jueves, 2 de noviembre de 2006

Estamos ahí...

- ¡¡Hombreeee!! ¿qué tal está usted, señorita?
- Hola, corazón.
- Bueno, tenía ganas de oir tu voz... ¿qué te cuentas?
- Nada, ¿qué tal tú?
- Pues aquí, tranquilo, con una cervecita y un libro. Estás muy callada. Cuéntame, cómo te va...
- Pues... a ver... por dónde empiezo... Espera, que cojo una cerveza y bebo contigo.
[...]
- Tío, no te oigo bien.
- Yo sí te oigo.
Me despego el teléfono y compruebo mi cobertura.
- Yo tengo todas las rayas, eres tú.
- A ver, déjame que compruebe mis rayas - pausa- Mis rayas también están bien. Tenemos bien las rayas, jajajaj.
- Payaso.
- Borde.
[...]
- Pues me he pegado un corte de pelo, que ya verás. Me he pasado.
- Pero es que eres tonta. ¿Tú por qué no te dejas el pelo como a mí me gusta?
- ¡...!
- Sí, cuando te hacías esa coletilla, que se te escapaban los pelos...
Ah. Se refiere a cuando tenía seis centímetros más de pelo y me ponía una goma para hacerme una coleta que parecía una escobilla del váter antigua.
- Déjatelo.
- Pero tío, si no tengo pelo para dejármelo crecer.
- Eres tonta. Prométeme que te lo vas a dejar largo.
- Te prometo que lo voy a intentar.
[...]
- Pues Andrés está jodido. Está encerrado en casa, todo el día drogado, que lo tienen de pastillas hasta arriba, con un pedazo de brote que te cagas.
- Tío, eso era previsible. Lo han llevado mal. Cuando el Andrés empezó con aquella paranoia, yo lo dije. Esto son delirios paranoides. Es esquizofrenia. Yo lo discutí con su hermano y me dijo que no era problema suyo. Conozco a la familia y sé lo que ha pasado.
- Ya, pero es que tendrían que haberlo llevado a un psicólogo o lo que fuera.
- Pero a ver, tío, ¿A Andrés lo han diagnosticado ya, o no?
- No sé, yo le pregunté a su hermano y me dijo que no lo sabía. Que le preguntaría a su madre.
- Pero qué egoísta ha sido siempre. ÉSO es lo que ha pasado. Su padre es como él. Su madre habrá discutido un poco, y como ellos han dado la espalda, al final ha cedido. Una esquizofrenia hay que tratarla, con medicación, desde el principio, y controlarla. Ellos han dado la espalda al problema y han permitido que ahora tenga un brote brutal. Porque mientras giraban la cara, se sentían más seguros. Me da pena, pero no es mi responsabilidad. Porque hace ya cinco años yo discutí con su hermano y , ¿qué hizo? volver la cara.
- Ya. La verdad es que yo lo paso mal. Porque le llamaba para salir, y no se comportaba, y era desagradable. Al final, he pasado. Es triste.
- Ya, pero no es nuestro problema. Su familia no ha asumido el hecho, y ahora...
[...]
- ¿Sabes que el Pacho ha vuelto?
- ¿Sí? Sabía que quería volver, pero no que lo hubiera hecho ya.
-Pues aún no tiene trabajo, desde que volvió de Londres, y está en casa, encerrado todo el día, deprimido.
- Joder. Antes de irse estaba igual. Joder.
- Sí, no sabe qué hacer con su vida.
[...]
- Me llamó el Medi, cabreado. Que nadie iba a verle, que estaba enfermo de los pulmones... Luego ví al Pedro y me dijo que a veces se iba con ellos, a meterse. Lo que tiene es tuberculosis, y mientras él se queda en casa, y se mete, la Lucía currando como una burra.
- Tío, ella es carne de cañón. Lo ha sido siempre. Y lo sabes. Ahora pasa lo que todos temimos en algún momento.
- Sí, pero ella no se merece eso.
- Ya, pero no hace nada. ¿Sabes que es lo mejor que podría pasarle a ella? [...] Es duro, es cruel, pero es así, tío.
- Decir eso es muy fuerte.
- Lo sé. Me estoy volviendo muy dura. Pero ella no le dejará jamás. Y le va a destrozar la vida. El otro no va a dejar de meterse ni le va a dar nada mejor. Yo es que no lo entiendo, yo no me drogo para olvidarme de las penas... es un camino equivocado. Qué quieres que te diga.
- Ya, si te deprimes más. Al día siguiente estás hecho polvo.
- Una resaca de alcohol, vale, y tampoco cada día ... no sé, que la gente no madura, no lo entiendo.
- ¿Vas a llamar a la gente?
- Tengo que quedar con Davili, que hablamos, pero el resto, no sé. Primero tengo que estar con mi familia, que hace falta. Ya veré, si tengo tiempo.
- Ya, si tal y como está el patio...
- Bueno, no es eso. Es que tengo que estar con mi familia. Después, ya veré.
[...]
- Pues eso, es que es complicado. Ella no se atreve a tomar la iniciativa, y yo ya estoy esperando demasiado.
- Tío, eso... ¿no te suena?
- Ya, pero es que ella no es capaz.
- Ya, pero luego de que ella sea capaz, si lo es alguna vez... ¿qué? Yo, hijo, a mí me pasa que lo intento hasta que ya no puedo más. Y lo intento, y me he dado cuenta de que soy fuerte, y flexible. Y a veces hay que separarse, mirar con perspectiva, y poder decir hasta dónde merece la pena seguir intentándolo... dejarse el resto.
- Ya, yo estoy ahí, aguantando. Pero ¿qué os pasa a las mujeres, que no os atrevéis a tomar la decisión? Mira tú, cuando terminaste con D... cortaste y punto, ¿y ahora?
- Ahora, corazón, tengo una deuda de tropecientos mil euros en el banco. No es... exactamente igual.
- Ya pero...
- Tropecientos mil, he dicho tropecientos mil.
- Hostiá. Ja. ¡¡¡Jajajajaj!!! Me has animado. Estás más jodida que yo.
- ¿Serás hijo puta?
-¡¡¡Jua jua jua!!! ¿Sabes que te digo? que la voy a llamar ahora mismo y se lo pienso decir.
- Ahora no la llames, tarde y borracho, que no te va a tomar en serio. Mañana, despejado y con el café puesto.
- Jajaja, no estoy borracho, hombre, que sólo llevo tres.
- Bueno, pero hay que decir las cosas bien.
- ¿Y cuándo vienes entonces?
- El diecisieeete.
- ¿Qué vamos a hacer ese sábado?
- Pues, no lo sé, porque no sé que nos tienen preparado, pero probablemente vamos a un karaoke.
- ¿¿¿Un karaoke??? Jajjaj, quiero oírte cantar. Y si me emborracho, igual canto contigo.
- Sabes que canto como el culo.
- ¡Eh! Pero no me dejes tirado con tus amigas, y te pongas a ligar con un repeinado.
- ¿Te he dicho ya que me toca temporada de relax, con los hombres?
- Ya, pero como me dijiste que no ibas a tener mucho tiempo para mí.
- Te dije que no iba a tener tiempo para tí en exclusiva.
- Bueno, pues eso. Oye, tus amigas... ¿están buenas?
- Pero qué alcornoque eres. No son de tu estilo. Déjamelas tranquilas.
[...]
- Oye, que me alegro mucho de haber hablado contigo, pero... que debes tropecientos mil euros en el banco, y me acabo de acordar que has llamado tú, jajajaj.
- Éste último minuto ha costado el triple. Bueno, ya quedamos en Madrid.
- Un besazo, guapetona.
- Un besazo, corazón.
Tengo la oreja ardiendo. Suena la batería del móvil. Coño, si lo tenía cargado. A ver... registro de llamadas... duración de última llamada... hostiá.
01:02:20
Algún día Movihtar me regalará un móvil. Digo yo.

