lunes, 11 de diciembre de 2006

Gatochapuzas

Me ha poseído el espíritu creativo. Tengo ideas a punta pala en la casa, y algunas -no todas- las llevo a término. Por suerte para Perlita hay ocasiones en que los obstáculos son suficientes como para evitar que lleve a cabo algunos proyectos.

Idea 1: arreglarle la lámpara de pie a la Perli. La enchufé, petó, se bajaron los plomos y cuando encendí la otra luz ví que el cable se había partido. Bien es verdad que era finísimo y muy viejo, pero... se había partido, debía estar roto y hacía conexión. Compré un alargador para usar el cable con el enchufe- qué cosa más tonta, no había cable suelto por metros y enchufe aparte- y restauré, no sin dificultad, el mecanismo eléctrico de la lámpara. Después me encontré con unas luces de navidad rojas llenas de glamour y me dije: ésto es digno de la Perli. Y alambre verde de las plantas. Y papel gvarro de pintar acuarelas. Y TATACHÁN!!!: tenemos lámpara nueva. la pantalla me ha quedado un poco descompensada, es lo que tiene el método de ensayo y error, pero... para ser la primera versión no está mal. La mejoraré.

Idea 2: Esta idea requiere de una breve presentación. Perlita salió de su despacho y entra en la cocina con un machete chuletero en alto, y me pregunta:

- Gato... ¿Tú tienes algo que decirmeeee...?

La Idea 2 era llevar el armario del trasterito de la cocina al despacho de la Perlita, que lo necesita. Es un armatoste de un metro ochenta de alto, por unos dos metros de ancho,por ochenta de fondo. Un gato es nocturno, y se me ocurre moverlo a las 23:00 horas. Muy despacito, eso sí, para no molestar. Sacarlo por la puerta del trastero hasta la cocina es pan comido. Veinte minutos. Tiro, empujo, empujo, giro, tiro y... de repente estoy encerrada en el trastero. Rodeo el armario y pienso si me subo al techo para pasar rozando el dintel de la puerta y seguir girando y tirando desde la cocina. Pero... El armario está hueco. Dividido en dos, con un panel fijo en medio y puertas correderas a los lados, que dejan un hueco de unos 70 centímetros de ancho ... empujo hasta que el hueco del armario está justo en medio del marco de la puerta, me cuelo por un lado y salgo por el otro. Agradezco mi delgadez temporalmente. Sigo tirando y ¡TATACHÁNNN!, el armario está en la cocina.

Tiro, empujo, tiro, empujo, giro, aparto la basura, las sillas de la cocina, la escoba, tiro, giro, empujo... La puerta de la cocina al pasillo. Giro, empujo, empujo, empujo... Y estoy encerrada en la cocina. No importa, en la cocina hay víveres, el aseíto está que da miedo de mierda que tiene, pero si me pongo nerviosa hay una bajante, que es de agradecer.

Lo que... después de este esfuerzo físico... igual me viene bien una cama. Pero el dilema ya estaba resuelto de antes y conocemos el proceso: hueco del armario a mitad del marco de la puerta. Pero esta vez da con la puerta de la cocina y hace un ángulo obtuso, con lo que mi delgadez se vuelve insuficiente. Me raspo la cabeza y no paso. No basta la mitad. Así que tengo que tirar un poco y hacer el hueco del lado de la cocina más ancho. Entro en el armario y saco una pierna al otro lado. Me agarro al marco y empujo a la pared. Me doy cuenta de que me he dejado la pierna en el otro lado y me la voy a aprisionar. Pierdo la zapatilla en la estrechez al replegar la pierna atrasada en el armario. Me descojono de risa, Perlita no soportaría esta situación, y seguramente se agobiará sólo de leerla. Empujo más y salgo. Triunfal, tiro del armario hacia la puerta del despacho, que está enfrente justo, pero en diagonal.

