jueves, 9 de noviembre de 2006

Personalidad de emergencia

Esta es la historia de cómo comprendí la diferencia entre un estado y un rasgo (conceptos generosamente aportados por Gurú).

Puede ser que un día conociera a una persona que se manifestó como abierta, receptiva, comunicativa y afectuosa. No tardé mucho -en realidad nada- en entablar relación con aquella persona. Era genial. Pero con el tiempo aquellas virtudes que me habían cautivado fueron pasando a un segundo plano. Era como si aquella persona que yo conocí de repente se escondiera detrás de un muro.

¿Por qué se escondía? ¿Había hecho yo algo para que se ocultara de mí? ¿Cómo podía cogerla de la mano y volverla a traer a escena?


Esas preguntas y todas las posibles respuestas que encontré me mantuvieron ocupada durante un tiempo. Pero era como aquel anuncio de no sé qué perfume, en el que un chico contaba en inglés: un beso es algo maravilloso que me hace sentir bien con una entre un millón de mujeres. Así que pruebo con una mujer, pero yerro. Vuelvo a intentarlo, y vuelvo a fallar. "...And I try... and I fail."

Pues eso hacía yo. Intentarlo, y cagarla, e intentarlo otra vez, y cagarla otra vez. Así hasta el infinit... bueno, hasta que ya no podía más.


Entonces decidí que ya no quería intentar nada y me alejé de esa persona.


Meses más tarde, esa persona me llamó por teléfono. Estuvimos hablando durante un rato larguísimo, en el que reconocí aquellos rasgos que me habían cautivado aquella primera vez. Como me ardía el teléfono, le dije: "Oye, por qué no dejas de torrarme la oreja, y quedamos a tomar un café".


Y encontré que la persona a la que había estado buscando infructuosamente, de manera espontánea. Estaba ahí, delante de mis narices, luciendo palmito. "Me cago en la leche, cómo me gusta. ¡Pero si está estupendamente!". Me embriagué.


Pero, como la primera vez, pasado un tiempo aquella persona empezó a huir de mí, a recluírse; volvió a echar los cerrojos y guardar el corazón bajo candado.


Hay que ver. Ya estamos. A ver...

Toc-toc.


Pues no abre.


Toc-toc!


...


- ¿Hay alguien ahí dentro?


...


...


Oigo pasitos susurrantes tras la hoja de madera.


- ¿Holaaa? ¡hooola...!


...


...


...


¡¡Pam, pam, pam!!


- ¡¡Sé que puedes oírme!!


Se hace una micro luz en la mirilla de la puerta.


Ésta foto la he tomado de
Kaiko



















- Ábreme, por favor. Por favor, por favor.


Suenan tres vueltas de llave en la cerradura y la puerta se entreabre. Apoyo mi palma para abrirla pero encuentro un tope. La cadenilla está echada.



- Por favor, ¿podemos hablar?


Y así, una, y otra, y otra vez.


¿Qué es lo que estaba sucediendo? ¿Por qué se esfumaba aquella persona a la que yo buscaba? ¿Se asustaba de mí? ¿Le había hecho yo sentir mal?


Todo tiene una explicación. Lo que puede pasar, es que esa explicación no nos guste. En este caso, yo confundí un estado con un rasgo. La persona que me cautivó no era como yo la conocí... así era como estaba. Aquellas características no formaban parte de su modo de ser, no eran sus verdaderos rasgos. Aquella era su personalidad de emergencia. Por dos veces tuve ocasión de ver su personalidad de emergencia, pero ése no era su verdadero yo. Era un yo de rescate, funcional; el que nada con el piloto automático para no ahogarse cuando ya tiene las piernas y los brazos dormidos.


Así que estuve tratando de hacer regresar a un fantasma. La única forma de hacerlo regresar era provocar un estado de alerta roja, pero éso no es sostenible.


Moraleja: hay que joderse...

7 comentarios:

Zagloso dijo...

¿de verdad hay un verdadero yo o un estar tras otro? Claro, que conozco yo a un par que ni ser ni estar, simple parecer. Por ejemplo, ahora estoy humano y en un rato estaré roca, con las púas caladas.

Gato dijo...

Pues se ve que sí, Zagloso, que yo lo he visto. Estados, y no rasgos. Yo por ejemplo tengo estados de desfallecimiento en forma de comportamiento autómata - no estoy, y me comporto como si estuviera-. No soy una autómata, es mi estado de emergencia. Pero quién me conozca en tales circunstancias puede entender que soy así...

Ya sospechaba yo algo de sus púas...

neblina dijo...

Gato, y no será que en vez de personalidad de emergencia es personalidad "embaucadora profesional"?? Vamos que no responde a un estado sino a un objetivo, y que una vez conseguido se vuelve al estado natural?

No se, pregunto.

Gato dijo...

Neblina, cariñazo, depende de la malicia que pretendas atribuir al sujeto... En mi caso prefiero pensar que no es mucha.

Anónimo dijo...

No quisiera hacerme el enterado, pero ¿te has planteado la posibilidad de que la personalidad de emergencia sea el cierre completo? Hay gente que tiene mucho miedo a que otras personas se le acerquen...

Gato dijo...

Topsao, claro que es posible. Y en ese caso... pues ellos se lo pierden.

claradriel dijo...

Ai, qué identificada me he sentido con este post, me encanta cómo me hecho la luz cuando yo no veía el interruptor. Una vez la lámpara encendida, claro, ya sé dónde queda.

=)
=)