viernes, 20 de octubre de 2006

30 años de hostelería.


- ¿Te acuerdas cuando se cayó el niño en el Bahía?

- ¿El del balcón?

- Vaya-
el director general, Darío, se vuelve hacia Gato
- tú sabes cómo son los balcones del Bahía, que hacen una diagonal...

El perfil de ese hotel es como una pirámide discontinua por los huecos de la balconada.

- ... pues unos niños estaban jugando, y se ve que uno de ellos se subió a la barandilla, y se cayó. Con la suerte que era un niño chiquito, tendría unos siete u ocho años, y se coló por el hueco, que hace unos cuarenta o cuarenta y cinco centímetros, y había una colchoneta de playa. Y no se hizo na. Paberse matao.

- Es que los padres los dejan solos... éstos guiris son así, no se preocupan de sus niños. Yo me acuerdo en el Marina que una ve...

- Y otra vez aquí, en éste hotel, que había un niño... no se me olvidará la cara de ése niño en la vida. Era un niño chiquito, de unos tres añitos, y se ve que gateaba y el hermano le cerró la puerta y le aplastó los dedos. Me acuerdo que me lo llevé al hospital de Alcudia y allí la madre desmayada, el padre mareado fuera, y yo cogiendo al niñito que lloraba y lloraba mientras el médico trataba de unir la carne al hueso, que se le había descolgado en el dedito que tenía peor... Y yo lo sujetaba y besaba, como si el niño fuera mío. No se me olvidará la cara de ese niñito, y sus deditos... Pues... esto pasó sobre las nueve o diez de la noche. ¡Y la guarra de la madre, al día siguiente, AL MEDIO DÍA!! Que no habían pasao ni veinticuatro horas, me la veo aquí delante del hotel, en la playa, ella tomando el sol, y EL NIÑO JUGANDO EN LA ARENA, CON EL DEDO LLENO DE MIERDA, SIN VENDAR. Que tenía el dedo sucio, en la arena... ¡COMO UNA ALCACHOFA! Yo no sé... a ése niño se lo llevarían para Inglaterra y le amputarían el dedo, digo yo, porque hay que ver.

- Pues a mí no se me olvida uno que entró una vez en el servicio, todo borracho, y se calló con la mala suerte que dió en el dispensador metálico del papel y se cortó la frente. La que se armó. Yo que me tuve que ir con él a que lo cosieran, y le estaban dejando la frente como un camaiot...


(Inciso: os presento presento un camaiot, pero no he encontrado una foto donde se vea el cosido artístico)







- ... así que yo me tuve que salir, porque me estaba poniendo malo... Y qué borrachera asquerosa llevaba el tío.


- Y no te acordarás tú... ¿Te acuerdas del tío que se sentó en la máquina y partió el cristal?


- ¡¡El alemán gordo!!


- ¡¡Ése!! Se cogió el muy tonto y se sentó en una de las máquinas grandes, de bolas...-
mira a Gato.


- ¿Un pinball? Las de la bola, con los botones a los lados...-
sugiere Gato-


- ¡Ésa, que tiene encima el cristal grande! Pues el tío se sentó y partió el cristal y se rajó to el culo.-
arruga la cara entera en un gesto de asco y continúa- Y se le veía la carne y la grasa - se vuelve al director- ¡la grasa blanca del culo, que era como un cerdo, como un jamón! y se dejó el culo partío de arriba a abajo y le hacía así la raja - junta la base de las palmas, por la muñeca, y palmetea con los dedos flojos, como imitando las dos mantas de carne gelatinosas entreabriéndose.- Y decía el tío que quería una indemnización. ¿PA QUÉ TE SUBES, SO GILIPOLLAS? Mira que el tío tonto...


- ¡Jajajaja! ¿Y no te acuerdas del alemán que quería que viniera el practicante?-
el director del hotel se vuelve a Gato- y se puso hecho un basilisco porque el practicante venía cuando le daba la gana, que había uno para todo el pueblo, y pegaba puñetazos en la recepción que tenían que venir a ponerle la inyección.


