sábado, 12 de febrero de 2011

El trabajo nuevo

En noviembre me llamaron para hacer una entrevista. La cosa se alargó. Al final, mediado diciembre, deciden que me quieren. A media jornada, con un salario bajo. Qué le vamos a hacer, ¡¡Sí, quiero!!

Así que a finales de diciembre aterrizo. Es una empresa pequeña, treinta y tantos. Una gestoría desastrosa que, junto a los pocos escrúpulos de los jefes (tres miembros de la misma familia) hacen que las nóminas sean más ilegales que un chalet del cachuli. Y lo mejor, el perfil del cliente interno: soy la jefa de Recursos Humanos de Mercenarios Martínez y Asociados S.L. Como buenos mercenarios, son listos, saben sobrevivir y defenderse y son terriblemente desconfiados. Así que, por si acaso, sospechan que quiero joderles.

El mercenario presidente es un figura: nadie como él vende sus servicios a empresas del Ibex 35. Pasa de la sesentena, pero más sabe el diablo por viejo que por diablo, y Martínez es un tipo duro de pelar, con cuchillo gigante en el bolsillo interior de su traje de sastre a medida, con la capacidad de cargarse en un navajazo de ochenta folios al directivo más pintado.

Su hijo mayor, Martínez Jr, ha decidido combinar el oficio de criminal a sueldo con el de gestor de empresa. Gracias a él me he pasado un mes entero tratando de legalizar esas nóminas y aún no hemos terminado las de enero. El financiero y yo, para evitar que fuésemos pasados a cuchillo por la plantilla mercenaria, decidimos ingresar las nóminas como en diciembre, mientras la eliminación del fraude fuera entrando en la cabeza de los Martínez. Aún no está claro que lo consigamos, pero la cosa va bastante mejor que hace veinte días.

La hija pequeña es la responsable del departamento que más factura, el de Extorsión y Desvinculación de Empleados. No os imagináis lo que lucra asesorar y ayudar en la ejecución de proyectos a las empresas en este área. El caso es que la chica, con su carrera en universidad privada y su máster de escuela de negocios de precios astronómicos, es joven, presuntuosa, no tiene la mitad del talento de su padre y hace las veces de jefa sin haber sido nunca empleada de nadie. Pero su autoestima sobredimensionada le impide tener un ápice de humildad. Así que propone políticas de control y vigilancia exageradas para controlar el trabajo de los mercenarios, y provoca que el respeto que busca le sea denegado entre los empleados.

Un día me dijo, toda convencida:

- Un buen mercenario ha de tener capacidad técnica, habilidades personales y virtudes comerciales para ser un empleado completo. Nos gusta además que nuestros mercenarios sean jóvenes, tengan una buena presencia física y sepan tratar con clientes de alto standing. La verdad es que mercenarios así de jóvenes y buenos, como yo, somos rara avis.

Y modestos, muy modestos. Pero gracias a esa conversación, la hija consiguió su nombre bautismal en este blog: Raravis. Una niña pija, repeinada, no exenta del todo de talento pero excesivamente presuntuosa e inmadura.

Y ahí tenemos a un gato, rodeada de enemigos en una empresa de mercenarios, tratando de conciliar opiniones encontradas entre Martínez y sus hijos, luchando contra el fraude desde su pequeña parcela de acción y trabajando horas extras. Un día le proponen cómo arreglar la baja voluntaria de un mercenario que se marcha al otro lado del charco a probar suerte. Ya se sabe, en algunos puntos de latinoamérica un buen mercenario como Tulo puede tener muchos clientes.

- Bueno, sí arreglamos su baja como objetiva, porque no teníamos suficientes clientes que quisieran asesinar a sus parejas, tarea principal a la que se dedicaba Tulo, la mitad de su paga final la abona el organismo de impagos de Mercenarios. La otra mitad, le hacemos firmar como que se la pagamos y así el saca unas perras y se va contento.

Un gato les mira, alternativamente, a Martínez Jr. y a Raravis. Por fin les espeta:

- Sois unos piratas, lo sabéis ¿no?

Los hermanos se miran y sonríen.

