Mi vieja amiga yo
Al salir del coche el viento huracanado me despeina mi
coleta de pelo no-limpio de hoy que tanto trabajo me cuesta hacer.
Llego hasta
el metro, y mi vigilante barbudo y sonriente está inclinado, absorto en un
periódico gratuito sobre uno de los tornos de paso. Así que hoy no me ve, y no
me saluda sonriendo.
Continúo por las escaleras mecánicas, hasta el punto donde
se va a parar el vagón que mejor viene para salir, al llegar a la estación
donde me bajo para llegar trabajar. A menudo soy la primera del tren que toca
las escaleras mecánicas después de bajarse.
Me siento cerca de la puerta. Me pongo música en el mp3.
Algo movidito, que me despierte.
En la siguiente parada entra un señor. El viento no sólo le
ha despeinado, sino que le ha dejado
tieso en sentido contrario ese flequillo lateral que sirve para taparle (con
poca fortuna) la calva. El señor me mira. Trata de peinarse. Nada, el maldito viento
le ha dejado un plumero de pelo largo indomesticable.
Bajo la mirada para no azorarle más. Si fuera
suficientemente valiente me levantaría a decirle la verdad.
No se preocupe usted. La más patética del vagón, hoy, soy
yo.
7 comentarios:
Mujer, no seas cruel y dile lo que estamos pensando todos: si eres calvo, por lo menos llévalo con dignidad y ¡RÁPATE!
Oye, ¿y eso por qué? pues yo digo que no, que de eso nada. Espero que todo te esté yendo bien, un beso :)
Xisca! Que la semana que viene voy a ver a la Perli y otros, del lunes al sábado... ¿Podremos quedar a tomar algo?
Viviré en casa de unos amigos en Binissalem y el último día me voy para Palma... Pásame tu teléfono por el apalabrados, que no me suena que lo tenga, juas.
Claro! Vale, pues te lo paso!
¡Y una leche!
He dicho.
Idem al comentario del Anomalo
Por lo menos no se te vió una teta.
:-P
[Patética tú????, AMOS ANDAAAAAAAAAAA]
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