Saludos desde Alienosa

Cuando Gatomán desapareció de la nave nodriza, supe, indudablemente, que las cosas sólo podrían ir a peor, al igual que también supe que el combate ya no sería tan divertido.
Agazapada en las sombras de la nave, intentaba pasar despercibida (lo cual no resultaba nada difícil ya que desde pequeña desarrollé una especie de autismo cíclico y voluntario), que me dejaran tranquila y sobre todas las cosas: sola. Funcionaba bastante bien hasta...hasta hace un par de meses.
A Mercenaria, en uno de sus arrebatos reorganizativos se le ocurrió que me vendría bien un poco de ayuda. De nada sirvieron mis "peros" ni mis "de verdad que así estoy bien"...puso cara de comprensora de la humanidad y decidió desde su magnificencia quien sería la elegida.
(Gato, te tocará a ti buscarle mote)
Yo ya la conocía. Sabía de sus mechas a lo Carmen Lomana, de sus bolsos de la Puri, y su vocabulario de alta sociedad. Sabía que lo nuestro no podría funcionar.

Llevo unos dos meses aguantando una media de 237 "gracias" y "por favores" por segundo. Cada vez que intento explicar algo sus pestañas perfectamente rizadas aletean, y yo me pregunto si algo dentro de esa cabeza exquisitamente peinada de peluquería ha entendido una sola de mis palabras.
Tampoco come, y ya os contará Gato su teoría sobre la gente que no come. Eso me pone casi más nerviosa que su sobreeducación.
Joder qué rara soy!
Creo que soy una prejuiciosa, y que realmente todas estas sensaciones me las provoca desde que me enteré que salía con PichaRosa, un antiguo compañero de Alienosa.

En fin, querida Jefa Gato, todo este rollo es para decirte que una de las cosas positivas de estar en el paro es no tener que reprimirse las ganas de vomitar cada vez que se entra a la nave nodriza, sobre todo cuando uno a su alrededor no ve más que alienígenas y vestigios de humanos que un día tuvieron cerebro y ya sólo les queda una cabeza rellena de logos pijos.

Como nota de esperanza: hay un grupo de insurrectos, reducidos, que pretenden golpear a la cúpula y hacerse con el control. La mano derecha de Mercenaria está tramando en las sombras un golpe de estado.

Gato, te echo de menos.