Bromas

En la oficina estamos todo el día de broma. Especialmente bromas sexuales. Todos nos pretendemos a todos, nos buscamos físicamente, nos echamos miradas lascivas y luego nos partimos de risa.

Hoy el Sebas ha tirado un clip al cristal tras mi mesa. No le he visto, y claro, buscaba el origen del ruido, porque ha sonado como una bombilla que estalla o algo así. Al final, Travi (el informático) y él se partían de risa… Y yo me he hecho la ofendida.

Cinco minutos después me ha preguntado si me había molestado. No le oía, y me ha llamado por teléfono.

- ¡Abuelaaaa...!¡Que no oyes nada...! Que... no te habrás molestado por que te he tirado el clip.

Guardo silencio, haciendo teatro, mirando a mi mesa.

- ¿Te lo estás pensando?
- Sí. Mírame, estoy mirando a la parte de mis emociones en el cerebro para ver cuánto me has ofendido.- y poniendo cara de gilipollas miro abajo, a la derecha.
- Yo diría que te estás mirando la teta derecha.
- ¡¡JUASJUAS!!

Y nos hemos callado porque ha salido Superjefe Junior de su despacho.

A los cinco minutos viene a mi mesa, me pone las manos sobre los hombros y se queda ahí, apostado. Yo creía que espiaba mi ordenador, pero estaba mirando otra cosa. Después se descoña de la risa.

- Que te estoy mirando los sentimientos, Gato.

Y se ha vuelto a su mesa, descojonado. “Tus emociones me han impresionado”.

Si no fuera por estos ratos...