Un gato limpia un coche
El sábado pasado fui a limpiar mi cochecito nuevo. Sólo digo que es nuevo porque lo es para mí. Además de ser nuevo, es mi primer coche, y estoy absolutamente orgullosa de su tamaño, su edad (es prácticamente un preadolescente), y la velocidad que desarrolla en llano. Así que después de semana y media con él, en la que sólo me había fijado en el volante, los pedales y la palanca de cambios (bueno, y el color: es blanco), decidí que era hora de desincrustarle el barro de las últimas lluvias guarras. Básicamente por que los faros de los otros coches me cegaban por completo y podía matar a alguna persona –y quién dice persona, dice gato-.
Ni corta ni perezosa, a las 14:00 horas del día de autos, el gato se fue a la gasolinera del pueblo a limpiar su coche. Con mezcla de excitación e ilusión, cual niña a la que llevan al circo, cojo mi barreño azul cielo y me acerco al mostrador pidiendo:
- ¿Me puedes dar dos fichas para lavar el coche?
La chica mira fuera y me pregunta:
- ¿Para la pistola?
Como si estuviera poco ilusionada, oigo la palabra pistola con emoción y le digo asintiendo muy rápido:
- “Ssssssssssí!”- y añado, con tono de pardilla y sonrisa entusiasta- ¡es que es mi primera vez…!
- Dos euros.
- ¡Vale! ¿Puedo coger agua del baño para limpiar por dentro mientras termina aquel chico con la piiistoooola?
Las dos chicas se miran con cara de “a ésta de dónde la han soltado” y una de ellas me contesta que fuera hay una manguera con agua. Les doy las gracias y salgo. Voy hasta la esquina y miro una pared blanca, enorme… pero sin una puta manguera. A ver, Gato, en algún sitio tiene que estar. Relájate que pareces Paco Martínez Soria en la capital. Entonces veo ese cacharro, que pone con letra enorme “AIRE , AGUA” y me digo: ¡¡¡claro!!! ¡¡¡Lo usan los coches, además de la gasolina!!!
Ni corta ni perezosa, a las 14:00 horas del día de autos, el gato se fue a la gasolinera del pueblo a limpiar su coche. Con mezcla de excitación e ilusión, cual niña a la que llevan al circo, cojo mi barreño azul cielo y me acerco al mostrador pidiendo:
- ¿Me puedes dar dos fichas para lavar el coche?
La chica mira fuera y me pregunta:
- ¿Para la pistola?
Como si estuviera poco ilusionada, oigo la palabra pistola con emoción y le digo asintiendo muy rápido:
- “Ssssssssssí!”- y añado, con tono de pardilla y sonrisa entusiasta- ¡es que es mi primera vez…!
- Dos euros.
- ¡Vale! ¿Puedo coger agua del baño para limpiar por dentro mientras termina aquel chico con la piiistoooola?
Las dos chicas se miran con cara de “a ésta de dónde la han soltado” y una de ellas me contesta que fuera hay una manguera con agua. Les doy las gracias y salgo. Voy hasta la esquina y miro una pared blanca, enorme… pero sin una puta manguera. A ver, Gato, en algún sitio tiene que estar. Relájate que pareces Paco Martínez Soria en la capital. Entonces veo ese cacharro, que pone con letra enorme “AIRE , AGUA” y me digo: ¡¡¡claro!!! ¡¡¡Lo usan los coches, además de la gasolina!!!
Lleno mi barreño y cruzo la gasolinera con él (20 metros se pueden hacer muy largos así) y cuando me acerco a mi trucu trucu, saco mi bote de amoniaco y mi jabón. Alma de maruja que tiene una. Trato de memorizar cómo limpia mi pareja su coche para no dar el cante y saco lo primero las esterillas.
Entonces dejan libre el túnel de la pistola. Aparto las afombras, el barreño, el amoniaco, y todos mis trastos para meter el coche. Penetro en la zona de operaciones con indecible emoción. Giro la llave para parar el coche y la saco y… ¡¡sorpresa!! El coche sigue en marcha. Sí, a él también le pasó una vez en su coche; la junta de la trócola creo que era. Para poder parar el coche, lo caló. ¡¡Venga Gato, si eso lo sabes hacer!! ¡¡Ahora queriendo!!