La anchura del armario es justa para colar por la puerta pero no para girar. Mierda. Me sobran 15 centímetros de armario. ¿Y si lo ladeo para que el ancho de la cornisa me permita girarlo? Pesa que te cagas, pero igual, como lo apoyo en el marco... Lo rasparé, pero en realidad rasparé los tres centímetros de exceso de pintura con el que está lacada la puerta. Qué bestias pintando, tú. Parece gotelé, de las chorreras que han dejado. Miro la cornisa, el marco de la puerta del despacho, la cornisa de nuevo, e imagino que esa cornisa irá mirando a la pared... Vamos, que no tiene por qué verse. Imagino el giro del armario sin una esquinita de la cornisa y... entraría por la puerta del despacho. Necesito un machete. Que está... ¿dónde?


¡¡PREMIO!! ¡¡EN LA COCINA!!


Entro en el armario y vuelvo a empujar hasta que el ángulo obtuso de la puerta me deja entrar en la cocina. Recupero mi zapatilla. Elijo el machete viejo. Por si las moscas me subo en el otro lado del armario y analizo la posibilidad de desmonte del armario. No hay posibilidad. Entro en el armario con el machete. Empujo hasta que consigo salir por el otro lado. Calculo, machete en mano, cuánto de cornisa voy a cortar. Entonces entro en el despacho y muevo imaginariamente el armario con la cornisa rota hasta que me doy cuenta de que, para continuar con el viaje, después de la cornisa tendría que hacerle una barriga hueca en todo el medio del armario. Vamos, que no va a poder ser aunque salve ese primer obstáculo. Ya he pensado con el machete en la mano (como los simios) y he descubierto que no va a funcionar. Frustrada, lo dejo encima del escritorio de la Perli, inconsciente de su posible interpretación por parte de la misma. Suspiro. Se acabó la aventura. ¿Se acabó?


NO. Hay un hermano pequeño de ese armario en el trasterito de la cocina. Si no puedo traer el grande, vendrá el pequeño. Como que me llamo Gato. Me meto en el armario, empujo, salgo por la cocina, voy al trasterito y cuando muevo el pequeño me parece una caja de fruta, de lo poco que pesa al lado del otro. Lo saco a la cocina y lo dejo apartado junto al fregadero. Miro al grande. Joputa, ahora padentro otra vé. Tiro,vibra, tiro, giro, los vecinos me van a odiar pero yo acabo esta noche por mis santas narices. Una pata cede y el armario está a punto de caer. Me pasa dos veces más. Debo arrastrar despacio pero sin levantar, para que la pata no se caiga. La he tenido que poner varias veces ya y me cuesta mogollón. Por fin el grandote está en el trasterito y el pequeño en el despacho de la Perli. Sólo son las 00:45.


Pero se me olvidó una prueba de mi delirio tetris doméstico: un machete en el escritorio. Mecachis.

9 comentarios:

querida_enemiga dijo...

eres la mejor!

Gato dijo...

Querida, esto es delirante y lo peor: es verídico.

Anónimo dijo...

Mira, por que la terraza es maravillosa, que si no, ya había cogido la puerta y sin mirar atrás!

Está fatal, Querida Enemiga, está dfatal.

Be dijo...

Gatito, quiero hacerte cosquillas en la orejas hasta q ronronees. Me has puesto de taaaaaaaaaaaaan buen humor...

Gato dijo...

Guapina, te espero en la posada blogger con las orejas gachas esperando tu mano...

Anónimo dijo...

Jajajaja Be, te esperamos en la posada blogger para hacer unos apañitos. Ya sabes: mover armarios, colocar cortinas, una manita de pintura...

Bueno, aunque no hagas nada, serás siempre bienrecibida, pero eso no se lo podemos decir a todos, que se nos malacostumbran...

Eva Luna dijo...

Jajajaj tia, estas fatal. Lo del momento muevo-empujo-giro-entro-salgo, me ha conquistado ( como los ferrero rocher)

Bueno y como queda el armario pequeño pues?
:p

Gato dijo...

Pequeño.

Jo, pobre Perli.

Bienvenida Eva Luna, quédate a dorm... ay coño, que esto no es aquí. Te pases cuando quieras, iba a decir.

Be dijo...

Niñas, encuantohagasolytengadinero me tenéis ahí. Os ailoviu mogollón. (Estoy tontísima en plan más de lo habitual, creo que son las endorfinas).