La hora de la verdad

Y allí íbamos por Jaime III, Perlita y yo, sobreexcitadas y acaloradas, al encuentro de Misia y Be. Jo, qué momento. Perlita hablaba con ella por teléfono mientras llegábamos y me dijo "es la del top blanco". Soy un gato miope, y estaba nerviosa, y no veía un pijo, de modo que hasta que no estuvimos encima de ellas no las ví. Qué melenas, qué sonrisa de ojos, cuánto glamour... Y resultaron ser como esperábamos: encantadoras. Be no había traído su tiara, ni Misia su cetro de la cursilidad, pero venían armadas con lo más poderoso: la información.

Estuvimos charlando y riendo un rato en el bar Bosch y luego fuimos a la Pearl House. Al entrar, Perli les dijo "...ahora ya es tarde para salir, porque VOSOTRAS SOIS LA CENA".

El menú era de escándalo, pero eso es tema de Misia, que tiene el documento gráfico; y cenando ya me terminé de relajar y me dejaron de sudar las manos. Entonces, Perlita y yo comenzamos la tortura real: les retorcimos la piel de los brazos, les azuzamos mosquitos vivos hembras capturados y sometidos a un régimen de inanición durante dos semanas en las que les mostrábamos ante el tarro de cristal las fotos de Misia y Be saturadas en rojo , las agarramos del pelo y les hicimos coletas muy apretadas, les estiramos de las uñas con unas pinzas de depilar y al final suplicaron clemencia y nos dieron toda la información que pedimos. A saber:

- Que la Perri es un primor y muy linda y que habla como escribe: muy rápido.
- Que Lorz es una bella persona y jamás te imaginarías su dulzura leyéndola.
- Que Zagloso es de Papua, Nueva Guinea.
- Que Anómalo - y aquí se extendieron cual juglar medieval cantando poemas épicos, dando toda clase de detalles que sonrojaron (válgame) a unas servidoras- es una máquina sexual, y que bajo ningún concepto se nos pueda ocurrir pensar que se trata de una persona entrañable, porque no lo es en absoluto.

Salimos un poco tarde y nos infiltramos en un antro de perversión y esparcimiento de entes ultratarrenales, experiencia ésta también que debe ser relatada por Misia -como el único final no pensado de todos los que le eran imaginables-.

Perlita y Be, ES-TE-LA-RES.

Después hubo resopón y al final, Misia y Be tuvieron que marcharse porque se hacía tarde; pero Perli y yo todavía nos quedamos hablando hasta las 6 de la mañana. Nos sinceramos acerca de nuestras cosas y previendo que los ojos se me iban a caer en la mano si no me quitaba las lentillas y dormía un poco, me metí en la cama de Perlita. Con ella. Su vecino mirón estuvo de enhorabuena. (Éste es el reclamo sexual del post; le he preguntado esta mañana si he roncado y me ha dicho que no me ha oído. Uff, menos mal). He desayunado Coca-cola y ahora intento pensar cómo me escaquearía yo del curro. Lo peor de mi oscura mente está en marcha ahora, aunque es un ejercicio inútil, porque soñar con escaquearme del curro es como imaginar que haría si me tocaran los euromillones... fantasías...

Ha sido lo más emocionante que me ha pasado en mucho, mucho tiempo.

Gracias chicas.