martes, 15 de septiembre de 2009

Los niños y los borrachos...

Ir con esta niña es un compromiso. Como madre, se sufre mucho, porque siempre supera las expectativas de cualquiera.

Por ejemplo, vamos en el autobús y le dice al conductor:

- ¡¡Claaaro, tú eres tan calvito tan calvito porque a los hombres se os cae el pelo!!

O delante de ese señor que se lo ha comido todo:

- Mamá, acabo de ver a un hombre embarazado...

A una señora de 1,55 metros y 70 años:

- Tú no eres tan grande, ¿no? ¿Cuando crezca me das tus tacones?

En la panadería la cosa se puso muy difícil:

- ¡Ditas! ¡Vamos a elegir un pastel!

- Pero...

- No, ven, ¡mira qué rico!

- Pero mami, es que...

- ¡¡¡Corre, ven!!!

- Es que...

- Que vengas y a callar.

- ¡¡Pero es que a ese hombre le faltaba una pierna!!

Al menos conseguí que el hombre no la viera agachada, cabeza abajo, buscándosela.

Otro día teníamos que visitar a una amiga:

- Ditas, ¿Te acuerdas que se murió el papá de mi amiga? Pues vamos a ir a ver a su mamá, para que se alegre un poco, que está triste.

- ¡¡Vale, y le digo que se ha muerto su marido!!

Afortunadamente no se lo dijo. Y afortunadamente algunas cosas sólo quedan en familia. Como el día en que acompañó a su tita Pan a un baño público. Como no se apoyaba en el inodoro, se quedó extrañada.

- Tita, ¿Por qué no te sientas?

- Pues -sonrió- ¡ea!

-...

-...

- ¡AH! ¡YA SÉ! - y añadió sonriendo y asintiendo con la cabeza - ¡porque no te cabe el cuulo...!

Mi hermana estuvo a punto de mearse fuera de la risa.

3 comentarios:

Gato dijo...

Con lo de la panadería me he acordado de Mateíllo cuando los cuidaba: "Gato, ¿por qué esa señora vieja tiene las cejas pintadas de marrón?".

La señora era vieja, pero de sorda no tenía nada. Cachenlosmengues.

Hacha dijo...

Jaaaaaaaajajajaja.Oye, qué bien te ha quedado el post, jeje

Gato dijo...

Shhhh, queda otro que HAS dejado programado. Petarda. A ver cuando te haces con el editor que no es tan complicao. :D