Bueno, al menos son conscientes de que son unos piratas. Y no parecen querer despedirme por llamar a las cosas por su nombre delante de ellos, ni por cantarles un par de verdades. Incluso me hacen caso parcial cuando les pido mejorar cosas. Ya les he pillado el truco: cuando quieres cinco, y ellos te ofrecen uno, hay que pedirles nueve. Entonces dicen, "¿Qué te parece cinco? Ni para tí ni para mí".

A lo mejor, hasta consigo ir arreglando cosas y mejorar las condiciones de los mercenarios para que confíen en mí, sin conseguir al mismo tiempo que los jefes quieran despedirme.

O a lo mejor un mercenario entra un día en mi despacho para preguntar por unos atrasos y me parte la cabeza con el teclado inalámbrico. Vete tú a saber.

He estado muy callada, lo sé. Es que he estado un año y medio en paro, haciendo mil cosas pero sin un trabajo remunerado... y no tenía demasiado humor. Y para vomitar, mejor en el váter, algunas veces. También he pensado en que el blog se muere -nada de drama, estas cosas pasan; se mueren las personas que es mucho más grave y la tierra gira que te gira...-; en que Gato ya no es la que fue... que ha perdido cierta visión cómica de las cosas, la capacidad de sorpresa, y el impulso de escribir, porque no me parece que viva nada que merezca ser contado. Pero luego Rebi me dice que no debo cerrarlo, a algunos les cuesta mantener su blog vivo y algunos otros piensan incluso en asesinarse, como la Perli... y total, ésto está aquí, es casa de Hacha y de Sberrow también y no me cobran el alquiler en blogger.

Supongo que moriremos otro día, a lo Jeims Bon.

15 comentarios:

Somófrates dijo...

¿Pero cómo vas a perder visión cómica de las cosas viviendo con quién vives, muchacha...?

Gato dijo...

Es que él es divertido, y me hace reír mucho, pero soy yo la que se ha vuelto menos divertida en general...

_Xisca_ dijo...

Pues enhorabuena, a pesar de los compañeros y el jefe, y mucha suerte :)

Gato dijo...

Gracias Xisca, a ver si me dura... ¿y tú qué tal por la isla?

_Xisca_ dijo...

Pues nada, esperando a que empiece la temporada, al acecho. Supermercado u hotel, quiénes me cojan antes se me quedan :P

Gato dijo...

Así me gusta, dispuesta a vender tu alma al mejor postor, :P.

Mucha suerte, guapina, y al señor que vive contigo también. Disfrutad de lo bonito de la isla.

Adalias dijo...

Vaya, dos buenas noticias: tu trabajo nuevo y la supervivencia del blog. Me alegro por ambas. Infinitamente:)

Besicos!

Agora dijo...

Gato, la blogosfera sin perli y sin tí carece de sentido ¡no nos abandonéis a uestra suerte! Beso

Gato dijo...

Adalias, Püppchen... qué primores sois, jopeta. Con lo mal que se porta un gato con el blog...

Perlita de Huelga dijo...

Gatoooooooooooo!
Miau!

P.D. Perra, actualiza que no sé de tu vida. Y ya sabes que nuestros horarios apenas coinciden para hablar por teléfono.

P.D. 1. A mí casi se me muere la Perli pero hemos hecho tareas de reanimación. LA verdad es que ha habido mucho bloguero pegando puñetazos en el pecho: ¡Respira, respiraaaaa!!!!!

Perlita de Huelga dijo...

A todo esto, Gato, que aún no he podido leer el post entero porque es muy largo.
¿Por qué coño no te dosificas?
Si es que no falla: siempre tan excesiva!

Gato dijo...

Tú es que eres una amiga fiel y una lectora chunga, lo sepas, :P

Ya pasó. Más grave es lo tuyo que te sigue más gente, jejej.

Anónimo dijo...

Siempre hay tiempo para morir otro día . . .

mjjulieta dijo...

que no se te muere, tienes un arsenal de Martinez para alimentarlos.
eso sí, que te dejes sobar o no ya es decisión tuya.

un besi, gatito. te he echado de menos.

Somófrates dijo...

Meh. Son etapas. Yo hace unos años estaba convencido de que me había hecho viejo y se me había jodido el mojo del todo.

Hay que reajustar la lente, yastá.

El día menos pensado volverás a tener ganas de postear y de contar cosas.