martes, 8 de mayo de 2007

Surrealismo religioso

El sábado pasado salí de darme un masaje con Chan, y como Xau había venido conmigo para hacerse otro e iba después, me dí un paseíto al centro de Manacor para tomarme un café.

Cuando salgo de Chan tengo el cuerpo ligero, con los hombros relajados y el cuello flexible. Me da igual lo que me digan. Estoy tan tranquila que me deben tomar por gilipollas. Y de ahí supongo que vino el incidente.

Me senté en una terraza. La camarera me preguntó "Qué vols reina?" y yo supe que se había dado cuenta de que estaba como una reina, la puta reina del mambo con mi cuerpo relajado al solecito de las 11 de la mañana en aquella silla de lona en su terraza. Café con leche, qué más quiero. Y le dejé propina, y me fumé mi cigarrillo como si fuera un porro, y miraba a la gente de alrededor como si fuera una niña de parvulario. No es mucha acción para un post, lo sé , pero lo cuento porque es bastante descriptivo de mi estado: acarajamiento supremo.

Entonces terminé y fui de vuelta a la casa de Chan para recoger a Xau; y pasé delante de la iglesia. Es grandecita, y tiene pinta de catedral gótica, así que decidí entrar a verla.

Y allí andaba un gato, paseando con cara de pacifista y las manos entrelazadas en la espalda. Estaba dispuesta por el cuerpo central y los laterales haciendo un porticado de capillitas, cada una con su retablillo, su talla, su santo particular... me llamaron la atención una especie de virgen muerta, que yo pensé," la virgen no es, que no la diñaba, que subia al cielo con el cuerpo intacto". Y luego el altar con una piedad con dos ángeles muy chulos. Y cuando estaba dándo la vuelta me llamó la antención una estancia contigua, de la que partían unas escaleras, con un montón de cuadros. En ella había un par de trajecitos de raso blanco enmarcados, con pedrerías y dorados, como de niño jesus o de bautizo de un príncipe. Así que pasé a curiosear.

Allí me encontré con una leyenda en una lámina:

"Había una vez un barquito que venía por la isla, que nadie sabía de dónde era ni a dónde venía, sólo que navegaba hacia poniente. Y traía dos grandes obras de arte y una campana para cualquier iglesia importante de Mallorca. Entonces, fíjate tú, que se lía una tempestad de puta madre y el pobre barquito a puntico estaba de naufragar. En aquella desesperada situación..."

Y ya no sé qué coño pasó con el barquito. Porque entonces entró un señor al que había visto hablar con otro fuera. Tenía unos cincuenta, o cincuenta y pico de años, los ojos claros tras las gafas, recio... estatura común, gordura común, cara común... fácil de olvidar o confundir con cualquier otro hombre de su edad. Interrumpió mi apasionante lectura:

- ¿Eres extranjera?

Estaba leyendo la historia en mallorquín. Aún así le contesté.

- No, soy española.

- Vienen muchos extranjeros...

- Je, imagino...

- ¿Y has venido de vacaciones?

- No, vivo aquí.

- ¿Aquí en Manacor?

- No, en Palma.

- Err, vaya, ¿Y cómo es que todas las mujeres bonitas se van a Palma?

- Pues no sé, gracias, supongo que por el trabajo. De todos modos es posible que me vaya a vivir a un pueblo, me gustan más que Palma.

- ¿Y Manacor?

- Mhhhjijij...- Manacor es de lo más feíto que hay en Mallorca. Pero un pueblo feo, feo- Bueno, pudiera ser, auque no creo...

Se me acerca peligrosamente. Mientras continúa con la batería de preguntas, atención, empieza a acariciarme el brazo. Yo voy dando pasitos hacia atrás evitando el acercamiento, pero sigo con mi acarajamiento pos-Chan y me da igual todo.

- ¿Y por qué has venido?

- Pues... hay un señor que da masajes, y he venido a hacerme uno, ahora espero a un amigo al que le tocaba masaje después.

- Un amigo... ¿Amigo... o amigo-amigo?

- Jajajja! Amigo-amigo.

- Será amigo porque tú quieres...