En fin. Con la pistola, más o menos bien, exceptuando el momento en el que casi me cargo la antena del coche con el cable…La peor parte vino cuando me acerqué a las aspiradoras. Una de ellas, la que me tocó a mí, no funcionaba mucho, que digamos, y cuando me pongo bajo el volante, descubro que mi coche “nuevo” tiene mierda a la que se le puede hacer la prueba del carbono catorce para datarla. Pelusas en cantidades ingentes que parecen estar a punto de adquirir el pensamiento simbólico aparecen por doquier (en un coche que no deja de ser una ratonera) y compruebo que en los pliegues del sillón hay una muestra irrefutable de que bajo esa pátina gris amarronada se esconde una tapicería. Vulgar, pero una tapicería. El plástico que imita a piel color gris perla de la parte de atrás de los sillones tiene chorreras marrones. El cacharrito dónde se engancha el cinturón de seguridad, al que he tocado por lo menos quince veces, tiene una costra sedimentaria que bien podría valer para una presentación de Ciencias naturales de 6º de EGB.
¡¡He estado conduciendo un cultivo de ácaros, arañas y bichos varios del cuaternario, esos de los que una vez pensaron los biólogos medievales que surgía la vida por generación espontánea!! ¡¡sin saberlo!! ¡¡durante al menos diez días!!
Después de pseudoaspirar el interior con dos euros más, desistiendo de la Karcher, a la que debía de haber atrancado algún pijo con todoterreno, opto por la solución doméstica de la balleta y el agua jabonosa con amoniaco. Cuanto más limpiaba, más mierda veía… Y yo pendiente de volver a las 15:30 para ducharme y salir pitando a trabajar de extra como camarera. Efectivamente, en los sillones va apareciendo el estampado geométrico de la tapicería, y sigo frotando con vehemencia. En un movimiento circular con la mano, presa del frenesí, el dedo anular de la mano izquierda choca contra el respaldo y suena “crack!!” Comprobé que podía moverlo, aunque me dolía como ese golpe certero en el codo, en el que momentáneamente se ven las estrellas. Bueno, termina un poco con el maletero y vete a duchar, Gato, que no llegas.
Mi dedo fue acercándose morfológicamente a lo que conocemos por una pelota de futbolín, poniéndose morado en menos de media hora. Llamé a mi hermana la enfermera. “Nena, que me voy a trabajar de extra y no puedo cargar platos en la izquierda. Díme qué me tomo para desinflarme el dedo, que así como se está poniendo, queda feo con la pajarita”. “Pues come bien y métete dos ibuprofeno de 600”. Dos yogures hicieron el papel de buena comida y luego busqué la droga. Una compañera de mi camarero llevaba las medicinas en el bolso (el bolso de las mujeres... cuánto daño nos hizo Mary Poppins).
Así que estuve 11 horas trabajando en una boda de una sevillana con un mallorquín, como un jabato. Ligué con un borracho, que cuando vió que se me estaba acabando el hielo, se ofreció cual osado jugador “Yo, si quieres, te traigo un iceberg”. Me lo quedé mirando y le dije: “Vale. Y luego, me lo picas”. Al cabo de un rato, después de dos o tres copas más (eran tres primos y se turnaban para pedir: dos barceló, uno con seven up y otro con cocacola y un ballantines con cocacola. Toda la puta noche pidiendo lo mismo) me viene habiendo sobrepasado su propio límite. Ya no traducía y me hablaba en mallorquín. “SSsrrrqqssss guappa, y ssi he ddde ddddirr, psss l el dicgj” Se me acerca como para saltar la mesa alta que nos hacía de barra y me coge la cara con un par de dedos. Me quedé mirándolo con tal estupefacción que dijo algo que yo interpreté como adiós, se dio media vuelta y se fue con todo su morado (a dónde estuvieran los primos potando, imagino). Mi dedo lo aguantó todo, toda la noche.
