domingo, 11 de mayo de 2008

Días extraños

El cielo se está derramando todo el fin de semana. Debe ser por éso que me ha entrado un ataque de melancolía y se me han quedado los pulmones pequeños, y tengo una perspectiva inquietante de las cosas...

Anoche fuí a cenar con mis nuevos compañeros. Después de eludirlos un par de ocasiones no podía dejarlo más. Y no estuvo mal, aunque recordé por qué no me mata salir. Si estoy en un garito me entra complejo de antropóloga, y no puedo dejar de mirar a la gente como si yo perteneciese a otra especie animal. Y observo sus atuendos, y sus expresiones, y su puesta en escena de sábado por la noche y me siento rara.

Y algo rara sí que soy, y sé que mis compañeros lo notan, y me observan con una mezcla de atracción y desconfianza, porque soy distinta. Un perro viejo (al que mantengo pendiente de juicio desde hace semanas) me lanzó un piropo al primer gin tonic:

- I saw you in the meeting yesterday... and I could see that you are a very straight person. I like you.

"By the moment" pensé yo. Pero él insistió, supongo que por mi falta de entrega ante los halagos. Y también me dijo que tenía la sensación de que yo le veía a él, y sabía quién era, pero él no me podía ver a mí. Y éso fortaleció la idea de que soy distinta, y que ellos saben que soy distinta. Así que me envolví con mi capa de la invisibilidad y me pasé la noche agazapada y con los ojos abiertos, con la sensación de que el alcohol siempre me afecta menos que a la mayoría, y esperando al momento adecuado para volver a casa.

Cuando salí de aquel sitio habiéndome despedido cordialmente, después de varias horas de aguantar música tremendamente mala, rodeada de distintos europeos con los que poco o nada tengo que ver, me esperaba la poesía.

En la esquina de la calle, frente al paso de peatones, había una chica esperando algo. Alta, minifalda minúscula, piernas elegantes pero recias, cuerpo elástico y generoso y ojos alertados mirando a través del suelo, componiendo un gesto de gacela que ha oído moverse la hierba. Era una belleza negra disfrazada de puta rubia, pero había algo de cachorro en su mirada que le disculpaba el atuendo.

No hay nada nuevo desde el tiempo en que salía de noche.

Y no sé si son los días... o la extraña soy yo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo apenas salgo por la misma razón, aunque no creo que a nadie le importe lo bastante como para reflexionar acerca de si soy o no "especial".
un saludo

Corresponsal en Palma dijo...

real como la vida misma... ya no hay nuevo bajo el sol, o más bien bajo los focos de las discotecas.

supongo que uno de las señales de que t haces mayor es cuando te das cuenta de que disfrutas más la cena y la larga sobremesa que las copas de después...

querida_enemiga dijo...

para día extraño, el día que posteas...

ji ji ji...

actualiza máaaaas! que se te echa de menos, reina...

Gato dijo...

Criaturilla, no me tengo/enen por especial. Que soy la rara... ;P

Corresponsal, somos mayores. Pero es que son mejores las cenas y las sobremesas que las copas en garitos infectos...

Querida, es que estoy un poco p'allá. Y a veces no sé si es mejor callarme (bueno, no teclear...)