la brinni espirs en la oficina, por el video y una decía “está gordísima”. Y joder, tampoco es para tanto...

- Es que las peores somos nosotras, nosotras...

- ¡¡Eso decía yo!! A ver, ¿no estábamos criticando que estaba puesta hasta el culo? ¡¡Y qué si se ha engordado después de parir por segunda vez!! ¡Vamos, hombre…! ¡Que nos han vendido una milonga a las mujeres, con éso de la independencia y cuidarse el cuerpo...!

- Éso, éso, milongas, ¡¡MI-LON-NN...NNNN-GAS!!. ¡¡Supermujeres, que quieren que seamos!! ¡¡Y una mierda!! ¡¡¡Mójame un algodoncillo con aceite yonson, que te acabo de tintar toda la oreja, coño!!!

Continuamos hablando y el nivel de delirio va in crescendo. Pero el colocón impide que retenga nada de lo que hablamos: estamos demasiado puestas. Pero como en todo pedo record, se dio un momento que supera la capacidad de olvido, a pesar de la drogadura neuronal. Este momento, ayer, lo dio Perlita. Y la frase exacta fue:

- ¡¡Es que yo no sé qué está haciendo más daño a la juventud, si la religión, o los petas!!


Chupaos ésa. Superadla. O seguid el debate, si hay cojones.