martes, 15 de mayo de 2007

Contra la propia naturaleza

Un gato es nocturno. Hace demasiados años. Su cuerpo es así: tiene el lomo erizado y flexible a la hora de las brujas, y absolutamente inerte a las ocho de la mañana.

Pero el mundo no es nocturno. Pertenece a los diurnos. Es maravilloso y espeluznante observar esas cámaras fijas apostadas en cualquier encrucijada de tráfico, en cualquier ciudad moderna y comprobar los flujos pendulares de las horas punta. El frenesí con que los humanos, a pie o en sus coches, inundan cual tsunami, con precisión de reloj, una calle cualquiera.

Pero un gato lleva años siendo disfuncional. Es terriblemente impuntual. Es tremendamente nocturno y desconcertante para la gente diurna, para los jefes, para el resto de la oficina. Siempre ha compensado esta disfuncionalidad trabajando hasta más tarde -mucho más de lo que supondría calcular el retraso en la entrada-. Han sido horas extras gratuitas, cedidas por la culpabilidad de no saber levantarse por las mañanas.

Y ahora ha decidido luchar contra éso. Está harta de que algo tan nimio influya en su imagen y provoque que no sea valorada en su justa medida.

Y la estrategia tiene dos partes: amenaza de castigo y refuerzo. De lo que se deduce que un gato produce bajo presión.

Parte A: Aparcar a Leoncio en zona azul sin tiquet. Exacto: momento de presión en la ducha y el café que me hace murmurar "coñocoñocoño que me van a poner multa".

Parte B: Llegar a Leoncio y ponerme una canción de buen rollo a toda hostia camino de la oficina. Cuanto menos enérgica me haya levantado, más cañera ha de ser la canción.

¿Que me he levantado mejor?



¿Que me he levantado peor?




Y sigo luchando contra mi naturaleza. En una de éstas, igual me arreglo un poco...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, lo que no es normal es que en las empresas no haya un horario de entrada y salida fijo para todos. Se supone que tu cargo te permite esa flexibilidad y que te vayas a casa con todo resuelto o lo que es lo mismo, sin dejar nada por hacer, sea lo hora que sea, como dices. Jaja. Eso me recuerda a lo que decía Lara (padre) el editor: que el que tenía un negocio que no le permitía levantarse a las once de la mañana ni tenía negocio ni tenía na.
Ah, lo de la tele pa mataros.

Zagloso dijo...

¿Y lo de instalarte en el polo e ir cambiando al que sea de noche cada seis meses? Es que contra la naturaleza es bobada luchar.

Gato dijo...

El Zagloso... ¿es un monotrema o un perezoso? ;)

Martínez, no había horario para mí -negociado y explicitado-, pero de repente, como no tienen muy claro lo que hago -nadie me supervisa, no hay tiempo- pues temen que me rasque las narices. Y la flexibilidad de horario no es bien vista.

Corresponsal en Palma dijo...

hyperballad!!! guau!!!

Gato dijo...

Sí Corresponsal, una de las mejores de toda Bjork para mi gusto...

Yo estas cosas me las tengo que bajar de la mula porque a los cedeses originales llevo tantos años dándoles caña que, según el equipo, me saltan...

Corresponsal en Palma dijo...

yo me lo he dejao en Madrid, pero cuando vuelva para allá, lo meteré en el hatillo y en la próxima fiesta torturamos al personal...