- Vaya. Entonces fue cuando yo llegué y el tío andaba dando voces aquí fuera, y le pregunté a él -
señala con un movimiento de cabeza al director del hotel - "¿Este tío a mí me conoce?" Y como a mí no me conocía, que no me había visto nunca, dije "Pues yo soy el practicante. Dadme la inyección ahora mismo que yo se la pongo". Y se la puse...¡¡CON UNA MALA LECHE...!! Ahora, el tío no dijo ni mu; se fue con su inyección puesta y el culo dolorío.


- Pero lo de los niños es demasiado. No se me olvida aquella vez que en el Marina, viene una entrada a las dos de la mañana. Estaba entonces el recepcionista aquél moro ¿Te acuerdas de Musa? Mira que era raro ese tío... por eso estaba de noche. Pues llega una entrada: " Los señores Smith, ¿Cuatro?" "Cuatro" Y era una pareja inglesa, con su bebé, sus maletas, su carrito, sus bártulos... Total, que los acompaña a la habitación ya está. Y en esto que a las cuatro y media de la mañana aparece una señora en un taxi, con una niña. Venía desde el aeropuerto. La niñita traía una mochilita con una tarjeta, que ponía "Ann Smith. Hotel Marina, Puerto de Pollensa". Lo que no te vas a creer, es que fueron a la habitación a llevarla con sus padres... ¡¡Y ESTABAN DURMIENDO!!


- ¿DURMIENDO?-
Gato flipa- Pero ¿¿¿Cómo tienes dos hijos, acuestas uno, y no de das cuenta de que te falta otro??? ¡¡Que es el 50% de tus hijos!!


- Eso puede pasar en las familias inglesas -
añade Darío- porque en una española no pasa. Los ingleses son muy modernos, y como una vez acuesta a los niños la madre, y otras el padre, pues no se dan cuenta. Aquí como a los niños siempre los acuesta la misma, la madre...

7 comentarios:

Zagloso dijo...

Yo he llegado a la conclusión que este tipo de conversaciones entre empleados hiperantiguos sólo tienen la finalidad de marcar terreno y hacer sentirse inferior al menos antiguo. Eso sí, siempre es utilísimo meterles en esas procelosas aguas cuando se les quiere camelar para algo.

Anómalo dijo...

Gato, eres como House.

dxzdhn

Gato dijo...

Zagloso, éstos se estaban divirtiendo... y yo soy una estupenda escuchadora de cuentos, me quedo embobada. Mientras no me cuenten la vida cotidiana de modo obsesivo "hoy me he levantado, he limpiado la casa, he ido al banco y a mí no me gustan las habichuelas", me va bien. Sobre todo las historias en color sepia.

Anómalo, yo ya he contado que estoy socialmente castrada porque no veo la tele; ¿qué es House que te hace pensar que soy como ella? Por curiosidad, vamos...

2:40 PM

Anómalo dijo...

Por los comentarios médicos, no por otra cosa. ¿No ha habido ningún huesped con lupus?

lhffhdaq

Misia dijo...

Mi padre tiene muchas historietas de esas, pero desde el siguiente paso: él les arregla las tripitas (tripotas, generalmente), les cose, se cabrea con ellos y les pone mala cara por caerse de balcones y eso. Mi padre sí que es el house mallorquín.

Perlita de Huelga dijo...

Jo, Gato, tienes que hacerles un blog a los del hotel. Tienen historias mil que contar!!!!

A mí las historietas de mmédicos y enfermeros me ponen malísima. El otro día estraba con un amigo de Mary Chirla que es enfermero que nos dice: "¿A que no sabeis que nos ha pasado hoy? Una paciente se nos ha tirado por el balcón y se le ha quedado la cara así, toda espachurrada..."
Casi vomito la tapa.

Gato dijo...

Nnnnno, lo del lupus no lo he oído...

Misia, mi padre contaba alguna de accidentes de tráfico... malditas urgencias.

Perli; no hay que ilustrárselo. Uno no tiene que pensar en la carne maltratada y esas cosas utilizando esa poderosísima imaginación. Bórralo.