Por la almena
Estaba la princesa durmiendo como un tronco cuando de repente llamaron al timbre. Al despertar descubrió que ese timbre era el último nivel de decibelios que le quedaba por detectar, porque la maquinaria estaba a toda leche en el edificio de enfrente.
"¿Maquinas de disco, hormigoneras? No puede ser, los obreros empiezan a las 8 de la mañana... ¡¡Hostia, va a ser que es más tarde de las 8!!" y la princesa se puso en pié de un salto. El despertador a los pies de la cama arrojó la verdad luminosa y parpadeante: 08:44.
Pasó de la jarra y la aljofaifa para lavarse en sus aposentos, puesto que había dejado el carruaje mal aparcado la noche anterior (exactamente en el barro, zona de trabajo de los lacayos constructores), y abrió la almena para ver quién llamaba. Abajo, en la puerta de palacio, intuyó a dos obreros - es lo que pasa con las princesas miopes, que o se ponen las lentillas, o las gafas... o no ven a la gente; la intuyen-. Al ruido de la almena abriéndose alzaron sus cabezas:
- ¿Es vuestro ese carruaje, princesa?
- Ay, sí, perdónperdónperdón... es que, ¡¡me he quedado dormida!!
- Vos no os preocupéis, princesa, pero necesitamos colocar nuestro camión grúa en el lugar donde ahora reposa vuestro carruaje y necesitaríamos que lo retirara...
- Es que... jo, ¿Puedo vestirme y en media hora retirarlo?
Los obreros se miran. Murmullan algo. Vuelven a levantar sus cabezas y uno de ellos dice.
- ¿Quiere vuestra merced que movamos el carruaje nosotros?
- ¡¡Vale!! - la princesa desaparece de la almena y sus pelos revueltos regresan enseguida sacando medio cuerpo por el alféizar. Un obrero hace cuenco con las manos y la princesa, que no tiene pelo para hacer una trenza tan larga y atar la llave en un lacito de raso al final de la misma, arroja la llave del carruaje estilo "alerta que te rompo un diente como sonrías".- ¡¡Muchas gracias y disculpad!!
Media hora más tarde la princesa bajó, portátil en mano, con zapatos de tacón y saludando cual cortesana en cabalgata.
- ¿Perdón, la llave?
Un obrero se asomó al primer piso y le indicó:
- La encontraréis en el dintel de vuestra puerta, princesa. Vuestro carruaje está al fondo, a la derecha, bajo un algarrobo.
Jo, es lo que tiene ser princesa. Vive una en un carrusel sólo por despertarse tarde...
7 comentarios:
A mi ese intrusismo laboral me parece fatal, las princesas tienen que princesear, nada de conducir sus propios carruajes ni nada, solo faltaría que os dedicaseis a despedir a los guardia real fuetera y montaseis vosotras guardia en vuestra propia puerta o algo similar.
La princesa no se levanta tarde, es el mundo el que madruga demasiado.
Salud.
¿Y si se hubieran largado con el coche?
hola princessscat guapi:
paso de nuevo por aquí.
menos mal que te ha salido bien la jugada.
saludos.
Rebi, es que ésta es una princesa poco convencional y le mola ir al volante... Nada que ver con un conductor de carruajes tradicional, pero vamos, que ella lo pasa bien y se va llevando de copiloto al primer plebeyo que se encuentra para que la indique los caminos con el dedo...
Céfiro, tú sí que sabes...
Jezabel, Mjjulieta... mujeres de poca fe... ¿no véis que sin fantasía se vuelven los cuentos tristes? Además, ¿y la emoción... cuando uno corre el riesgo? A veces merece la pena jugársela, aún con el riesgo de hostiazo... :)
Hombre, los GPS (Gañan Pointing Shorbo) son plebeyos muy cotizados, no me extraña que pilles al primero que te encuentres :D
Jajajaj, pero mira que eres idiota!
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