4 comentarios:

Perlita de Huelga dijo...

El Prins? El famoso Prins estará en Madrid??? Ay, este si que me da miedín.

Pos eso, chica. Coge fuerzas con Mami, que te achuche mucho y comas tapas y esas cosas.

Te dejo que voy a hacer la maleta (esta vez si que es de verdad)y a fregar los platos. Que si no me crían en el fregadero y cuando venga me presentarán a sus hijos.

(¿Te puedes creer que estoy agobiada por la vuelta, porque me han dicho que es easyJet, aerolínea de bajo coste, que reduce gastos en la revisión de costes de seguridad y mantenimiento, que tiene azafatos preadolescentes que sólo hablan inglés y que no me entendrían si les grito "socorro, que me ahogo"??? Si seguro que los aisentos están pegados el uno al otro e iré sentada con las rodillas en las orejas!!!!






Mierda de imaginación.

Gato dijo...

La capacidad expresiva de tus ojos bastará para que los azafatos preadolescentes abran la puerta del avión y se escondan detrás, como un burladero, mientras sales con las manos en alto gritando "¡¡ESTO ES EL FIN DEL MUNDO!!"

Anómalo dijo...

En cualquier caso, acuérdate que la mascarilla de oxígeno es para ti.

axhwsc

neblina dijo...

Ay que bien os lo vais a pasar, ya verás como vienes super animada!

zyxgu