jueves, 30 de noviembre de 2006

El nombre de las cosas

Otra vez estaba un gato cuidando a otros niños. Eran tres, María, Mateo y Anita. Cuando Anita nació, sus hermanos (entonces de cinco y cuatro años respectivamente) se pusieron muy celosos.

De este modo, se podía observar cómo los niños le hacían cucamonas a la hermanita en el carricoche: "Holaaaaa, Anusssaaaa, Pelussssaaa!!!". Pero si dabas media vuelta se oía "¡¡PLACA!!", y al mirar de nuevo veías a María y Mateo mirando al infinito y a Anita llorando como una descosida.
La situación entonces era tal, que durante los primeros años de vida de Anita, parte del trabajo consistía en "protegerla" de los celos de sus hermanos.

Por ello, teniendo ella dos años y pico, una tarde un gato hacía sopa para cenar. Mientras, los niños se despistaban por el resto del piso. Y oí la voz de Anita medio gimiente: "Aaaah, ahhhhh!"


- ¡¡Mateo!! ¿Le estás haciendo algo a tu hermana?


- Nooo, Gaaato, que yo no he hecho naaaada.


- ¿¿Y entonces por qué lloriquea??


- ¡¡Es que se ha subido donde mi madre se lava el chocho y no se puede bajar!!


- (Juasjuasjuas) BIDÉ, MATEO, SE LLAMA BIDÉ
.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que habrá visto la criatura para denominar así al bidé.

Gato dijo...

Usos, nena, usos...

Zagloso dijo...

¿Mateo y Kike se conocían? El Mateo este de mayor tendrá mucho que contarle al psicólogo.

neblina dijo...

jajaja!!!

Pero pobre Anita.... yo, estoy con ella, mira tu!

querida_enemiga dijo...

Soy fan de Mateo.