- Sí, bueno... también puede que influya que a mi amigo le gustan los hombres.

- ¡¿Qué?!

- Pues - tenía sensación de travesura de hablar de homosexualidad en la trastienda de una iglesia- que a mi amigo le gustan los hombres, que es gay.

El tipo se ríe escondiendo la cabeza entre los hombros, como un movimiento como de pato.

- ¿Quieres - y me señala las escaleras arriba- que te enseñe el Santo Cristo?

- Pues, ya voy tarde... tengo que ir con mi amigo -el Santo Cristo, el Santo Cristo, tú lo que me quieres es enseñar otra cosa, cabrón...

- ¿Eres católica?

- Pues, regular - se siente- la verdad es que la iglesia...

Chasquea la lengua...

- Pero cómo es posible... es que tienes una cara... porque mira que eres bonita. Y buena.

- Déjelo ya, por favor...

- Y que eres de buena - intensifica el acercamiento y las caricias en el brazo.

Entonces se adopté la táctica anguila, sorteando su cuerpo orondo y escurriendo mi brazo entre sus dedos, que no me asían con fuerza pero me apresaron como un anillo por el que tuve que robar mi propio brazo- que momentaneamente no me perteneció- hasta la muñeca. Seguía relajada (para que veáis el poder de Chan), cuando el tipo empezó a requebrarme más:

- ¿Volverás? ¿Volverás algún día? - ansioso- ¿Podremos vernos? ¿Vendrás?

No podía dar crédito. Así que sonreí atónita y salí diciendo divertida:

- Que me dejeee!

Al salir de nuevo al sol la incredulidad me mantenía sonriendo. Sólo me vino un pensamiento a la cabeza: espero que ese capullo no fuera el párroco.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues deja mal cuerpo hasta leído por aquí. Una cosa es que no hagas ni puñetero caso a un baboso callejero, y otra una casi encerrona de esas que es hasta denunciable. ¡Qué bárbaro!

Gato dijo...

Martínez, el Santo Cristo que me quería enseñar... Y yo empanada por el masaje...

Anónimo dijo...

Sinceramente hay cosas que uno creía que ya habían pasado a la historía. Cuando lo de Santo Cristo debías haber seguido tú con la eucaristía y haberle dado dos hostias. En fin. Más vale que sonrías, sí.

Achab dijo...

Yo creo que era el sacristan rijoso, que tienen mucha tradicion.

querida_enemiga dijo...

Me juego lo que quieras a que sí era el párroco.

Be dijo...

También podría ser mi tío Jeffrey...

Kaoru dijo...

Un día en el colegio (de monjas) tuve que rescatar a mi mejor amiga de los brazos del cureta, que la tenía acorralada en la pared mientras la acariciaba el pelo. Así que no, no descartes que pudiera ser el párroco... por desgracia para las parroquianas.

Gato dijo...

Kaoru, qué fuerte tú. A mí me han contado historias de los curas con los chicos, pero hace muchos años de aquello. Un amigo, Txema, me contó que a él le dijo un cabrón en el oratorio "ahora ofrécele a dios tu desnudez" y el se largó cagando leches. Ahora, nunca recibió los caramelitos que otros niños más dóciles...

Be, post sobre el tío Jeffrey, mujer...

Querida, Achab... yo no sé. En cualquier caso era un desgraciao.

Martínez, a veces la sorpresa es tal que te paraliza. En este caso estaba empanada, pero en otra ocasión una mujer loca me zarandeaba, y lo único que me salía a mí era "pero, ¡¡¿¿qué haces??!!"

Be dijo...

Gatooooooo! Que has estado ausenteeeeee! Y yo pidiéndote ayuda como una desesperada!

http://quedateadormir.blogspot.com/2007/03/el-to-jeffrey.html

Gato dijo...

Ay, pobre, que no te oí gritar...

Al tío Jeffrey creo que hay que decirle que está muy mayor para tí, que se va a llevar un sofocón muy gordo...

Be dijo...

Jo, Gato, ya sabía yo que tú ibas a dar con el punto justo. En breve tengo una comunión en la que pienso seguir tu consejo. Ya te contaré.