Al día siguiente fui a urgencias para que me inmovilizaran el dedo. Me han colocado una férula, con vendas y tal, que es un escándalo, y tengo que llevarla quince días. Conduzco mi coche semilimpio con ella, friego los platos con ella, como con ella, me tiro la comida sobre los pantalones con ella… Cuando me ducho me recuerdo a San Juan Evangelista, y se me hace tan complicado que tengo la sensación de lavarme por hectáreas. Y que nadie dude, en este momento, que el mayor mérito de este post es haberlo escrito evitando que la férula me teclee constantemente la zona del 2, el 3, la w y la e.
11 comentarios:
Lamento que se haya fastidiado el dedo y me sumo a su dolor y a sus molestias. Asimismo, le doy la enhorabuena por el diseño de su blog y le doy la bienvenida. Que sepas que me muero de envidia. Tu blog es más bonito que el mio.
Jajajaj! Muchas gracias. No pases pena, que un día nos ponemos a mirar tu plantilla; vas a flipar con mi método.
El dedo va bien mientras esté enferulado, quién lo desenferulará. Lo único es que, a veces, pongo el intermitente sin querer...
Querido gato: me sumo a la envidia que sinceramente ha demostrado Perlissima y exijo clases particulares para llegar a tener el blog más colorido y bonito del mundo, que no sé ni meter un link. Enhorabuena por tu blog y cuida ese dedito, aunque si lo miras por el lado bueno siempre puedes customizar tu férula con unos elegantes cristales Swarovsky y ser el gato más rutilante de la Isla. Kisses arrabaleros.
jajaja Mary Chirla yo creo que eso del blog nos viene la mar de bien para comunicarnos entre nosotras, y poco más. Somos el puto Eje del Mal, pero en maru.
Venga, yo quiero linkear, Miss Chershire, que tenemos que publicitar nuestros blogs. Por cierto, propongo que para linkearnos entre nosotras, en lugar de llamarse links se llamen: El Eje del Mal.
O triángulo de las vermudas (no shorts, vermudas, horribles, de faldapantalón..)
Hay algo peor y más ignominioso que una faldapantalón?? os dejo esta interesante pregunta para reflexionar el fin de semana.
Jo, gatito, felicidades por la inauguración del blog. Mola. Después de verte tanto tiempo comentando por la perrera me ha hecho mucha ilusión descubrir tu blog (por no decir la ilusión que me ha hecho comprobar que vives en Mallorca).
Y no, no hay nada más ambiguo que una falda pantalón. ¿Qué ese invento? ¿un pantalón con aspiraciones de falda o una falda con complejo de pantalón? Pero no seré yo quien diga nada, que mi adolescencia estuvo llena de esas prendas (era lo que se llevaba y una en la adolescencia está en una época muy confusa).
JAJJAJA! Gracias Misia.
Yo tuve una, la más horrible de todas, con una tela marrón cobrizo brillante, como de cortina.
Hay tanto que olvidar de los años en los que tu madre te dice con orgullo lo mayor que te estás haciendo y la ropa rancia que ya te puedes empezar a poner...
Mari chirla, hay algo que compite con dureza con la falda pantalón: los jerseys con dibujos hechos de punto. Yo tuve uno morado que me llegaba por debajo del culo, con un dibujo pixelado de un gato sobre unos tejados y la palabra LONDON, enorme, tejida en un hilo verde claro con brillo ala de mosca. Hay gente que todavía se acuerda de mí con esa estampa, porque como era largo... ¡¡¡¡me duró años!!!!
Oh gato, tu crimen fue acercarte al agua y recibiste un justo castigo por tal comportamiento antinatura.
El zaglosomovil es también blanco y me encanta lavarlo con pistola. Eso sí, los aspiradores me dan miedo, así que cuando necesita un lavado en profundidad lo llevo a un túnel especializado y me lo dejan como una patena, luego recorremos juntos carreteras secundarias para celebrarlo.
Gatooo! Qué blog más chulo!
Espero que tu dedo ya esté bueno, y espero la anécdota prometida sobre el mayor ridículo en cantidad y calidad.
Gracias Be, espero la ocasión adecuada para deleitaros. Es que por escrito se puede perder tanto...
Zagloso, gracias por la visita. No, si al final va a resultar que un monotrema y un gato tienen que ver más de lo que parece!
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