El repelente de la clase
Estábamos en clase de prevención de legionelosis cuando la profesora nos dice:
- ¿Cómo haríais el cálculo del nº de litros de cloro que habréis de usar en una hipercloración a una concentración residual de 30 ppm en un aljibe de 80 m3?
Yo la miré con cara de póker... ¿qué tal si lo explicas, nena, y luego nos pones los ejercicios? Pero no. A ésta le mola que hagamos el método de ensayo y error y luego corregimos: así, cualquier idea que haya intentado esgrimir parece estúpida al cabo de 10 minutos.
Un metro cúbico tiene mil litros, el cloro de que disponemos tiene una concentración de 150 g/l, si necesito llegar a 30 ppm (partes por mil) en 80.000 litros... hago un par de operaciones y me salen 400 litros de cloro. Va a ser que no. Entonces la profesora pide voluntarios para salir a la pizarra y entonces... Se levanta ese chico de gafas medio azorado y medio orgulloso. Al verlo reconoces a ése empollón que siempre has tenido en clase, el de la calculadora , el boli y el lápiz en el bolsillo de la camisa; el que se descoyuntaba el hombro levantando la mano cada vez que la seño hacía una pregunta; el que escribía rodeando su libreta con el brazo y miraba en derredor suyo, arrugando los ojos, por si alguno le intentaba copiar. Es él. Han pasado 20 años pero sigue siendo un niño repelente.
Entonces coge el rotulador de pizarra blanca y escribe:
CONCENTRACIÓN INICIAL * VOLUMEN + (CONCENTRACIÓN INICIAL + X) *VOLUMEN AÑADIDO = CONCENTRACIÓN TOTAL * VOLUMEN TOTAL.
Se vuelve a la profesora y parpadea sonriendo. Se vuelve a la clase y nos sonríe también. Un gato lee por tercera vez la fórmula y cuando, al tratar de comprenderlo, sufre contracciones faciales y guiños involuntarios (parecía el de Martes y Trece haciendo de Encarna con las empanadillas de noche)... decide copiar y desistir.
-¿Lo habéis comprendido todos?
- No, yo no lo pillo...- si no pregunto va a ser peor.
- Es una fórmula. Hay que despejar la X.
Ah. Pues claro gilipollas, hasta ahí llego. Quizá, si la aplicases, lo vería mejor. Pero no, en lugar de eso, dicen que hay que usar 16 litros de cloro y ya está. Pues chachi.
Al día siguiente empiezo otro curso: Mantenimiento de Piscinas. Se plantea un problema que es similar (cambia la concentración de cloro que se necesita conseguir, pero el procedimiento es el mismo). El profesor nos hace la operación:
Metros cúbicos a clorar * concentración deseada/ concentración g/l del cloro que vamos a usar.
Y YA ESTÁ.
ESO ERA TODO.
Pero el repelente de la clase tuvo que ponerlo así para demostrar:
1- Que no necesitaba venir al curso porque ya sabía cómo hacer una cloración.
2- Su superioridad intelectual usando la fórmula más compleja en lugar de un cálculo más sencillo que es el que hace cualquiera trabajando.
3- Que la profesora tenía menos idea que él porque no se atrevió a despejar la incognita ni a resolver el problema.
Cuando se ríe saca los dientes superiores en un gesto estúpido. Empollón de mierda...
4 comentarios:
Yo no sabía que había que ser superdotado para cuidar de una piscina. Mi visión de los jefes de mantenimiento está cambiando por completo... Son como el Indomable Will Hunting!!! (o como se escriba)
Si esto es el de mantenimiento, ¿hace un par de integradas el socorrista antes de lanzarse al rescate? De todas maneras, hace falta estar amargado y ser un perdedor absoluto para saberse de memoria esa fórmula.
Traducción de la fórmula según Manolico, del Hotel Nioná de Puerto de Alcudia: " Yo lesho a la pizzina una garrafa o azín der cloro, mah o menoh, y con ezo ya me da 2 ppm. Y zi hace zó, máh, que con er zó er cloro ze evapora, y eh menehté eshal-le máh cloro..."
Sí Zagloso, apuesto a que folla poco...
AAAGGGGHH¡¡ yo odiaba a CarmenRodríguez, la empollona de mi clase que estaba todo el día metiéndose el pelo detrás de las orejas y sacando la lengua a la vez diciendo: "yo creo que sor María Julia lleva razón"...qué guarra. Y luego estaban las hijas de las profesoras, brrrrrrr¡¡¡ pasar tu infancia y adolescencia en un colegio monjil marca para toda la vida y te deja en un perpetuo estado de ateísmo galopante.
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