Obreros solidarios
Había quedado a comer con la Contable, la Secretaria Heavy y Torbellino Fornalutx en Palma, de modo que a las 14:30 buscaba aparcamiento. La zona azul estaba imposible, así que he callejeado hasta llegar a un hueco en el que cabía con vaselina.
Me tengo terminantemente prohibido aparcar de oído; así que me complico bastante la vida porque no aprovecho el espacio real para maniobrar. Especialmente si lo que tengo delante o detrás es un buga de lujo. Delante había un todoterreno que te cagas de ancho, y detrás un Audi, así que estaba sudando como una perra para dejarlo a dos palmos de la acera. He salido con el coche en marcha para mirarlo y ahí he desencadenado la solidaridad. Desde arriba alguien me grita:
- ¡Tienes que volver a salir, si no, no podrás!
Miro hacia arriba y veo a un chico moreno, pinta de árabe, descamisado, trabajando en el balcón del tercer piso. Gato, si es que por mucho que te vistas de negro siempre vas a hacer algo que llame la atención. Es decir, algo que atraiga la atención sobre tu ignominia...
- ¡Vale, salgo otra vez! ¡Muchas gracias!
Salgo de nuevo, vuelvo a entrar, y cuando estoy entrando de nuevo en el aparcamiento... EL CHICO HA BAJADO LOS TRES PISOS PARA HACERME ESE GIRO CON LOS DEDOS QUE ME INDICA CÓMO MOVER EL VOLANTE. ¿Hemos hablado ya de la primavera, de las hormonas, del calorcito y las pulsiones? Se me cruza mientras yo freno y desembrago a fondo - huigh, desembragar-, y me quedo mirando su torso brillante de calor y definido - de trabajo, que están mucho más guapos que de gimnasio- mientras me dice, deliciosamente:
-No pongas nerviossa, estás hasiéndolo muy bien. Todos coches tocan despasio cuando aparcan, no pasa nada. Tu frenas pronto, lejos de ese coche; podías más.
El gato sonríe como una estúpida mientras gira, y en dos maniobras el obrero solidario le dice:
- ¡Perfecto! Has aparcado muy bien.
Despues de diez minutos, he aparcado bien. Qué majo. Si lo comparo con J, que ayer salió cuando llegué y en lugar de "Hola, muack", dijo (pasando de largo): "¡Queee!" y fue a mirar mi parachoques a ver qué había hecho...
Luego, en la comida, cuando he contado lo del ángel de tráfico descamisado, Torbellino Fornalutx nos ha contado que ella no piensa cambiar una rueda en su vida. Se ha levantado de la silla, ha puesto la mano sobre el respaldo simulando la pose de femme fatal, con cara de desvalimiento, con la que se piensa apoyar sobre el capó si algún día pincha, y nos ha asegurado que algún hombre se encargará de su rueda. Nos reíamos escandalosamente cuando se ha vuelto a sentar diciendo: "¡¡Por algo aguantamos la regla una vez al mees, chiiicas!!"
Al volver a por el coche, la Contable y la Secretaria Heavy me acompañaban y el chico miraba desde su tercer piso. Yo le he regalado una sonrisa levantando la mano, rollo Heidi, mientras ellas miraban de reojo hacia arriba.
...Bueno, la reunión con Superjefe Junior ha ido bien, un chico guapo se ha comido tres pisos de escaleras para ayudarme a aparcar, creo que en cinco minutos voy a poder contratar a una cocinera muy apañada para Calviá, hace sol...
Un día bueno por un día malo.
2 comentarios:
Me parece un saldo claramente positivo, sí señor.
Sí, cariñazo. Sólo se trata de esperar un poco, porque como dice mi madre, "no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista."
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